Abordaje integral de la persona somatizadora

Accesibilidad para discapacitados

La somatización se presenta comúnmente en personas que tienen baja tolerancia a los cambios y que sufren con mayor intensidad el estrés y la frustración. La manera en que vivimos las situaciones y las emociones que estas desencadenan depende en gran medida de cómo hemos aprendido a reconocer y gestionar nuestros sentimientos.

Quienes saben expresar sus emociones y entender su origen manejan mejor las adversidades, evitando que el malestar emocional se transforme en síntomas físicos. En cambio, las personas con dificultades para tolerar el cambio y que acumulan estrés pueden traducir este malestar en problemas de salud, fenómeno conocido como somatización.

Estudios comparativos muestran que pacientes que han sufrido un infarto y que tienen una buena recuperación física, pueden volver a padecer otro si su personalidad no favorece una respuesta adaptativa ante la situación. La somatización puede incluso empeorar el curso de enfermedades ya existentes.

Reducir el estrés en la sociedad actual no es sencillo, debido al ritmo acelerado y la constante sobrecarga mental.

Sin embargo, algunas recomendaciones pueden ayudar: alejarse de personas tóxicas, dejar atrás problemas pasados, cuidar la salud emocional y, sobre todo, aprender a expresar lo que sentimos.

Un abordaje integral en la consultoría psicológica y terapias complementarias puede ofrecer herramientas para que la persona somatizadora recupere el equilibrio entre mente y cuerpo, favoreciendo su bienestar general.

La somatización se presenta comúnmente en personas que tienen baja tolerancia a los cambios y que sufren con mayor intensidad el estrés y la frustración. La manera en que vivimos las situaciones y las emociones que estas desencadenan depende en gran medida de cómo hemos aprendido a reconocer y gestionar nuestros sentimientos.

Quienes saben expresar sus emociones y entender su origen manejan mejor las adversidades, evitando que el malestar emocional se transforme en síntomas físicos. En cambio, las personas con dificultades para tolerar el cambio y que acumulan estrés pueden traducir este malestar en problemas de salud, fenómeno conocido como somatización.

Estudios comparativos muestran que pacientes que han sufrido un infarto y que tienen una buena recuperación física, pueden volver a padecer otro si su personalidad no favorece una respuesta adaptativa ante la situación. La somatización puede incluso empeorar el curso de enfermedades ya existentes.

Reducir el estrés en la sociedad actual no es sencillo, debido al ritmo acelerado y la constante sobrecarga mental. Sin embargo, algunas recomendaciones pueden ayudar: alejarse de personas tóxicas, dejar atrás problemas pasados, cuidar la salud emocional y, sobre todo, aprender a expresar lo que sentimos.

Un abordaje integral en la consultoría psicológica y terapias complementarias puede ofrecer herramientas para que la persona somatizadora recupere el equilibrio entre mente y cuerpo, favoreciendo su bienestar general.

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