Vinculo Terapeútico

– El vínculo terapéutico.

Una relación de ayuda profesional se establece cuando se alcanza la interacción e integración de dos motivaciones y seis condiciones. Las motivaciones provienen, en primer lugar del consultante desde la necesidad de recibir la ayuda para conectarse con el cambio y la transformación, el desarrollo personal, el empoderamiento de mayores autorrecursos y el necesario contacto con el ambiente.

En segundo lugar, la motivación proviene del profesional psicológico desde el deseo de brindar la ayuda que el consultante requiere desde la predisposición actitudinal y la formación profesional puesta al servir del otro. Formación imprescindible de actualizar. Respecto a las condiciones, se destaca que ambas personas, consultor consultante, entren en contacto. De parte del consultante es requisito que se encuentre en tu estado de incongruencia interna, de vulnerabilidad o angustia y que pueda percibir, aunque sea mínimamente, que el profesional de esta incongruencia interna y que experimente sentimientos de aceptación incondicional, empatía de su marco de referencia y escucha activa, estos tres factores empatía, aceptación positiva, incondicional y congruencia son imprescindibles para el ejercicio de la profesión, de no estar presentes estas tres actitudes básicas y no lograr establecerse en el vínculo terapéutico, ya sea por patologías, estructuras muy rígidas y/o dificultades en las percepciones, el proceso terapéutico desde el conselling no pueden llevarse a cabo.

En la psicología humanista, el vínculo terapéutico es fundamental y se considera una relación genuina entre el terapeuta y el paciente. Se basa en la creencia de que la relación es una herramienta clave para promover el crecimiento personal, la autoexploración y el bienestar emocional. Aquí te explico algunos aspectos clave del vínculo terapéutico en esta corriente:

  1. Autenticidad del terapeuta: En la terapia humanista, el terapeuta debe ser auténtico y verdadero consigo mismo. Esto significa que el profesional no se presenta como una figura distante o autoritaria, sino como alguien cercano y sincero. Esta autenticidad fomenta la confianza en la relación.
  2. Empatía: La empatía es esencial en este enfoque terapéutico. El terapeuta debe ser capaz de comprender profundamente las experiencias y emociones del paciente, poniéndose en su lugar sin juzgarlo. Este entendimiento profundo crea un ambiente seguro y de aceptación, que favorece el proceso terapéutico.
  3. Aceptación incondicional: El concepto de aceptación incondicional positiva, propuesto por Carl Rogers, es central en la psicoterapia humanista. El terapeuta acepta al paciente tal y como es, sin juicios. Esto permite que la persona se sienta aceptada y respetada, promoviendo un espacio donde pueda explorar su verdadero yo sin temor al rechazo.
  4. Responsabilidad y autodescubrimiento: En este tipo de terapia, el terapeuta fomenta la autoexploración y el autodescubrimiento del paciente. Se le anima a tomar responsabilidad por sus decisiones y su vida. A través de este proceso, la persona puede comprender mejor sus necesidades, deseos y sentimientos, lo que le permite avanzar hacia un mayor bienestar.
  5. Enfoque centrado en la persona: La psicoterapia humanista se caracteriza por un enfoque centrado en la persona, lo que significa que el paciente es visto como el experto de su propia vida. El terapeuta actúa más como un guía que como una figura autoritaria, y se enfoca en las fortalezas y los recursos del paciente para que pueda encontrar su propio camino hacia el cambio.

El vínculo terapéutico humanista se basa en una relación cercana, de respeto y confianza mutuos, donde se priorizan la autenticidad y la empatía. En este espacio, el paciente puede sentirse acompañado en su proceso de autodescubrimiento, lo cual es crucial para alcanzar un crecimiento personal y emocional profundo.

¡Claro! Aquí te dejo algunos puntos adicionales que podrían ser relevantes para comprender mejor el vínculo terapéutico desde la psicología humanista:

6. El enfoque holístico

El enfoque humanista en psicología tiende a ver a la persona como un ser integral, no solo como un conjunto de problemas o síntomas a resolver. Esto significa que el terapeuta no se limita a trabajar únicamente con los aspectos cognitivos o emocionales del paciente, sino que toma en cuenta el contexto global del individuo, sus necesidades, su historia de vida y sus valores. La persona es vista como un ser complejo y en constante evolución.

7. Cocreación del proceso terapéutico

En la terapia humanista, tanto el terapeuta como el paciente cocrean la relación terapéutica. Es decir, no se trata de que el terapeuta imponga su enfoque o soluciones al paciente, sino que ambos trabajan juntos para entender las preocupaciones, reflexionar sobre las experiencias y encontrar soluciones. Este proceso de colaboración es esencial porque refuerza el sentimiento de autonomía y control del paciente sobre su propio camino.

8. El papel de la congruencia emocional

La congruencia, otro concepto central en la psicología humanista (particularmente en la obra de Carl Rogers), se refiere a la coherencia entre los sentimientos, pensamientos y comportamientos del terapeuta. El terapeuta debe ser congruente, es decir, debe ser genuino y estar en sintonía consigo mismo para que el paciente pueda confiar en la relación. La congruencia se refleja en la forma en que el terapeuta se expresa y se comporta, promoviendo un espacio terapéutico auténtico.

9. El enfoque en el «aquí y ahora»

El proceso terapéutico humanista pone énfasis en el momento presente, en el «aquí y ahora». Esto significa que, en vez de centrarse únicamente en los problemas del pasado o las preocupaciones sobre el futuro, se invita al paciente a explorar y estar en contacto con sus emociones y pensamientos presentes. Esta conciencia del momento presente permite una mayor claridad y un mayor sentido de autoaceptación.

10. Empoderamiento del paciente

Una de las metas fundamentales de la psicología humanista es empoderar al paciente. Se cree que cada persona tiene el potencial para el crecimiento y la autorrealización, y la terapia humanista está diseñada para desbloquear ese potencial. A través de la relación terapéutica, el paciente se siente respaldado, pero también se le otorga el poder de tomar decisiones y afrontar la vida de manera más consciente y con mayor confianza.

11. Terapia como proceso de transformación personal

Finalmente, la psicología humanista entiende la terapia como un proceso transformador, no solo curativo. El trabajo terapéutico busca no solo aliviar el sufrimiento o superar obstáculos, sino también facilitar el crecimiento personal, el descubrimiento de uno mismo y la búsqueda de un propósito o sentido de vida más profundo. La terapia puede ser vista, entonces, como una experiencia de desarrollo personal continuo, más allá de la resolución de problemas puntuales.

En resumen, el vínculo terapéutico desde la perspectiva humanista se basa en la autenticidad, empatía, aceptación y colaboración mutua. Se considera que la relación entre terapeuta y paciente es el espacio donde ocurre el proceso de transformación y autodescubrimiento que permite que el individuo viva de manera más plena y auténtica.

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