Terapia Familiar Sistémica según Dorys Ortiz Granja
El proceso terapéutico pasa por tres fases: la formación del Sistema Terapéutico, el Proceso Terapéutico en sí mismo y la evaluación y cierre.
La apertura, la primera fase o la formación del Sistema Terapéutico
Mucho de lo que sucederá en un proceso terapéutico se juega en los primeros minutos de una consulta: la forma en que entramos en relación, nuestra capacidad de dar confianza, la contención y acogida que el mundo nos ofrece, nuestra forma de posicionarnos y adaptarnos a lo que el mundo nos da… la formación del sistema terapéutico
si finalmente, terapeuta y familia llegan a encontrarse, este encuentro pasa por algunos momentos, cuya descripción viene a continuación.
La llamada telefónica:
se pueden experimentar muchas emociones en este primer encuentro: ansiedad, temor, expectativa e incertidumbre, sin saber muy bien lo que va a suceder, pero también muchas esperanzas de que todo vaya bien. Generalmente, en este primer contacto existen algunos datos que se deben ubicar: el nombre de la persona que consulta, si es para sí misma o para alguien más, el problema que lleva a la persona a pedir la consulta y un número de teléfono para poder ponerse en contacto en caso necesario y luego se fija la fecha para un primer encuentro.
Si la persona que llama sostiene que se trata de una consulta de pareja, se pide información sobre el acuerdo existente o no, en la pareja, para una consulta.
Si se trata de un pedido de atención para un adolescente o un niño, de cualquier género, se pide información sobre si él o ella ha recibido información sobre el encuentro y su opinión sobre el mismo
En el caso de un niño, generalmente se solicita que los padres le expliquen la situación y que emita algún criterio sobre el tema
En todas estas situaciones, se plantea un proceso de definición, tanto del contexto (quiénes estarán implicados en el proceso), como de la relación (qué tipo de relación establece el terapeuta con cada uno de los consultantes).
A los datos iniciales que se han recogido, se añade la información sobre la modalidad de trabajo, como por ejemplo, el número de consultas, el tiempo de cada una de ellas y los honorarios. Este primer contacto generalmente termina con un acuerdo para una primera entrevista, fijada para un momento posterior; pero, también suele suceder que la persona solo solicita información sobre el trabajo terapéutico y la llamada se termina con una mención a una llamada posterior, que no ocurre.
existen ciertos elementos que se deben tomar en cuenta
Entre los principales se menciona: el análisis del contexto, el encuadre, el análisis de la demanda y la redefinición de la relación, el contrato terapéutico y todo esto matizado por la relación terapéutica.
El Contexto de Intervención
Conocer el contexto permite evitar “deslizamientos”, que se pueden volver difíciles de manejar
Por lo tanto, el contexto, no solo se refiere a los aspectos físicos (lugar, cosas que allí se encuentra), sino también a la situación interaccional en la cual se emite un mensaje, cuyo significado variará de manera directa cuando cambie dicha situación interaccional. Entonces, un contexto posee ciertas características que ayudan a entender el marco en el cual se realizarán las interacciones. Además, de descifrar estas marcas de contexto, los seres humanos, también pueden distinguir las “marcas de contexto del contexto”; es decir que pueden comprender marcas del “metacontexto.
Para entender lo que sucede en una interacción determinada, es importante entonces definir las marcas de dicho contexto y hacerlas respetar a lo largo del tiempo.
De todos los elementos revisados hasta este momento, se deduce la importancia de marcar un contexto como terapéutico; es decir, un contexto en donde las palabras tengan un valor terapéutico, entendido como “procesamiento de la historia de la persona que consulta y construcción de alternativas más saludables para su vida”,
Clasificación de los contextos
Coletti habla de dos tipos: los contextos profesionales de cambio y los contextos de colaboración. Se denomina contexto profesional de cambio al marco que se establece entre cliente y profesional que permite dar significado a una serie de intercambios comunicacionales, orientados a introducir el cambio en el cliente.
Si tal acuerdo o negociación es insatisfactorio o confuso para una de las partes, puede producirse el fenómeno de deslizamiento de contexto descrito.
Los contextos profesionales de cambio se pueden dividir en seis categorías: asistencial, de consulta, terapéutico, de evaluación, de control e informativo. Siguiendo a Coletti, se dan algunos elementos que caracterizan a cada uno ellos:
Contexto asistencial: Éste es el más frecuente, adjudica una posición “up” al profesional y una posición “down” al cliente
Este tipo de contexto puede ser una primera opción al iniciar una relación, ya que presenta la ventaja de colocar al profesional en una posición segura, que favorece la comprensión del cliente, manteniendo al mismo tiempo el respeto hacia su capacidad de decisión sobre su propio futuro
Contexto de consulta:
Muchas de las reuniones que se realizan son de tipo consulta, ya que las personas desean soluciones rápidas para sus problemas; además, una gran mayoría no tiene los recursos económicos necesarios para sostener un proceso terapéutico a largo plazo
Contexto Terapéutico: Este contexto es adecuado para trabajar con crisis estructurales.
Comienza con la elaboración de un contrato terapéutico
es necesario “verificar” continuamente la presencia de este contexto, para redefinirlo si es necesario, cuando se perciba un deslizamiento del mismo.
Contexto de evaluación: Se asemeja a un examen.
Este tipo de contexto plantea una posición difícil para el profesional, puesto que, por un lado, debe entender al cliente, demostrándole empatía y, por otro lado, debe respetar normas, reglas, a menudo legalmente definidas.
Contexto de control: Se asemeja a un juicio. Es un contexto que todos temen, profesional y cliente
Se asemeja al contexto de evaluación, pero existen varias diferencias fundamentales. Una de ellas se refiere a las consecuencias legales que la persona tiene que enfrentar cuando está dentro de este contexto
Rara vez, un psicoterapeuta trabaja en un contexto de control, y cuando lo hace, su rol cambia de psicoterapeuta a “perito”, en cuya calidad debe realizar la evaluación de un cliente, entregar un informe,
Contexto Informativo: Se refiere a intervenciones grupales con un objetivo claro, que reúne a individuos que están atravesando una crisis de crecimiento vital.
Las personas tienen la oportunidad de compartir información
Este tipo de contexto presenta dos ventajas todos los miembros del grupo
tiene el impacto de “normalizar” la situación que están viviendo y al permitir un trabajo grupal, es muy económico, ya que se puede acceder a un gran número de personas con una pequeña inversión.
Los psicoterapeutas se mueven entre diversos contextos y cada uno de ellos plantea diversas dificultades y potencialidades. Lo importante es darse cuenta de manera muy clara, en qué clase de contexto se está; esto evitará confusiones, malentendidos y deslizamientos.
Para concluir con el tema del contexto, es importante mencionar que los diferentes autores coinciden en señalar algunos elementos característicos del contexto, entre los cuales se mencionan:
1. Un lugar, un tiempo determinado; es decir, el contexto tiene condicionamientos espacio-temporales definidos.
2. Una situación interaccional que implica a dos o más personas que realizan un intercambio.
3. Las personas asumen roles y comunicaciones vinculadas al contexto,
4. El contexto tiene una finalidad, es decir, en su interior, las personas se reúnen con un propósito: terapéutico en el caso de este contexto, pero también puede ser educativo, de control, etc.
5. El contexto establece ciertos límites en la interacción, lo cual permite entender que no se puede hacer todo.
El Encuadre
un paso necesario para empezar un proceso terapéutico, es establecer el encuadre, el cual delimita el espacio y determina el tipo de contexto en donde el terapeuta y el consultante van a desenvolverse el lugar, la frecuencia y la duración de las consultas.
De cierta manera, el marco define un campo de fuerza al cual se someten tanto el terapeuta como el paciente.
Este marco es asimilable al contexto, en el sentido que marca o delimita un espacio al interior del cual se establece la relación terapéutica. Este marco tiene dos funciones: una tópica y otra dinámica.
Entendemos por “tópico”, el conjunto de parámetros espacio temporales fijos de un proceso terapéutico. Neutralidad y constancia de lugares, frecuencia de consultas, horarios, duración, posición de las sillas, etc. Estos parámetros son los más constantes y casi “inmutables” una vez que el proceso comienza, en la medida en que no son cuestionados y ni siquiera son mencionados.
Sin embargo, la función más importante del marco, se refiere al aspecto dinámico, que implica la relación que se establece con los consultantes, estudiantes, supervisados, etc. La función dinámica es indisociable de la función tópica, en que el campo terapéutico se ve delimitado como tal en relación con el campo sociocultural.
El encuadre, que marca el establecimiento del marco terapéutico, generalmente se lo plantea al inicio o durante el transcurso del primer encuentro y se lo vuelve a plantear cuando existen cambios, como mencionó anteriormente. Para plantearlo, se deben considerar algunos elementos:
1. Presentación de todos los presentes, empezando por el terapeuta.
2. Planteamiento del encuadre: mencionar el lugar, si hay cámara de Gesell, si hay equipos para grabar.
3. El objetivo de la reunión.
4. Un pequeño resumen de cómo llegaron al momento actual.
5. La cuestión de la confidencialidad.
6. Variaciones de acuerdo al objetivo: formación, supervisión, etc.
El análisis de la demanda
Es un tema básico y fundamental para comprender el desenvolvimiento de un proceso terapéutico.
La reflexión alrededor de la demanda se elabora en el primer encuentro con un individuo o una familia, cualquiera que sea el contexto
La demanda de plantea que antes de escuchar la queja hay reglas importantes a deducir de los primeros datos que uno recoge.
Esto es lo que comúnmente se conoce como la “puerta de entrada” al sistema familiar. Respetar el área que la familia ha escogido para hablar, significa respetar a la familia en sus elecciones. Después de detenerse un momento en la comprensión de esta elección, se puede construir un vínculo o “tender un puente” entre el área escogida por la familia y el área relacional que se trabaja como terapeuta familiar sistémico.
El síntoma:
Se trata primero de respetar el mensaje implícito contenido en el síntoma
Así como el lugar escogido señala el área en la cual la familia quiere enfrentar sus problemas, el síntoma también es otra área privilegiada, a través de la cual, la familia da mensajes sobre lo que sucede dentro de ella. El síntoma en este sentido, es una pista para entender lo que sucede en la familia y su modo de funcionar asumiendo plenamente la responsabilidad de escuchar, con gran sensibilidad, lo que cada miembro dice sobre sí mismo, sobre los demás y las relaciones que los unen.
Miembro(s) presente(s), ausente(s): Una vez más, tendremos el cuidado de comprender mejor el mensaje dado por la presencia o la ausencia de los miembros de la familia y esto desde la primera entrevista.
Esto es capital dentro del enfoque sistémico, porque éste trabaja por excelencia las relaciones, pero en el sentido más amplio de la palabra: las relaciones entre personas, entre grupos, con la naturaleza, pero también las relaciones entre elementos más abstractos como el pasado, el presente y el futuro; el cuerpo, la psiquis y el espíritu, etc. Esto, además, tiene la ventaja que introduce a todos, desde el inicio, en un proceso, en el cual todos los elementos son importantes.
La cuestión del referente: El hecho de ser enviado y de no venir espontáneamente siempre debe ser tomado en consideración,
. Es decir que acepta que haya una mano por encima de él, sea del médico o de un asistente social, de un juez, etc., y cuando pasa inmediatamente al análisis de la queja, ejecuta la orden con una mano que habitualmente él, más bien borraría.
. Si el terapeuta acepta de manera lineal la demanda del referente y pasa en seguida al análisis de la queja, se sitúa como ejecutante del remitente.
Proceso lineal en la referencia:
Desde la primera entrevista es necesario triangular, es decir, no ponerse como ejecutante del referente, sino crear un espacio “intermedio”, un espacio propio, para sí mismo en primer lugar y para la familia después, tratando de comprender lo que la referencia ha significado para la familia y para cada uno de los miembros
Esta triangulación no siempre es fácil, sobretodo, cuando uno se encuentra en una relación obligada respecto al referente, cuando es un juez quien ordena que se vea en consulta a una familia, o cuando es el jefe del servicio quien envía a la trabajadora social
Se crea también un proceso circular, en el que aparece el espacio intermedio necesario para llevar a cabo un proceso terapéutico, como lo muestra la siguiente figura.
Proceso circular en la referencia Cuando se comprende la importancia de este análisis y la forma de hacerlo, es posible plantear la relación de otra manera con los consultantes.
A continuación, se describen algunas preguntas que orientan este proceso y que permiten comenzar el análisis de la demanda
Para la historia de la referencia, se pueden plantear algunas preguntas tales como: ¿quién le envío acá?, cuando lo enviaron, ¿qué le dijeron para hacerlo? (estas dos primeras preguntas introducen la entrevista en el proceso total de la intervención), ¿usted qué opina sobre el hecho de que le hayan enviado acá (para ver la motivación)?
Cuándo se entra en el análisis de la demanda específicamente, existen otras preguntas que pueden orientar la entrevista: ¿qué expectativas tiene de esta entrevista?, ¿qué cree usted que podemos hablar en este espacio?, ¿en qué desean que los ayude? Estas preguntas deben plantearse a todos y cada uno de los miembros de la familia presentes, y si no están allí, mediante preguntas circulares, se van a plantear a los miembros ausentes, lo cual contribuye a obtener información interesante sobre las ideas, motivaciones que llevan a una persona a un proceso terapéutico,
De manera coloquial y sin querer ser ofensivos, se dice comúnmente, que la queja es el “paquete” que la persona lleva al terapeuta
Este proceso permite construir ese espacio intermedio de intervención del cual se hablaba anteriormente, y cuando se logra hacerlo, existen ya efectos terapéuticos, puesto que, en el contexto de la intervención, todos los implicados se sienten responsables de una parte del “paquete”.
Aun cuando quizá no sea visible en un primer momento, el análisis de la demanda plantea una redefinición del rol profesional, lo cual tendrá consecuencias, ya que, en el momento en que se empieza a devolver a cada uno sus responsabilidades, a no aceptar más paquetes, que antes se los cargaba con gusto, existirán muchas reacciones.
La definición de la relación
Toda comunicación y, por lo mismo, toda interacción implica inevitablemente la definición de la relación entre los participantes.
La definición de la relación se juega continuamente en todos los intercambios verbales que los seres humanos tienen;
En el caso de una relación, los teóricos de la comunicación humana sostienen que ésta puede definirse de una de las dos maneras siguientes: de forma complementaria o de forma simétrica.
Una definición complementaria de la relación implica el hecho de que uno de los miembros de la relación acepta la comunicación tanto a nivel analógico como a nivel digital, que el otro miembro de la relación da.
. En una definición simétrica cada uno reafirma su posición frente al otro o redefine su relación de manera continua.
El riesgo es la ruptura de la relación. La tarea prioritaria del profesional es la de definir en primer lugar la relación definiéndose, clarificando su propia competencia y su propia disponibilidad, especificando el marco de la intervención, declarando explícitamente lo que él no sabe, no puede o no tiene la intención de hacer. Su tarea número dos es establecer las modalidades a través de las cuales él podrá estructurar la comunicación para que sea recibida y persista en el tiempo.
El objetivo de la redefinición es el de trastornar los esquemas de comunicación entre los subsistemas, de volver la conservación imposible y de llegar a producir una transformación suficientemente estable de la red relacional y de los valores que la sostienen. El terapeuta debe, desde la primera sesión, redefinir las relaciones en el subsistema familiar
El contrato terapéutico Implica explicitar, de la manera más clara posible, las condiciones en las cuales se realizará el proceso terapéutico. Este contrato incluye los siguientes puntos:
El número de sesiones si se trata de un contrato cerrado o de un contrato abierto, en el que el número de sesiones está determinado por el avance en el proceso.
La frecuencia: implica definir cada qué tiempo serán los encuentros terapeuta-cliente. Por lo regular, se plantea una reunión cada quince días.
A diferencia de otras corrientes psicoterapéuticas, la separación entre citas nunca es inferior a una semana.
El horario: generalmente hay que prever una hora para una cita individual y una hora y cuarto a hora y media para una cita de pareja o de familia, y de dos horas para cuando se trabaja con equipo.
El costo:
El tipo de sesión: implica determinar si las sesiones serán individuales, de pareja, o de familia
De la misma manera, se especifica si se trabaja en co-terapia, es decir con un colega o con equipo terapéutico.
Hasta aquí se han revisado los elementos técnicos de una primera entrevista, que ayudan a iniciar el proceso de terapia. Sin embargo, todos estos elementos pierden su utilidad si no se basan en la construcción de una relación al interior del marco terapéutico.
Al finalizar el tema anterior, se llegaba al contrato terapéutico. Entonces, el terapeuta está en un momento en el que se ha definido lo que la familia desea alcanzar en el proceso y la forma en que se la ayudará a ello.
¿Qué viene a continuación?
En primer lugar, toda la tarea de comprender de mejor manera lo que sucede en la familia y para esto ayuda el tema de la evaluación y diagnóstico familiar.
En segundo lugar, toda la construcción de alternativas para las dificultades que la familia lleva a consulta y que se logra a través de la formulación de hipótesis y la aplicación de técnicas.
El detalle de estos elementos viene a continuación:
La evaluación y diagnóstico familiar:
En sistémica, se entiende el “diagnóstico” como un elemento que da pistas sobre las cuales el terapeuta trabajará durante el proceso, pero no es un elemento “estático y fijo”, como lo sería un diagnóstico tradicional.
El modelo sistémico toma en cuenta algunas variables pero, de ninguna manera, lo que se obtenga de resultado será todo el sistema.
Lo que viene a continuación, entonces, es una recopilación de varios elementos
Pensando en la familia de esta forma, existen tres ejes para realizar una evaluación del sistema familiar: la estructura, el funcionamiento y la evolución.
La estructura de un sistema
Se considera a la estructura como el conjunto de individuos y sus interrelaciones que constituyen un sistema, en este caso, la familia. Esta organización diferenciada se construye alrededor de dos realidades biológicas esenciales: el sexo y la edad. Esto establece una jerarquía al interior de la familia.
Además, forman parte de la estructura, otros elementos como son los subsistemas, los límites o fronteras, la jerarquía y el manejo del poder, las reglas y los roles y funciones al interior del sistema.
Los subsistemas: Cada sistema está constituido por otros elementos más pequeños, conocidos como subsistemas y, a la vez, cada sistema forma parte de sistemas más amplios conocidos como suprasistemas. Por esta razón, a un sistema también se le da el nombre de holón,
Esta relación se representa en la siguiente figura.
Las técnicas
Las técnicas que se utilizan en el enfoque sistémico, son muy variadas y provienen de muchas fuentes.
Las técnicas no eliminan… o más bien, no deben eliminar la oportunidad de construir la relación.
Técnica y relación van de la mano.
Es, durante el proceso terapéutico, que se utilizan diversas técnicas para construir algo nuevo con la familia y, utilizando estas herramientas, llenar ese espacio intermedio, del cual se ha hablado al describir el análisis de la demanda.
Ventajas: estas herramientas tienen algunas ventajas en su utilización:
1. Introducen un elemento lúdico en el espacio de intervención, lo cual permite que muchas personas descubran o re-descubran al niño o a la niña que todas las personas llevan dentro.
2. contribuye a que la familia tenga una nueva perspectiva de la problemática que está viviendo
3. Cada uno de estos objetos puede considerarse como un tercero en el proceso.
4. La característica anterior contribuye a la circularidad del proceso
La siguiente figura, muestra esta posición privilegiada de los objetos flotantes como terceros.
Objetos flotantes: llenan el espacio de intervención y permanecen en él…
introduce una perspectiva temporal en su utilización
La técnica de la técnica: Para utilizar cada una de estas técnicas, se plantean tres momentos… no son inamovibles… son las grandes líneas de la intervención.
inducción, ejecución y cierre.
La inducción: el terapeuta la plantea a la persona, a la familia o al grupo con el cual está trabajando. Para esto, se explica la técnica y su objetivo y se pide la colaboración de las personas
La realización: luego de haber obtenido el acuerdo de las personas sobre la ejecución de la técnica, se la realiza.
- El comentario final: esta parte implica realizar una síntesis del proceso llevado a cabo durante la aplicación de la técnica, que permita la integración de lo vivido y la reflexión sobre los elementos que han surgido durante el trabajo específico.
La siguiente figura indica estos tres momentos, como parte de todo el proceso de intervención o de psicoterapia.
Aplicación de técnicas Según lo muestra la figura, la aplicación de la técnica es un momento durante el proceso terapéutico o de intervención. Por lo tanto, su ejecución está íntimamente relacionada con el proceso, con los temas o hilos conductores del mismo, que especifican la elección de una técnica en particular.
A continuación, entonces, se describirán algunas de ellas,
En este texto, se van a revisar las siguientes: las preguntas circulares, la varita mágica, la silla vacía, las metáforas, los objetos metafóricos, las esculturas, los rituales terapéuticos, el juego de la Oca, el cuento sistémico, las máscaras y las tareas.
Las preguntas circulares El “Cuestionamiento Circular” como también se llama permite que el terapeuta reúna una gran cantidad de información en poco tiempo, pero esta información es útil, en la medida en que habla de las relaciones entre los miembros de la familia.
Cada miembro de la familia tiene la libertad para usar la información a su manera y expresar su opinión sobre ella. Los cambios propiciados con esta técnica son reforzados con las estrategias específicas de intervención de la terapia sistémica.
Estas preguntas tienden a ser neutrales, sin juicios y aceptando el funcionamiento actual.
Las preguntas circulares se aplican a lo largo del proceso de intervención, por lo que no requieren preparación particular, ni materiales especiales; pero requieren una práctica constante.
Diferencias en establecer relaciones: ¿Quién está más cerca de usted en relaciones interpersonales, subsistemas la familia? y alianzas ¿En quién confía más usted?
Diferencias en grado: Si un problema puede ser más o menos, entonces también tiene el potencial de terminar ¿En una escala de 1 a 5 cuán preocupado está usted? ¿Quién se preocupa más sobre su hijo? ¿Qué es peor: la pelea o la huida?
Diferencias en tiempo: Si un problema tiene un inicio, entonces también pueden tener un fin ¿Ella llora más ahora que ustedes están separados o lloraba más cuando estaban juntos? ¿Quién se dio cuenta primero? ¿Quién era el cooperador antes de que él se vuelva cooperador? ¿Está usted más cercano de lo que solía estar?
Hipotético/ Establece un sentido de control: ¿Si usted se fuese, ¿qué haría él?
Futuro sobre las acciones: ¿Cuándo su hija sale hacia el colegio, ¿cómo reacciona su esposo?
Observador/ Ayuda a los individuos a reconocer: ¿Cómo hace tu padre para expresar amor?
Servir como eslabones: ¿De quién obtiene tu madre apoyo reacciones familiares más comúnmente? ¿Cómo describiría su hija su estilo de disciplina?
Normativa/ Promueve un funcionamiento: ¿Su familia pelea más o menos que… ¿Su hijo es más rudo que otros niños anormales. de su edad? ¿Usted y su esposo discuten más que otras parejas que conozcan?
La varita mágica Se puede utilizar esta técnica con las familias que acuden a consulta acompañadas de niños pequeños. Cuando la familia llega, luego de la presentación y del encuadre, en lugar de que el terapeuta se dirija a los padres, se puede dirigir a los niños presentes y entregarles una varita mágica, con la cual pueden pedir tres deseos sobre cosas que les gustaría que cambien en su familia.
Esta técnica se aplica al inicio de la consulta con los niños, no requiere de preparación particular y solo toma unos quince minutos realizarla.
Además, esta forma de iniciar el proceso contribuye a dar una redefinición del rol del niño en el sistema y a redefinir el problema, ya que la familia ve la situación, desde el punto de vista del niño; cualquier información dada por el niño o la ausencia de información, es una buena retroalimentación de su relación con el resto de miembros de la familia y de su rol en la misma.
En todo caso, si se va a trabajar con niños, es necesario prepararse para su presencia, por lo que es importante tener para ellos, ciertos elementos en nuestra consulta como: lápices de colores, pinturas, plastilina, hojas de papel y juguetes. Cualquier cosa que el niño hace o deja de hacer en la consulta, da señales importantes que se deben tomar en cuenta, en el momento en que se trabaja con la familia
La silla vacía
Para esta técnica se utiliza una silla en la cual “se sienta” de manera imaginaria una persona, un sentimiento, una parte de sí mismo. La silla vacía permite externalizar (según lo entiende el modelo narrativo) lo que la persona está viviendo en sí misma o en la relación con alguien más.
En la práctica, se utilizan algunas variantes de esta técnica
En la relación con alguien más: se entiende por esto, la modalidad de usar la silla vacía para invitar (de manera metafórica) a una persona para poder hablar con ella
La “presencia” representada a través de la silla, permite un “encuentro” con la persona ausente y abre la posibilidad de hablar aquellos temas cargados emocionalmente.
Es una manera, con la cual, el ausente, aun permaneciendo como tal, se encuentra presente en el espacio de consulta y el consultante entra en contacto directamente con él. Esto permite una re-estructuración de la relación con dicha persona
A continuación, se describen otras posibles utilizaciones de la silla vacía.
Con un sentimiento: también se puede usar la silla vacía para “sentar” a algún sentimiento o una parte de sí mismo,
Al poner en una silla estas partes y entablar un diálogo, se puede entrar en contacto con ellas y reconocer su existencia como parte constitutiva del ser,
. El hecho de ser más conscientes de estas partes contribuye a disminuir la proyección de ellas sobre otras personas y a establecer un mejor contacto con el ser auténtico
Un conflicto psíquico
- para escenificar este tipo de conflictos. Algunas personas pueden vivir una situación en la cual se sienten “divididos” entre dos partes, que en un inicio, resultan incompatibles. Estas dos partes son internas y constitutivas de la persona y el hecho de ponerlas frente a frente, permite realizar una síntesis entre las dos.
Síntesis psíquica
existen algunas particularidades:
• Generalmente, se ubica la silla al frente de la persona con la cual se está trabajando, pidiéndole que señale la distancia más adecuada; algunas personas prefieren que la silla esté muy cerca; mientras que otras, prefieren que esté más lejos.
• Se realiza una pequeña introducción, solicitando que visualice la persona o la parte de sí misma que va a poner en la otra silla y que la describa. Esta parte es importante, para que así la persona pueda introducirse en el ejercicio y sirve como elemento de ayuda a que la persona “entre” en la experiencia.
• Luego, se pide que empiece hablando con la otra parte o persona que está “sentada” en la silla; mientras el terapeuta se sienta a un lado y un poco atrás de la persona (esto con la finalidad de acompañar el proceso de tal manera de poder estar suficientemente cerca para apoyar a la persona que realiza el ejercicio y a la vez, estar suficientemente lejos para no perturbar su experiencia).
Algunas veces hay que insistir en la utilización de un lenguaje directo, ya que la persona puede hablar indirectamente; es decir, que la persona diga: “usted era /es” en lugar de “él era/es” • Luego, se puede realizar un intercambio de sillas, para que la persona hable alternativamente desde cada una de ellas. Sin embargo, este intercambio puede obviarse y mantener a la persona en una sola silla, particularmente en el trabajo de duelo.
Cuando se ha terminado el trabajo de la silla vacía, se comenta lo que sucedió durante su ejecución.
Este comentario, no es solo del consultante que vivió la experiencia, también el terapeuta puede resaltar lo que más le sorprendió o intrigó del trabajo realizado y esto constituye retroalimentación valiosa para el consultante.
Generalmente, este trabajo, se realiza en una sola consulta y requiere aproximadamente unos 30 minutos. No es recomendable proponerlo al final de la consulta, debido a que no habrá el tiempo necesario para realizarlo.
También, se puede comenzar directamente con esta actividad, si se lo ha planificado así. El uso de la silla vacía se puede mezclar con otras técnicas, como los rituales, que se revisan a continuación.
Los rituales terapéuticos: Se entiende por rituales terapéuticos, la ejecución de actos o acciones que tienen un fin específico al interior del proceso de intervención. Es
una serie de actos simbólicos, que deben desarrollarse de un modo determinado y que suelen estar acompañados de fórmulas verbales
Los rituales cumplen varias funciones; facilitan el cambio permiten una conexión entre el pasado y el futuro y permiten insertar algo mágico en la vida diaria
La realización del ritual, requiere una preparación en la que se solicita que la familia lleve a consulta, los siguientes elementos:
• Una carta redactada en diferentes términos, dependiendo de la ocasión.
• Velas: generalmente dos: una de cualquier color para quemar el pasado simbolizado por la carta y una amarilla para mirar hacia el futuro.
• Otros elementos, como flores y recuerdos.
• Incluso, para hacer más especial el momento, se puede conseguir música especial o un poema en particular.
Sin embargo, el punto de la inducción requiere de una preparación más amplia, la cual se realiza al final de una consulta, ya que la persona tiene que traer los elementos solicitados y se propone su ejecución para la siguiente vez, en la cual se realiza. Normalmente, se requiere una hora para la ejecución de toda la técnica, e incluso algunos minutos más dependiendo de las personas presentes y de lo que se planifique en el ritual.
Las metáforas:
Permiten representar el mundo, las relaciones, los sentimientos, los comportamientos utilizando imágenes.
Hablar con metáforas es una manera eficaz de recoger informaciones, de otro modo difícilmente obtenibles, de un grupo que se muestra particularmente rígido o defendido.
Entonces, el lenguaje metafórico introduce un cambio en la red de interacciones familiares y al hacer esto, permite una redefinición del problema y de la persona, además de implicar a todos en el proceso.
Enrique Guang (2003: 21) menciona seis funciones de las metáforas:
Como lenguaje del paciente: como es el caso de un sufrimiento que se expresa en un síntoma.
Como instrumento del terapeuta: el terapeuta puede usar la metáfora para dar mensajes al consultante o puede usarlo como una connotación positiva.
Evita el desarrollo de defensas: a menudo las personas pueden cerrarse debido a reproches o acusaciones dadas por los miembros de la familia, pero el uso de la metáfora puede evitar esto,
Asigna significados a las conductas y acciones de los consultantes:
Facilita la comprensión del problema: la metáfora, por sus características, permite que el problema sea visualizado de otra forma, lo cual contribuye a que los miembros de la familia se sientan implicados en lo situación que están viviendo.
Como instrumento eficaz en situaciones especiales: la metáfora puede ser utilizada en diferentes situaciones que, algunas veces, son difíciles de manejar
Al igual que para las otras técnicas, el trabajo de la metáfora implica lo siguiente:
• De ser posible, recoger los elementos metafóricos compartidos por las personas que los mencionan.
• Trabajar la metáfora: es decir preguntar detalles y características dentro de la metáfora misma.
• Retomar, a lo largo del proceso, la metáfora. Por ejemplo, mencionarla luego de algún tiempo.
• La metáfora se elabora en el lenguaje, no necesita ningún elemento en particular, es muy sencilla en su aplicación y poderosa en su acción…
• Para su utilización se requiere poco tiempo, ya que si bien es cierto, se habla sobre la metáfora, no se consume toda la consulta para ello.
La metáfora puede concretarse, tomar cuerpo en un objeto específico, lo cual, la vuelve un objeto metafórico, como se revisa a continuación.
Los objetos metafóricos:
Es un medio que vehiculiza innumerables mensajes ligados a las características de su estructura y, lo que es más importante, a los significados que la familia y el terapeuta le van atribuyendo progresivamente además, el objeto metafórico puede ser arrojado, quemado, etc., siguiendo los deseos de los consultantes.
Para usar esta técnica se siguen las pautas generales establecidas para todas las técnicas: • El terapeuta pide a las personas que busquen en el lugar donde están o fuera de él (si es posible) un objeto que represente su vivencia, en particular un sentimiento, o los aspectos positivos y negativos de una experiencia.
• Luego, la persona explica lo que significa el objeto y sus razones para escogerlo.
• Posteriormente, se pregunta sobre lo que la persona desea hacer con el objeto y se le motiva a que lo haga.
• Finalmente, se cierra el ejercicio, comentando la experiencia.
Para los objetos metafóricos, cualquier elemento puede servir; por lo que es posible usar (casi) todos los objetos que se encuentran alrededor.
Cuando se realice esta técnica en un consultorio, es importante tener cosas que puedan usarse como objetos metafóricos, y que sean elementos que en caso de ser necesario sea posible prescindir, como serían por ejemplo, las hojas de papel que la persona decide quemar.
El tiempo requerido para este trabajo puede alcanzar minutos, toda la hora de la consulta, e incluso requerir una jornada entera
Las esculturas: Las esculturas ponen en evidencia las relaciones familiares utilizando el cuerpo como vehículo de expresión, pero de una manera que da una visión global de lo que está pasando en la familia
Entonces, se trata de modelar, utilizando volúmenes –los cuerpos–, para representar un mundo, que puede ser interior o exterior, de la persona que realiza la escultura.
Otra ventaja de la utilización de la escultura es que da al síntoma un contexto, es decir, permite observar al síntoma como parte de la trama de relaciones de la familia, lo cual contribuye a obtener una nueva comprensión del mismo
Al hacer el trabajo de la escultura: Los sentimientos son movilizados dentro de una estructura que les da un significado, están conectados con las transacciones familiares.
La escultura es una fuente de una intensa movilización emocional
La escultura permite darse cuenta rápidamente de lo que sucedió en generaciones anteriores e introducir la idea de que es posible cambiar tanto en el momento actual, como para las generaciones futuras.
Generalmente, la escultura se plantea en una tercera o cuarta sesión, ya que se requiere que la familia haya desarrollado la suficiente confianza en su terapeuta, como para arriesgarse a experimentar una nueva situación. De igual manera, generalmente, se pide al paciente identificado que haga la escultura y si se trata de un(a) niño(a), se acostumbra a preguntar si él/ella ha jugado a “las estatuas”, que es un juego muy común entre los niños en el contexto ecuatoriano y luego se le pide que haga como que está jugando a las estatuas y que ponga a su familia como él o ella la ve.
Cuando todos los miembros de la familia están en posición, se plantean tres preguntas: ¿qué piensan en esa situación?, ¿qué sienten y ¿qué les gustaría cambiar? Estas tres preguntas condensan la experiencia en sus aspectos cognitivos, afectivos y comportamentales, con lo cual la persona puede lograr una síntesis de estos aspectos. El trabajo subsiguiente puede tener algunas variantes. En primer lugar, se puede pedir que las personas respondan, desde sus respectivas posiciones, las preguntas planteadas, con lo cual cada miembro de la familia puede escuchar, a partir de su posición relativa, lo que el otro dice y siente. Ésta es la modalidad clásica, por decirlo de alguna manera. La segunda versión es que cada uno responda las preguntas en su cabeza y luego se hace el análisis de las respuestas cuando todos han vuelto a sus puestos. Esto tiene la ventaja de la posterior discusión e intercambio de ideas entre los miembros de la familia, sobre la información, a menudo nueva, que ha surgido en el trabajo de la escultura.
La escultura de los cambios:
esta segunda parte también puede hacerse de dos maneras: se puede pedir a la misma persona que haga la escultura de los cambios que desearía ver en la familia y cuando ya están todos ubicados, se les vuelve a plantear las mismas preguntas y luego se procesa la información. La otra opción es pedir a los miembros de la familia que vuelvan a la escultura inicial y que se muevan hasta que encuentren el lugar donde se sientan mejor; de igual forma se les pide que se fijen en la nueva posición, se les plantea las tres preguntas y se procesa la información.
Esta técnica puede aplicarse con familias con niños pequeños y otros más grandes, los cuales demuestran mucha imaginación al momento de hacer el trabajo.
Es posible utilizar esta técnica en procesos de formación para escenificar una situación determinada
Además, existen múltiples aplicaciones de esta técnica, ya que se puede hacer una escultura del pasado, por ejemplo
También puede ir hacia el futuro.
Con respecto a la utilización de la escultura con las familias psicosomáticas, la escultura permite traer a la sala de consulta a la familia de origen de los padres para realizar una encuesta trigeneracional.
Es allí donde, a menudo aparecen los eventos traumáticos, las enfermedades graves, las separaciones traumáticas, los secretos, que dan significado a la siguiente ecuación:
Evento traumático = pérdida + angustia de separación = MITO de la UNIDAD, como protección contra el miedo a perder.
El juego de la oca
El juego original de sesenta y tres casillas se simplificó solo en diez, más dos casillas, una de partida y otra de llegada y se mantienen los símbolos típicos del juego original: la cárcel, el hotel, el laberinto, la muerte, la oca, el pozo, el puente. Cada uno de estos símbolos tiene dos lados: uno positivo y otro negativo
con lo cual, cuando una persona escoge uno de ellos, debe explicitar el aspecto que privilegia en la experiencia.
Los símbolos y su significado se detallan en la tabla que viene a continuación.
El juego está dividido en tres fases:
Primera Fase:
Sobre las diez casillas del tablero, la familia tiene que inscribir diez eventos en orden cronológico, que hayan influenciado su recorrido; para facilitar la tarea (¡y seguir usando el tablero!), la escritura se hace en pequeños trozos rectangulares de papel que se ponen encima de las casillas.
Para inscribir los eventos, todos los miembros de la familia deben estar de acuerdo sobre los mismos y sobre el orden en que deben ubicarse en el tiempo de la historia familiar (y por supuesto, sobre el cartón).
Esta parte del trabajo familiar permite desarrollar un sentido de pertenencia al grupo, puesto que la familia se da cuenta del recorrido que han hecho juntos y, además, permite una negociación directa entre todos los miembros debido a que deben llegar a un acuerdo para inscribir el evento.
Segunda Fase: es más individual, y se trata de que cada uno de los miembros de la familia asigne uno de los siete símbolos, a cada uno de los diez eventos escogidos. El hecho de que cada miembro de la familia asigne un símbolo a los eventos escogidos en la primera fase, permite que ellos se diferencien unos de otros en esta segunda fase. Es muy interesante notar las diferencias en percepciones, en sentimientos y en reacciones frente a cada uno de los eventos.
Tercera Fase: consiste en llenar las casillas de inicio y de final, para lo cual, se proporciona a cada miembro de la familia, varias hojas de papel y lápices, para que ellos escriban el principio y el fin de la historia que han visto desarrollarse en el juego. Esta fase refuerza el sentido individual de cada miembro al interior de la familia, ya que cada uno elabora un principio y un final particular para la historia, lo cual contribuye a flexibilizar ciertos elementos, al permitirles el descubrimiento de que existe la posibilidad de varios finales, todos diferentes, pero se refieren a una misma historia, lo cual depende de quién la está viviendo. De igual manera, se pueden encontrar muchas y variadas aplicaciones al trabajar con las familias, ya que es posible utilizar este juego con parejas, para encontrar los diez eventos que marcaron su relación de pareja. También, se lo utiliza en terapia individual, para revisar los eventos más marcantes en el recorrido personal.
Algunas veces, este juego puede combinarse con el cuento sistémico, porque, en la tercera fase, se puede pedir a la familia, que elabore un cuento que incluya los diez eventos escogidos, además de la casilla de partida y la de llegada.
Para su aplicación, esta técnica requiere de algunos elementos más complicados, que se tienen que elaborar:
• Un tablero (puede ser en cartón) que tiene los diez casilleros, más uno de partida y otro de llegada.
• Pedazos de papel que se colocan sobre los casilleros y en los que la familia escribe los eventos escogidos.
• Los símbolos, de los cuales deben haber varios juegos ya que puede suceder que dos o más miembros escojan un mismo símbolo, razón por la cual tienen que estar repetidos.
• Papel y lápices o esferos, para que cada uno escriba o dibuje los eventos escogidos y también lo que desean poner en los casilleros de inicio y final de la historia.
Para llevar a cabo esta técnica, se requiere más tiempo, ya que incluso, solo el hecho de que la familia se ponga de acuerdo con los eventos a inscribir sobre el tablero, puede llevar dos horas, especialmente si la familia es numerosa. Por lo que, si se propone esta técnica, es necesario prever al menos tres consultas para su realización. A partir de esta técnica se puede elaborar un cuento sistémico, entonces se lo describe a continuación.
El cuento sistémico:
El cuento sistémico tiene algunas semejanzas con el cuento tradicional:
• Las fórmulas ritualizadas: “Había una vez…” o “Érase una vez….”.
• Forma de transmisión oral.
• Énfasis en la comunicación analógica: tono de voz, inflexiones de voz, mímica.
• Estructura del cuento: un ritmo particular, un contexto extranjero, una secuencia que implica un inicio, un desarrollo y un final.
• Está en el mundo de lo imaginario, no de la realidad.
• Está en el mundo de la interpretación, de lo intersubjetivo. Pero existen más diferencias con los cuentos tradicionales: El cuento sistémico va de lo particular a lo universal. Se refiere a una familia en particular; es creado para esta familia y no servirá para ninguna otra, pero utiliza elementos universales en su desarrollo, que se refieren a valores, creencias, mitos, etc.
El cuento introduce un código común entre el terapeuta y la familia
El cuento sistémico establece una síntesis entre lo relacional y lo intrapsíquico ya que, para crear el cuento para una familia en particular, el terapeuta utiliza la información que obtiene de la misma familia
Para armar un cuento sistémico, el terapeuta utiliza los hechos que la familia relata: sus redundancias, sus circuitos de interacción y también sus creencias, lo que ellas piensan de sí mismos y de sus relaciones.
Phillipe Caillé (1990: 28,29) habla de estos elementos como los modelos operacional y fundador, cuya breve descripción se hace a continuación:
El Modelo Fundador: la familia nace con una teoría sobre ella misma, cualquiera sea la duración o la verdad de dicha teoría… Este modelo es compartido por todos los que viven en la célula familiar como una “realidad”, es específico y no se puede exportar de una familia a otra, comprende varios niveles:
• Nivel mítico: es decir, cierto número de creencias y convicciones sobre la naturaleza específica de la relación.
• Nivel fenomenológico que es la repetición de ciertas secuencias de interacción características.
• Recursividad autoreferencial entre estos dos niveles.
El Modelo Operacional: se utiliza para resolver problemas técnicos y relacionales, no presenta un carácter de intimidad,
Se distinguen dos niveles:
• Un nivel teórico que reúne cierto número de datos reconocidos como verdaderos. Estas creencias no tienen límite en cuanto a su validez, pueden ser compartidas por todos los que las quieran escuchar.
• Un nivel técnico que reúne las prácticas y las aplicaciones conocidas derivadas de una teoría determinada… Son constantemente perfeccionadas y desarrolladas dentro de una teoría en relación a un criterio de eficacia.
Algunos elementos considerados en el modelo operacional pueden ser por ejemplo la forma de comportarse en la mesa, las reglas para salir a bailes, recibir visitas de amigos y amigas, etc.
el cuento se refiere, fundamentalmente, al modelo fundador;
El cuento sistémico es muy aplicable en la terapia de pareja y de familia. Es un poco difícil hacerlo en terapia individual, puesto que no están presentes los demás actores del “drama”
requiere que la familia haya pasado algunas citas con el terapeuta y haya adquirido confianza en él. También puede servir como final de un proceso terapéutico, para relatar los cambios logrados por la familia.
Se puede construir un cuento sistémico de la siguiente manera:
• El terapeuta observa las interacciones de la familia y encuentra una trama que conecte las modalidades de intercambios observados; reúne la información necesaria sobre roles, relaciones, y mitología familiar y elabora el cuento entre dos sesiones, para presentarlo a la familia.
• En la presentación del cuento, se realiza la inducción, se relata el cuento y luego de finalizarlo, se entrega una hoja de papel con un lápiz a cada uno de los miembros de la familia para que lo terminen. En caso de niños pequeños que todavía no puedan escribir, se les puede pedir un dibujo. Trabajar el final de la historia como tarea, ya que, de lo contrario existe el riesgo de no saber el final del cuento.
• Cuando cada uno ha escrito o dibujado el final del cuento, se pide que lo lean o que expliquen lo que han realizado.
• Finalmente, se comenta lo que se ha encontrado en los finales elegidos y lo que esto indica de la familia.
El cuento sistémico también puede aplicarse al trabajo en grupos, ya que por ejemplo es posible realizarlo en su trabajo de intervención.
Las máscaras Este nombre viene de una raíz latina que quiere decir “una cara de más”, por lo que tienen una forma doble de ser utilizadas: para enmascarar
Pero también se utiliza en el sentido de desenmascarar
El trabajo con las máscaras tiene tres etapas:
- La preparación: para lo cual, al final de una consulta, se plantea a la familia, la realización de esta técnica y si está de acuerdo, se les pide que, en la próxima consulta, traigan elementos que pueden servir para confeccionar las máscaras: papeles de diferentes colores, adornos, lentejuelas, plumas, tijeras, goma y masking y todas aquellas otras cosas que deseen y que crean, les puede ayudar en la tarea.
- La confección: en la consulta prevista para aplicar esta técnica, se pide a los miembros de la familia que confeccionen dos máscaras: una que represente a su padre y otra a su madre. Si los padres están presentes, entonces tienen que representar a sus propios padres. Esta primera fase puede tomar entre treinta a cuarenta y cinco minutos, con la gente muy concentrada en la elaboración de sus máscaras. Al final existen resultados muy creativos y que revelan mucho sobre lo que la persona es y sobre lo que piensa de sí misma y de su padre y madre.
- El diálogo: luego de la elaboración, se pide que cada miembro de la familia coloque cada una de las máscaras en dos sillas, una para el padre y otra para la madre y se les invita a hablar con dichas máscaras. Esta parte saca a flote muchos elementos interesantes en las relaciones familiares: las aspiraciones y sueños; los temores y las angustias y también los conflictos y los anhelos.
- Finalmente, se cierra la ejecución de la técnica con un comentario sobre los aspectos que han surgido en el trabajo terapéutico.
Esta técnica, junto a la del juego de la oca, son las más complejas en su ejecución
para la elaboración de las máscaras, por lo menos se requieren unos 45 minutos.
Para este trabajo se pueden considerar dos sesiones de una hora o prever el tiempo necesario de dos horas para hacerlo.
Las tareas
Implica el hecho de enviar a la persona con la que se está trabajando en un proceso terapéutico, una serie de “tareas” para realizar en casa, durante el tiempo que dura el intervalo entre consulta y consulta.
Minuchin (1998) menciona dos clases de tareas:
- Durante las consultas: son ejercicios que el terapeuta plantea a la familia durante la consulta misma, por ejemplo: pedir a un niño que dibuje a su familia.
Para la casa: generalmente, el terapeuta las plantea al final de la consulta y solicita a la familia que realice una tarea antes de la próxima reunión
Actividades: se envían para fomentar un sentido de unidad y de pertenencia en los miembros de la familia
Cartas: se envían cuando, durante la consulta, el terapeuta y la familia han hablado mucho sobre la relación de uno o varios de los consultantes con una persona significativa, puede ser padre o madre, hermano/a o esposo/a, y para apoyar el proceso de expresión de emociones y sentimientos, se envía a que escriban una carta, con la finalidad de que la persona pueda externalizar lo que está sintiendo.
Listas: se envían cuando se desea precisar ciertos elementos que han surgido durante la consulta, por ejemplo, cuando se ha hablado de muchas cosas y no queda muy claro lo que se va a trabajar en la próxima entrevista, se envía una lista para que la persona priorice los temas que desea enfocar.
- Elaboración de objetos metafóricos: algunas veces se envía como tarea que las personas construyan una representación de lo que les está pasando, generalmente un sentimiento; es decir, que elaboren un objeto metafórico. El trabajo siguiente se lo realiza como objeto metafórico.
El final: la tercera fase o el cierre
Existen algunas formas en las cuales se cierra un proceso: por deserción, luego de hacer una evaluación o también luego de un seguimiento
Cierre por deserción
Las personas simplemente dejan de venir a terapia sin prevenir de su ausencia.
Esta situación es más común cuando se trata de una intervención en crisis, ya que la persona, luego de haberse “descargado” de lo que hacía crisis, se siente tranquila y encuentra la fortaleza para seguir su camino sin necesidad de ayuda y no desea hacer ningún cambio en su vida. Otra razón puede ser que la persona no encontró lo que estaba buscando.
Otra razón puede estar en relación con la forma de trabajar del terapeuta
Cualquiera que sea la situación planteada, es necesario que el terapeuta se interrogue sobre lo que hizo y lo que pudo haber influido para que la persona no regrese
Evaluación y cierre Cuando ha transcurrido un tiempo prudencial, es posible plantear una evaluación y el cierre del proceso
Es, en estos momentos que, se puede plantear la evaluación del proceso para ver los aspectos positivos y los negativos que la familia vivió en su transcurso.
Sin embargo, también suele ocurrir que, durante la evaluación, aparezcan nuevas cosas que la familia siente que merecen ser tratadas durante otro proceso, con lo cual, se puede invitar a nuevos encuentros familiares, en base a esta demanda.
Seguimiento y cierre Finalmente, si se ha cerrado el proceso con la familia y ella está de acuerdo en volver a encontrarse con el terapeuta para una reunión de seguimiento, éste puede plantearla, alrededor de un mes después, para verificar que los cambios perduran a través del tiempo. En este caso, se pueden dar algunas opciones:
El cierre confronta a la muerte del sistema terapéutico, que abre la posibilidad de una nueva vida al sistema familiar. El cierre de un proceso, permite sin duda alguna la apertura de otros procesos…
el proceso terapéutico es un gran sistema, formado por tres subsistemas, a los cuales se les ha llamado “fases”. Cada una de las cuales está en relación con las otras y todas en conjunto contribuyen al proceso total. También, la figura muestra que cada una de las fases tiene una zona en común con aquella que viene antes y con aquella que viene después, así que las fases no son independientes una de otras, puesto que guardan relación entre ellas.