INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El AT tiene su origen en los años 60 y aparece como respuesta a los cambios en el tratamiento en salud mental fruto de las reformas psiquiátricas y los movimientos europeos de la antipsiquiatría.
Estos nuevos espacios donde el AT se comienza a desarrollar provienen del cuestionamiento generalizado de la “internación cerrada”, de una nueva concepción psiquiátrica dinámica que se opone a la práctica clásica del confinamiento y la consiguiente separación de la familia y círculo social
La característica común de todos estos movimientos es que se considera que el paciente dispone de recursos y aspectos saludables, de esta forma puede ser partícipe en la toma de decisiones sobre su tratamiento y es un elemento activo en su propio proceso de integración social.
La figura del acompañante terapéutico se originó a partir de otras formas anteriores enfocadas a acompañar a los pacientes en las actividades dentro y fuera de la clínica
En Argentina y Brasil apareció la figura del “amigo cualificado” que acompañaba al paciente fuera de las actividades de la clínica y que finalmente tomaría el nombre de acompañante terapéutico
En este marco apareció un nuevo rol profesional: las enfermeras visitadoras, que realizaban seguimiento de los pacientes mentales no institucionalizados.
Otro trabajo era el servicio social de visitadoras a domicilio que hacían un seguimiento de la enfermedad y tratamiento
Este movimiento pretendía abrir la asistencia a la comunidad, integrar el trabajo interdisciplinario e implementar recursos alternativos de trabajo como el ya mencionado Hospital de Día o la Comunidad Terapéutica.
Esta salida del “consultorio” hacia el contexto cotidiano-social de los pacientes instala las bases del trabajo del AT y la idea de tratar la enfermedad en el quehacer cotidiano del paciente
Actualmente
su campo de actuación se ha ampliado enormemente. Los nuevos campos de trabajo son la educación especial (discapacidad, autismo y psicosis infantil), el tratamiento de pacientes oncológicos (cuidados paliativos), geriatría y hasta en el marco de la psicología perinatal.
Su trabajo se caracteriza por incorporar a las familias y la comunidad en el proceso, basando sus prácticas en una perspectiva de derechos humanos.
DEFINICIÓN, OBJETIVOS Y FUNCIONES
Se define el AT como un “dispositivo de baja exigencia, no directivo, que desde una perspectiva clínica y socio-comunitaria brinda atención y apoyo a familiares y usuarios ambulatorios, en espacios públicos o privados, individual o grupal, promoviendo la participación y la autonomía del usuario en la toma de decisiones acerca de su tratamiento, sea éste en el ámbito de la prevención, la asistencia o la inserción social”
La función del AT debe estar siempre inscrita dentro de la estrategia del tratamiento, no funciona de forma independiente, y es un dispositivo construido con los pacientes, poniendo acento en sus capacidades.
Las funciones del acompañante terapéutico planteadas por Mauer y Resnizky (2004) son:
1) Contener al paciente en su cotidianeidad.
2) Ofrecerse como referente, ayudar a regularse como organizador psíquico.
3) Ayudar a “reinvestir”, es decir, asumir temporalmente las funciones del “Yo del paciente”, que este no puede desarrollar por sí mismo dado el debilitamiento por la enfermedad.
4) Registrar y ayudar a desplegar la capacidad creativa del paciente, liberar la capacidad creativa inhibida y estructurar la personalidad alrededor de un eje organizador.
5) Aportar una mirada del mundo objetivo del paciente, para una mejor evaluación en la creación de la estrategia clínica.
6) Habilitar un espacio para pensar a través del vínculo aumentando el intercambio comunicativo del paciente.
7) Orientar en el espacio social, crear un puente al mundo que le rodea.
8) Intervenir en la trama familiar, descomprimir y amortiguar ciertas interferencias en las relaciones del paciente con su familia.
García y Ramírez (1995) destacan varias razones explicativas sobre la relevancia del “apoyo social” que validan de igual forma el trabajo con AT:
1) La eficiencia de las intervenciones basadas en redes sociales naturales.
2) El promover y facilitar la solidaridad del desarrollo comunitario y la participación social.
3) La evidencia que el desarraigo de los contextos sociales naturales son la causa o el precipitador de desórdenes muy importantes.
en la toma de decisiones sobre su tratamiento.
Y desde esta perspectiva se suma la idea que no solo el paciente dispone de recursos, sino que la comunidad también cuenta con ellos y que en ella se crean sistemas de apoyo naturales.
Los tres sistemas de apoyo descritos por García y Ramírez (1995) de nuestro entorno cultural son el matrimonio y la familia, los amigos y las relaciones laborales.
Los objetivos específicos del AT son:
1) Favorecer la continuidad del tratamiento o posibilitar el inicio del tratamiento adecuado.
2) Favorecer la inserción social.
3) Proporcionar información acerca del curso del tratamiento y la evolución del paciente al equipo, revisa estrategias respecto a su tratamiento.
4) Sostener y complementar la red de apoyo del paciente.
5) Proporcionar nuevos recursos para conducirse en su vida cotidiana.
6) Prevenir situaciones de riesgo.
APLICACIÓN
Su intervención es aconsejada en el tratamiento de pacientes con trastorno mental grave y crónico (crisis psicóticas, depresiones, neurosis graves o re-agudizaciones, trastornos bipolares, trastorno límite de la personalidad y fobias), aislamiento social, conductas de riesgo, perturbación del entorno familiar, amenazas de interrupción del tratamiento y drogodependencias
De la misma forma que con el trabajo en adultos, el AT posibilita ampliar la tarea de las distintas disciplinas intervinientes cuando el tiempo y el espacio del consultorio y/o institución resultan insuficientes.
En el caso concreto del ámbito infantil pueden trabajar simultáneamente profesionales de distintas instituciones los cuales deberían buscar un espacio de diálogo transversal
traumáticos posibles.
La presencia del AT desde los primeros momentos de la internación trata de contrarrestar la pesada carga del aislamiento
CARACTERÍSTICAS Y MODOS DE REALIZAR LA CLÍNICA DEL AT
La primera característica a destacar del AT es que es un dispositivo incluido dentro de un tratamiento y que opera en función de la estrategia del mismo
Los objetivos y la intervención del acompañante se planifican en base a la estrategia con el profesional de referencia (psiquiatra, psicólogo, trabajador social…) o conjuntamente con el equipo y en función de las necesidades del caso.
Las actividades del AT se pactan con la familia.
El logro del AT se basa principalmente en la necesidad de adaptar el setting de acuerdo a las características y situación de cada paciente.
Se trata de un abordaje personalizado, teniendo en cuenta a cada usuario en su particularidad
Como se indicó antes este dispositivo se constituye dentro de la cotidianeidad del paciente.
El AT representa una continuidad del tratamiento en la vida cotidiana, en el ámbito socio-comunitario, y utiliza los potenciales terapéuticos de esta cotidianeidad para abrir el campo de intervenciones con el paciente
La primera de las funciones del acompañante terapéutico indicadas anteriormente es la de “contener al paciente”. Contener es dar apoyo al paciente en cualquier situación que este considere angustiante. La contención es fundamental y constituye la primera función del acompañante terapéutico durante todo el proceso.
De esta forma el hecho de, por ejemplo, salir a la calle o realizar cualquier actividad cotidiana con seguridad crea el espacio para que el paciente habite el mundo en una forma diferente.
Mauer y Resnizky (2004) desde la perspectiva psicoanalítica conceptualizan el trabajo del acompañante terapéutico como una experiencia intersubjetiva que favorece la disponibilidad para proporcionar condiciones de simbolización y subjetivación aptas para el despliegue del trabajo psíquico.
Mauer y Resnizky (2004) consideran que no es solo la persona que ha sido diagnosticada con alguna enfermedad la que necesita ayuda, sino que más bien esta persona refleja una estructura familiar con ciertas características. El problema, por lo tanto, no está centrado en el sujeto “enfermo” sino en su contexto familiar.
En el desarrollo del vínculo entre el acompañante terapéutico y el paciente Mauer y Resnizky (2004) distinguen “aperturas, desarrollos y desenlaces” en forma de cinco movimientos:
– Primer movimiento: Inicio de relación
– Segundo movimiento: Mayor aceptación
– Tercer movimiento: Consolidación del vínculo
– Cuarto movimiento: Finalización del acompañamiento
INTRODUCCIÓN A LAS ÁREAS DE LA PSICOLOGÍA
En este escrito se busca iniciar al lector en el conocimiento de las diferentes áreas de ejercicio de la Psicología, presentando algunas líneas de reflexión que faciliten la comprensión de la temática tal como ha sido presentada en este Manual de ingreso a la Facultad de Psicología.
Áreas emergentes:
“…se puede considerar área de la psicología a la esfera de acción específica que responde a un cúmulo suficiente de conocimientos, con una demanda social instaurada que la legítima, delimitando objetivos y
población específicos, y que no pueda ser abarcada por una esfera de acción mayor”
Para concluir, dada la diversidad de las demandas actuales a los que un psicólogo se enfrenta en un contexto diverso y permanentemente cambiante, más allá del área en que la se especialice, resulta de fundamental importancia que el profesional cuente con una exhaustiva formación, así como con la posibilidad de pensar de manera crítica, fundamentada y creativa, con una mirada abierta a los cambios y nuevos desafíos a los que la época lo confronta y a la que las nuevas generaciones de profesionales deberán dar respuesta.
ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO
Origen
El acompañamiento terapéutico (A.T.) es un recurso que surge a mediados de la década de los ‘60 en Argentina, si bien algunos autores mencionan antecedentes de este rol en algunos países europeos a principios del siglo XX. La práctica del acompañamiento terapéutico ha tenido un gran desarrollo en Latinoamérica, principalmente en Argentina, Uruguay y Brasil.
Se origina en el campo de los tratamientos en salud mental, en un contexto de auge de nuevas teorías y de búsqueda de nuevas herramientas terapéuticas para abordar patologías que anteriormente se consideraban intratables o condenadas al confinamiento asilar
Acompañar
El A.T. es un dispositivo que permite diseñar una estrategia adecuada a la singularidad de cada paciente, dependiendo de la situación que el sujeto esté atravesando.
Entre las múltiples funciones que puede cumplir un acompañante terapéutico, se destacan las de contención y socialización
El término acompañar deriva del vocablo latino Cumpanis, el cual designaba a los compañeros que se reunían para elaborar una materia prima, el pan. La inclusión del prefijo “a” a la palabra compañero provoca algunos cambios: introduce una asimetría en el vínculo y marca
Más que dar una definición de acompañamiento terapéutico nos interesa delimitar un campo y una modalidad en un rol dentro del trabajo en equipo en salud mental. Algo que caracteriza al a. t. es su capacitación específica para trabajar desde ese rol.
El at trabaja siempre en el marco de un interdisciplinario, bajo la supervisión y coordinación de los profesionales tratantes del paciente.
En ese sentido, la implementación de acompañamientos terapéuticos se lleva a cabo actualmente por equipos conformados por médicos y psicólogos de las más diversas escuelas teóricas en el campo de las psicoterapias, la rehabilitación y la salud mental.
Otro elemento distintivo de esta praxis es que la misma se inserta en la vida cotidiana del paciente, interviniendo en la misma de modo tal de posibilitar cambios que tiendan a una mejor calidad de vida, a la traslación a este ámbito del trabajo terapéutico.
El a.t. trabaja inserto en la vida cotidiana, ingresa en el mundo real, representacional y de relación del sujeto que acompaña, no es un ingreso circunstancial, es función del acompañante el trabajo “en” y “con” lo cotidiano.
Resumiendo podemos pensar tres pilares definitorios del rol del A.T. el trabajo en equipo, lo cotidiano y el vinculo
Inserciones
Si bien el AT surge en el marco de los tratamientos de las adicciones y la psicosis, con el devenir del tiempo el campo de abordaje del AT se fue ampliando a diversas patologías y diferentes contextos, sin perder la particularidad del rol.
Según la problemática a abordar podemos distinguir los campos referidos a
(a) Salud Mental,
(b)Discapacidad,
(c)Trastornos Neurológicos y Demencias,
(d) enfermedades en estadio Terminal ,
(e) Ámbito judicial y
(f) Ámbito educativo
El trabajo en el área de la salud mental, ya mencionado anteriormente, se refiere a todos aquellas problemáticas que tradicionalmente han sido abordadas terapéuticamente por la psicología y la psiquiatría
El campo de las psicosis, las adicciones, los trastornos borderline, momentos de desorganización y crisis en pacientes neuróticos, duelos patológicos, son solo algunos ejemplos de cuadros en los que puede ser pertinente la implementación de un AT.
La discapacidad es una de las áreas más amplias en la inserción de a.t.s
tanto la discapacidad mental, los trastornos severos del desarrollo como la discapacidad física y la discapacidad física adquirida.
Los trastornos neurológicos y las demencias constituyen un amplio campo de trabajo para los a.t.
Como en todos los casos los acompañantes que trabajen en esta área tendrán la necesidad de una capacitación específica en estas patologías y sus tratamientos.
El acompañamiento a pacientes con enfermedades orgánicas crónicas es un área de inserción para los a.t. que exige una capacitación específica para trabajar en equipos interdisciplinarios
También encontramos muchos at incluidos en equipos de cuidados paliativos con pacientes terminales
Actualmente, se están incorporando a.t.s en el ámbito judicial, un área de inserción relativamente nueva en el campo del acompañamiento terapéutico. El AT en este ámbito acompaña a familias que, por diversos motivos, se encuentran bajo regímenes de visitas controlados dispuestos por Tribunales de Familia.
Por último queremos mencionar el acompañamiento en el ámbito educativo, en estos momentos es el área que ha tenido más crecimiento, deviniendo hoy en un recurso indispensable.
El AT lejos de ser una maestra integradora, acompañará al niño/adolescente desde el abordaje terapéutico en la posibilidad de sostener la escolaridad, anticipando, conteniendo, planificando.
Los acompañantes se insertan en el jardín de infantes, nivel pre-escolar, primario, y con menor frecuencia en el nivel medio y terciario. Actualmente encontramos muchos acompañantes trabajando en escuelas públicas y privadas, de escolaridad normal y en escuelas especiales.
Acompañamiento en distintos momentos vitales
El AT es un recurso que se inserta en las estrategias de tratamiento ante distintas problemáticas, crisis o trastornos en cada una de las etapas de la vida del sujeto, es por ello que en nuestra práctica fuimos observando que hay diferencias en la teoría y en la técnica del abordaje de cada una de ellas.
El Acompañamiento al vínculo temprano, de la madre y el bebé, cuando por diversas razones (psicosis puerperales, psicosis en general, situaciones traumáticas simultaneas al embarazo, el parto o el puerperio) el psiquismo de la madre es inundado por exigencias pulsionales o de adaptación a una situación de emergencia
La intervención con niños desde su nacimiento, impone cierta adecuación en el manejo del tiempo, flexibilidad y creatividad por parte del a.t. La adecuación de las intervenciones acordes a los distintos momentos del desarrollo es indispensable para el desarrollo de las intervenciones de los at.
El espacio de acompañamiento puede estar poblado por títeres, cuentos, juegos, fabulas que colaboran en mediar, poner palabras, organizar al niño, interlocutores en este espacio intermedio que hay que crear entre los niños y sus acompañantes en el marco de una terapia que generalmente incluye también a la familia.
La tercera edad, es otra de las áreas de inserción con mayor crecimiento para el trabajo del a.t., El desvalimiento del sujeto mayor, por la precarización de los vínculos que la modernidad impone, sumados a que por los motivos antes expuestos se ha extendido la expectativa de vida de las personas, aún cuando algunas de sus funciones físicas y mentales puedan estar deterioradas.
Momentos e indicación
El acompañamiento terapéutico, puede implementarse en diferentes momentos del proceso terapéutico. En la etapa diagnóstica
Durante el proceso terapéutico puede suceder que irrumpan situaciones de crisis agudas de personas que hasta el momento eran tratadas con las estrategias clásicas.
El paciente sale de alta y al salir vuelve al medio donde se encontraba antes de la internación. No son raras las recaídas y descompensaciones rápidas con la consecuente demanda de reinternación.
Modalidades
El acompañamiento al abordar la singularidad de cada caso y la necesidad de cada momento va adoptando diferentes modalidades de acuerdo a los contextos en las que interviene
Institucionales: El a.t. se inserta en una institución acorde a una estrategia de un equipo
Dentro de las instituciones también se implementan estrategias grupales de acompañamiento, en talleres de reinserción social, laboral, comunidades terapéuticas, hospital de día, etc.
Acompañamientos Ambulatorios: en este caso el acompañamiento se desarrolla fuera de la institución
Acompañamiento.
Cuando la estrategia incluye varios acompañantes, es recomendable que se incorpore un coordinador que junto con el terapeuta o miembro a cargo del equipo tendrán todos los recaudos a la hora de implementar la estrategia. Internaciones domiciliarias
Abordajes familiares: El dispositivo de AT en lo cotidiano permite el abordaje de toda la familia en caso que la indicación así lo indique.
Algunos aspectos técnicos
En todos los casos la indicación de un A.T. debe ser cuidadosamente evaluada por el profesional a cargo del caso y trabajada con el paciente y su familia. Es muy importante contar con la aceptación de la familia y del paciente
LEGALIDADES DEL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO
Definiciones
La ley es, entre otras acepciones: (1) Un precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados; (2) En el régimen constitucional, disposición votada por las Cortes y sancionada por el jefe del Estado; (3) Estatuto o condición establecida para un acto particular. Como sucede en las leyes de una justa, de un certamen, del juego
Y también: (4) Lealtad, fidelidad, amor.
Lo legal, de lo cual se desprende la noción de legalidad, es definido como: (1) Prescrito por ley y conforme a ella, (2) Perteneciente o relativo a la ley o al derecho, (3) Verídico, puntual, fiel y recto en el cumplimiento de las funciones de su cargo, (4) Leal o formal en su comportamiento.
A su vez, el término lícito, se define como aquello que es: (1) Justo, permitido, según justicia y razón, y (2) Que es de la ley o calidad debida.
Por último, decimos que algo es legítimo, cuando es, (1) Conforme a las leyes, (2) lícito, justo y (3) Cierto, genuino y verdadero en cualquier línea.
La palabra en acto: la legalidad clínica.
Para el psicoanálisis la noción de Ley está indisolublemente ligada al registro de lo simbólico y por ende al orden del lenguaje, característica distintiva del ser humano.
Empezando por la palabra del terapeuta cuando nombra e indica el acompañamiento terapéutico, cuando esclarece a partir de las preguntas que puede traer el paciente y/o sus familiares, cuando presenta al at y al paciente.
Esa palabra autorizada por la transferencia otorga legalidad y legitimidad al at, a su lugar y a su trabajo.
Esa palabra del terapeuta establece un campo y un orden para el desarrollo del vínculo paciente-at.
La palabra del paciente, cuando acepta el AT, convalida y ratifica la legitimidad de la inclusión del acompañante.
Por su parte el acompañante empeña su palabra al ofrecer su saber-hacer al servicio del tratamiento del paciente
La escritura y el encuentro. Construcción de una legalidad histórica
Nos referimos a la capacidad de dar cuenta de una práctica a través de la escritura.
La aparición libro Acompañantes terapéuticos y pacientes psicóticos (Kuras S. y Resnizky S.), editado por primera vez en 1985, constituyó un hito en tal sentido.
Pasaron nueve años hasta la edición del siguiente libro sobre AT. El texto de Gabriel Pulice y Gustavo Rossi (Acompañamiento Terapéutico, 1994) presentó ideas nuevas acerca del acompañamiento terapéutico
Algo similar aconteció con la realización del 2° Congreso Argentino de acompañamiento terapéutico, en el año 2001 en la Universidad Nacional de Córdoba.
En este recorrido debemos destacar la importancia que tuvo la fundación de AATRA en mayo de 2003, su consolidación y expansión con filiales en casi todo el país.
Legalidad social: formación oficial y leyes para la profesión.
Como todo movimiento con una base social genuina y fuerte, el AT va legitimando su legalidad plena de la periferia al centro, o por caminos reticulares. Venciendo obstáculos y barreras planteados desde las resistencias de las estructuras burocráticas o corporativas que demoran pero no pueden detener este proceso.