CF – Lección III

En muchas familias existe algo de lo que no se puede o debe hablar. A veces porque se ha olvidado, pero también porque se encubre meticulosamente un secreto. Estos secretos salen a la luz en las constelaciones. El terapeuta tiene que estar alerta al respecto. Lo que sale a la luz es bueno y necesario para la solución de la constelación, no debemos ir más allá. No debemos investigar, buscar evidencias o hacer acusaciones. Esto haría más daño que bien para solucionar las implicaciones. Debemos respetar las razones que nuestros ancestros tuvieron para mantener el secreto, dejarlo descansar y olvidarlo. Para solucionar las implicaciones es únicamente necesario honrar los antepasados y observar que estas corresponden a sus destinos y sus vidas.

Un ejemplo:

Juana (28 años) tiene sentimientos de inferioridad. Dos años de terapia intensiva no han podido hacer un cambio significativo. En la constelación los representantes de su madre y su tío están al lado de la abuela, en el orden correcto. La madre es la primera. Ambos se sienten incómodos en sus lugares. Se les pregunta si están en el lugar correcto. Ambos responden negativamente.

Cuando se les pregunta que es lo que está sucediendo, la madre responde apuntando al espacio entre su madre y ella: “Aquí hace falta algo.” El terapeuta dice: “Vamos a hacer un experimento.”

Introduce a un nuevo representante en la constelación y le dice: “Tú eres un niño que ha sido olvidado o negado. Toma tu lugar.” La abuela reacciona inmediatamente, con miedo retira su mirada y dice: “Nadie lo debe saber.” La madre y su hermano (el tío de Juana) se sienten mejor y Juana se siente muy unida con el niño que se ha ocultado. Luego se observa que el niño probablemente ha sido abortado. La abuela se avergonzó mucho, se sintió muy culpable y nunca habló de ello. Es evidente que Juana se ha identificado con la culpabilidad y que forma la base de sus sentimientos de inferioridad. Después de la constelación se siente liberada y aliviada.

Si deseamos comportarnos con respeto, lo dejamos así, sin perturbar el pasado con fantasías, preguntas o investigaciones.

Wibe Veenbaas cree que es muy evidente cuando un cliente está en paz con su sistema de origen y toma a sus padres tal y como son. Está en sintonía con todo lo que ha vivido. Su entorno siente que está enraizado y desprende una luz de autenticidad y unidad habiéndose convertido en ‘parte del entorno’. Veenbas continúa escribiendo:

Los siguientes patrones son dañinos para el amor entre los padres y sus hijos:

· Los hijos rehúsan tomar a sus padres tal y como son.

· Los padres dan a sus hijos algo que es dañino y los hijos lo toman por lealtad.

· Los padres toman de sus hijos y los hijos están dispuestos a dar a sus padres.

Los hijos que rehúsan tomar a sus padres tal y como son, han dejado de hacer un movimiento hacia ellos, a veces como resultado de un divorcio, adopción o abandono en un hogar de niños.

Cuando se trata de maltrato o incesto, los padres dan a los hijos algo que les daña; los hijos por ser niños pueden únicamente soportarlo. A veces los hijos dan a sus padres y los padres toman de ellos; los papeles están invertidos. Se crea una abertura cuando el hijo aprende a dejar entrar a los padres y los padres asumen su papel de padres nuevamente. Entonces el orden se recupera.

Veenbaas dice que no solamente es importante tomar a los padres como son, sino que es esencial para los hijos que tomen a sus padres tal y como son. En el trabajo sistémico se hace justamente hincapié en ello en detalle. Lo importante es que el hijo – ya adulto – comprenda y experimente que debe aceptar a sus padres tal y como son.

Cuando un hijo acepta a sus padres como son, el amor de los padres puede fluir libremente hacia los hijos. El hijo tiene un papel activo en este proceso de amor.

Un hijo no puede darle o quitarle algo a sus padres. Es importante que él se dé cuenta de que sus padres son los mejores y los únicos para él. Únicamente entonces el hijo puede tomar completamente la vida tal y como se le ha dado. La cuestión para el hijo es no ver críticamente lo que le ha sido dado o no dado por sus padres, sino tomarlo. Tomar la vida honrando a sus padres.

La testarudez hace que a veces un cliente rehúse honrar a sus padres, hacer una reverencia ante ellos. Si en realidad no acepta lo que son, continuará necesitando más de lo que no tiene. La carencia continúa existiendo internamente.

La aceptación de los padres como son, no se hace para hacerles un favor sino para darle una oportunidad al hijo de tomar la vida en su totalidad. Cuando un hijo toma la vida como es, entra en sintonía con el mundo, con su origen y con la enorme fuerza de la vida misma.

En el hijo los padres se unen. El hijo no puede vivir una vida completa cuando rehúsa a una parte de sus padres. A veces los hijos temen tomar a los padres.

El terapeuta puede sentir el pánico que tienen durante la constelación. Los hijos rehúsan aceptar a los padres por el miedo a su adicción, a su locura, a su depresión o a sus traumas. Pero justamente al aceptar a los padres de una manera selectiva es cuando se corre el riesgo de adoptar lo que internamente rechazan.

Cuando un hijo se comporta como el juez de sus padres, instala en sí mismo el patrón de persecución.

En la constelación el cliente le puede decir a sus padres:

‘Vosotros sois los únicos justos para mí.’

‘Yo tomo la vida tal y como la he recibido.’

‘Yo los tomo como mis padres, tal y como vosotros sois.’

‘Es exactamente lo bueno.’

‘Yo soy vuestro hijo.’

‘Vosotros podéis tomarme como vuestro hijo.’

‘Exactamente como soy.’

De acuerdo con Veenbaas el punto de partida para el terapeuta debe ser que no existen mejores padres que los padres que el cliente tiene. El terapeuta que respeta el origen del cliente no puede trabajar basado en una queja. Con el reproche el cliente se alinea con la carencia y no con el amor, la atención y la dedicación que ha recibido. El sentimiento básico es no hay nunca suficiente. La solución está más allá de la queja. Al empezar la constelación, el terapeuta debe notar que la pregunta esté enfocada al futuro. Una pregunta esencial apunta hacia una solución a un nivel profundo: la recuperación del vínculo.

Es importante que el cliente experimente que sus padres y abuelos le apoyan; esto le dará fuerza y el sentimiento de estar enraizado. El terapeuta que puede ver detrás del cliente a los padres y también a los abuelos, le percibe desde sus raíces. De esta manera se hace evidente la grandeza que envuelve al cliente y observamos una imagen completa. Al honrar a los padres y a los abuelos el terapeuta va más allá del cliente hasta llegar a los principios de padre y madre.

Los hijos, de una manera natural, tratan de moverse en dirección a los padres. Esto significa que buscan contacto con los ojos, extienden sus manos hacia ellos para ser acariciados o ser tomados en brazos, están abiertos para entrar en contacto con ellos. Su confianza en el adulto no tiene limites. Los niños también necesitan confirmación de sus sentimientos y la protección de los padres.

Movimiento interrumpido significa que el niño no se dirige hacia el padre para obtener lo que necesita. Ha perdido la confianza básica en que el padre estará allí para darle lo que él necesita. El movimiento interrumpido es la consecuencia de experiencias traumáticas como un parto difícil o un ingreso en el hospital por lo que el contacto padre-hijo se interrumpió. Después de tal experiencia, la confianza en el padre debe ser recuperada.

Cuando los niños experimentan que los padres no tienen ‘alimento’ para ellos, por ejemplo, cuando se sienten descuidados, dejan de dirigirse a los padres.

Si los niños experimentan muchas veces que los padres están ausentes emocionalmente, lo que pueden notar a través del contacto con los ojos, no piden más lo que necesitan, retiran el contacto.

Visto a partir del orden sistémico los padres deben dar y los hijos tomar. Cuando el pedir del niño a los padres se interrumpe, se perturba este orden.

Un niño rompe el contacto con sus padres no porque lo quiera, sino porque lo asocia con una experiencia traumática y tiene una profunda desconfianza. Permitir nuevamente el contacto con los padres; es reparar el vínculo con la vida.

El terapeuta une la reparación del contacto con el momento de la interrupción en la niñez. La meta de entonces – el deseo de contacto – debe salir a la superficie. Es el niño de aquel entonces que desea ir hacia la madre y al mismo tiempo desea la madre de aquel entonces.

En el trabajo sistémico se puede trabajar de diversas maneras para reparar el movimiento Interrumpido:

• En la constelación el cliente se coloca enfrente de sus padres en la posición de hijo y les dice: “Por favor, abrazadme” y extiende sus brazos hacia ellos. La vida se constela simbólicamente, para que el cliente se haga consciente de su posición con respecto a la vida y pueda nuevamente conectarse con ella. El cliente puede experimentar lo que realmente significa abrirse a la vida.

• El terapeuta trabaja en una sesión separadamente con el cliente y utiliza generalmente la técnica conocida como ‘bonding’. Abraza al cliente fuertemente mientras este respira profundamente y le mira a los ojos. Este mirar – donde el cliente nuevamente como niño mira a los ojos al padre – es esencial para reparar el contacto al igual que el abrazo. Lo que se trata de conseguir con el ‘bonding’ es que la parte de niño del cliente aprenda a tomar nuevamente la vida. Bonding puede ser también una parte de la constelación. El cliente adulto, que en la realidad es independiente de sus padres para encontrar sentido a su vida, es emocionalmente dependiente de ellos para tomar la vida. Es importante que sea consciente de su independencia – al contrario del niño de aquel entonces. Entonces puede decidir nuevamente avanzar y tomar la vida tal y como es.

También un padre puede tomar parte en la reparación del acercamiento con un hijo si este rehúsa el contacto con él. En lugar de un acercamiento físico, los padres pueden formar una imagen de ellos mismos como padre o madre de aquel entonces junto con el hijo de entonces. Esta imagen se puede repetir muchas veces, por ejemplo, siempre a la hora de dormir. Este movimiento interno del padre tiene efecto en el alma del hijo.

Dentro del trabajo sistémico el acercamiento se hace de diferentes maneras. El cliente hace contacto con los ojos del padre y al mismo tiempo un gesto de acercamiento con las manos abiertas.

Los padres que pierden a su pareja debido a la muerte prematura tratan con toda su fuerza de sustituir al progenitor que fallece. Tratan de ser padre y madre al mismo tiempo por el amor a los hijos y esta es una tarea imposible de hacer. Para el hijo es importante mantener una relación con el progenitor que ha fallecido. Esto se hace muy difícil cuando el progenitor que sobrevive trata de llenar el vacío que deja el que fallece.

Para un hijo de padres divorciados es muy importante que el progenitor que le cuida sea respetuoso con el otro. Únicamente entonces el hijo tiene la oportunidad de tomar a ambos padres completamente.

Si un padre no se respeta o inclusive se rechaza, al hijo no le queda otra opción que ser solidario con él. Al fin y al cabo es una parte inseparable de ambos. El hijo que escoge a la madre a nivel consciente, se identifica a nivel inconsciente con su padre porque no puede otra cosa. No puede ni quiere abandonar el 50 por ciento de sí mismo.

Cuando los padres no resuelven sus conflictos, estos terminan en los hijos. Entonces se ven las peleas entre hermanos y hermanas porque un hijo vive de acuerdo a lo que dice un padre y el otro hijo no puede debido a la lealtad al otro padre.

Los hijos adoptivos y de crianza tienen que darles un lugar a sus padres biológicos dentro del vínculo con sus ‘nuevos padres’ nuevamente. Los sentimientos iniciales de ira y de dolor, además del sentimiento de haber sido abandonados, deben de ser incluidos en este proceso. Sólo al reconocer a los padres biológicos los hijos adoptivos pueden tomar realmente el vínculo con la vida.

Una condición esencial para que la adopción tenga éxito es que los ‘nuevos’ padres sean conscientes del lugar que ocuparon y siempre ocupan los padres biológicos. El niño le debe a ellos su vida.

La adopción es una gran intervención en el orden entre padres e hijos. Sea cual sea la razón para la adopción – abandono, maltrato, abuso sexual – los padres adoptivos no pueden comportarse como jueces de los padres biológicos.

El amor es la única base entre los padres adoptivos y biológicos ya que el niño está unido por medio de una enorme lealtad a sus padres biológicos. Si se trata de abusos físicos o sexuales, el vínculo es aún más fuerte. El hijo se siente unido con sus padres como un eslabón en una cadena.

De acuerdo a Wibe Veenbaas los hijos tienen que tomar el lugar de los padres para poder sobrevivir en su sistema familiar. Este desplazamiento en el orden familiar debe ser temporal para que el hijo pueda mirar después a su padre como tal.

El reemplazar a un padre puede ser una medida de emergencia que el hijo puede llevar por un tiempo, pero es insuficiente para el resto de su vida. Debido al cambio en el orden familiar, el hijo pierde su posición como hijo. Sólo cuando el padre está de nuevo en su lugar y el hijo en el lugar de hijo, el orden dentro del sistema se recupera.

Cuando un hijo se siente responsable de los actos de sus padres no está en su lugar. Por ejemplo, cuando ya adulto dice: “Yo he sido procreado accidentalmente, mis padres tuvieron que casarse para que yo naciera.” Esta responsabilidad es únicamente de los padres ya que ellos fueron los que hicieron esa elección.

Cuando se hace una violación en el orden entre padres e hijos, como es el caso del incesto o abuso, el hijo se hace a menudo cargo de las consecuencias y de la culpa con lo que exonera al progenitor responsable.

El hijo piensa inconscientemente que de esta manera puede recuperar el equilibrio en la familia y lo hace por amor. El hijo no puede ser juez de sus padres, no los puede juzgar. El hijo que hace de juez ante sus padres pierde su lugar como hijo.

Es importante que el orden natural del hijo en relación con sus padres se corrija internamente. Es la única manera de disolver la implicación. El hijo debe tomar nuevamente su lugar. En la constelación le puede decir a sus padres: “Lo he hecho por vosotros, era malo para mí y dejo las consecuencias con vosotros. Yo haré algo bueno con mi vida, a pesar de lo que sucedió.”

Cuando se trata de incesto o abuso no se soluciona nada cuando el cliente o el terapeuta señalan a un culpable. Es absolutamente claro que la responsabilidad es del adulto. Preguntarse el porqué alguien de la familia hace o no hace algo, es una pregunta a nivel consciente, mientras que aquí se trata de procesos inconscientes dentro de la dinámica del sistema.

Para el cliente se trata de tomar nuevamente su lugar como hijo y recuperar el orden del sistema, dejando atrás la posición de juez de sus padres. El usar las palabras correctas en la constelación es sumamente importante. Pequeñas diferencias en el tono, la manera de hablar o la postura determina si el hijo está en el lugar que le corresponde como hijo. Cuando un cliente no puede dejar con los padres lo que a ellos les pertenece, gana su derecho de acuerdo a su moral, pero pierde su lugar como hijo.

Cualquier tipo de pregunta de un hijo en referencia a culpabilidad o intimidad de sus padres es arrogancia. Cuando un progenitor toma a su hijo en confianza y comparte sus problemas con él, siempre tiene como consecuencia para el hijo la pérdida de su lugar. Cuando uno de los padres habla mal del otro padre, el hijo se siente culpable, especialmente cuando trata de investigar si lo que ha oído es verdad.

Para el hijo sólo hay una solución: debe tomar distancia. Debe olvidarse espiritualmente de lo que ha oído ya que no le corresponde. El propósito del olvido es que el hijo pueda tomar nuevamente su lugar de hijo. Es el único lugar que el hijo necesita para poder vivir su vida.

La autoridad de los padres era algo muy claro en las generaciones anteriores, había una demarcación muy evidente entre los padres y los hijos. Debido a esta demarcación exterior el hijo tenía respeto por sus padres. Hoy en día la relación entre los padres e hijos es de otra manera. Hay menos separación y más espontaneidad, pero dentro de este espacio debe continuar existiendo la demarcación entre los padres y los hijos.

Cuando los padres se convierten en amigos de sus hijos, el hijo pierde, a un nivel más profundo, a sus padres.

Cuando el cliente les dice a sus padres en la constelación: “Vosotros sois los grandes, yo soy el pequeño” la frase tiene un efecto muy profundo. Repitiéndose esto a menudo internamente después de la constelación le aporta a la frase cada vez un significado más profundo.

Wibe Veenbaas postula que la sexualidad está en primer lugar unida a la procreación y a la paternidad. Esto es aplicable también en la actualidad a las relaciones. Por esto cuando se pierde la paternidad por un aborto espontáneo o provocado, o por infertilidad, la relación corre peligro.

Un aborto es un ejemplo extremo de una situación en la que el hijo da y los padres toman. La decisión de abortar es la responsabilidad de ambos padres, aunque la posición de la mujer es diferente a la del hombre. El aborto pone a la pareja bajo una enorme presión. Emocionalmente deben empezar una nueva relación en la que la decisión de abortar, la culpa y la tristeza tienen un lugar. La mujer está a menudo a un nivel profundo muy herida porque ha actuado contra su principio de dar vida. Si su pareja no reconoce esto, se crea una gran distancia entre ellos. Ambos deben honran la vida que no pudo germinar y darle un lugar dentro del sistema.

Los abortos espontáneos pertenecen al destino, dentro del trabajo sistémico. Cuando los padres toman conciencia y se acostumbran a la idea de una nueva vida, el niño que aún no ha nacido ya forma parte del sistema. El significado y los sentimientos alrededor de este embarazo que no llegó a su buen fin pueden ser muy diferentes. Estos ayudan a determinar en la constelación si el niño debe ocupar el lugar que le corresponde en la posición de los hijos.

La infertilidad descarta la posibilidad de una paternidad natural. Esto significa que la pareja que desea tener un hijo, debe hacer nuevamente una elección consciente para continuar la relación. Es importante que la persona que es infértil le dé a conocer a su pareja que también en esta situación es libre de escoger. Él dice: “Yo sé que te puedes marchar. Gracias por quedarte. Yo te quiero.” El otro puede decir: “Yo me quedo contigo, aunque tenía la intención de marcharme.”

Wibe Veenbaas expone que los hijos siempre deben volver a su hogar. Puede ser que dure años antes que un cliente que le ha dado la espalda a su casa natal regrese a ella. Todo tiene su propio tiempo. Con frecuencia nos ponemos máscaras para protegernos y nos distanciamos de nuestros sentimientos y del dolor de nuestra infancia. Nos protegemos con ellas en las nuevas relaciones.

La máscara es una casa imaginaria. Puede llevarse mucho tiempo pero el movimiento interno requiere que se quite y se regrese a casa.

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Vamos al repaso de la Relación padres-hijos

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