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Resumen – Módulo IV

El duelo en situaciones especiales

El duelo anticipatorio

El duelo anticipatorio comienza cuando la familia toma conciencia de la cercanía de la muerte de un ser querido.

El duelo anticipatorio es una respuesta adaptativa positiva ante la muerte, porque da a las personas la oportunidad de comenzar a trabajar los cambios profundos que conlleva la pérdida

Anticipar una muerte es una parte importante de la experiencia de esa pérdida. La anticipación puede ayudar a los dolientes a prepararse para lo que les espera.

El duelo anticipatorio aumenta la intensidad del vínculo con la persona que está próxima a morir y provoca una fuerte tendencia a permanecer cerca de ella.

La agonía y el momento de la muerte van a ser especialmente críticos y delicados para la familia. La orientación básica de los profesionales que estén presentes en el momento de la muerte será dar apoyo moral a los familiares y resolver sus problemas concretos.

Cuando finalmente tiene lugar el fallecimiento, es muy frecuente que en la familia se produzca una explosión emocional.

El duelo anticipatorio y el periodo de hospitalización en sí puede complicarse a nivel familiar, debido a lo que conocemos como “claudicación familiar”

Esto consiste en la incapacidad por parte de la familia para ofrecer una respuesta adecuada a las múltiples demandas y necesidades del paciente y de la situación.

¿cómo podemos acompañar a la familia?

Ofrecerles una información clara, concisa y realista

  • Contar con la disponibilidad, comprensión y apoyo del equipo de cuidados.
  • Reservar tiempo para permanecer con el enfermo.
  • Intimidad para el contacto físico y emocional.
  • Escuchar la expresión de sus emociones, tristeza, rabia, desconsuelo y temor. La familia necesita ser escuchada, que sus sentimientos sean comprendidos y aceptados.
  • Sugerir apoyo espiritual.

El duelo por suicidio

Por lo general se trata de un tipo de muerte que genera vergüenza y culpa entre los allegados a la persona fallecida, por lo que tiende a ocultarse.

Plantearemos algunas claves que resultan de utilidad cuando nos encontramos ante un duelo por suicidio:

Una de Ias primeras cosas que podemos hacer en esta situación es dar información acerca deI suicidio

Aunque esta estrategia no se usa habitualmente en el abordaje del duelo (por ejemplo, no hablamos de cómo mueren los enfermos del corazón o de cáncer), en un duelo por suicidio éste será un aspecto crucial del proceso.

Otro aspecto importante es Ia cuIpa, muy reIacionada con Ia negación: eI intento de controIar eI momento en eI que ocurrió eI suicidio.

Es fundamental trabajar la culpa de forma directa. Por lógica, el primer paso será permitir su expresión a modo de drenaje, para más adelante cuestionarla y confrontarla con la realidad.

Es común que entre Ios doIientes se den sentimientos de enfado contra eI  faIIecido

La vergüenza es otra emoción que también aparece a menudo en estos casos.

Esta emoción va a generar aislamiento social en el doliente.

El duelo por un ser querido que se ha quitado la vida es uno de los duelos donde las emociones son más intensas. Todos los duelos implican dolor, pero en este caso al dolor propio de una muerte se añade el dolor de saber que ha sido una muerte escogida.

El duelo por muerte traumática

En esta categoría incluimos toda muerte violenta y súbita: accidentes de tráfico, accidentes laborales, asesinatos, homicidios, etc

Criterios para el diagnóstico de F 43.l – Trastorno por estrés postraumá- tico (309.8l)

  1. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en eI que han existido I y 2:
  2. Ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas hacia su integridad física o la de los demás.
  3. Ha respondido con temor, desesperanza u horror intensos. [Nota: En los niños estas respuestas pueden manifestarse a través de comportamientos desestructurados o agitados.]

EI acontecimiento traumático es re-experimentado de forma constante me- diante una (o más) de Ias siguientes formas:

Recuerdos intrusivos y recurrentes del suceso

Sueños recurrentes sobre el acontecimiento que provocan malestar.

El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo

Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos

  1. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
  • Evitación persistente de estímuIos asociados aI trauma y embotamiento de Ia reactividad generaI deI individuo (ausente antes deI trauma), taI y como indican tres (o más) de Ios siguientes síntomas:
  1. Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
  2. Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que evocan recuerdos del trau- ma.
  3. Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
  4. Acusada disminución del interés o participación en actividades significativas.
  5. Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.
  6. Restricción de la vida afectiva (Por ejemplo: incapacidad para experimentar sentimientos de amor).
  7. Sensación de un futuro desolador (Por ejemplo: no espera obtener un empleo, casar- se, formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).
  8. Síntomas persistentes de aumento de Ia activación (arousaI, ausente antes deI trauma), taI y como indican dos (o más) de Ios siguientes síntomas:
  9. Dificultad para conciliar o mantener el sueño.
  10. Irritabilidad o ataques de ira.
  11. Dificultad para concentrarse.
  • Las aIteraciones (síntomas de Ios criterios B, C y D) se proIongan más de un mes.
  • Las aIteraciones provocan maIestar cIínico significativo o deterioro sociaI, IaboraI o de otras áreas importantes de Ia actividad deI individuo.

Una técnica que se ha revelado eficaz en el tratamiento de este trastorno es el E.M.D.R. (Eye Movement, Desensitization and Reprocessing – Movimiento Ocular, Insensibilización y Reprocesamiento).

La característica definitoria de este tipo de duelo va a ser la sensación de irreaIidad de  Ia muerte por parte del doliente.

Resulta especialmente importante rememorar con el doliente cómo vivió él la experiencia de la muerte en sí: cómo recibió la noticia, cómo reaccionó él y su entorno, cómo fueron los ritos de despedida, etc. El asesor o terapeuta utilizará deliberadamente las palabras muerto, o fallecido, para ayudarle en el proceso de elaboración de la primera tarea del duelo.

Otras sensaciones frecuentes son los sentimientos de cuIpa.

Acercarse a la realidad de lo ocurrido y contextualizar el momento de la muerte son recursos útiles para trabajar la aceptación de la pérdida.

El duelo por desaparición o duelo ambiguo

Cuando desaparece un ser querido, ya sea en circunstancias violentas o no, el proceso de duelo es tan doloroso como el que provocaría una muerte. Sin embargo, al primero se le añade el dolor de la ambigüedad, de la incertidumbre, de la duda.

En ocasiones, el hecho de que la desaparición sea del dominio público puede aumentar el sufrimiento de los dolientes, ya que el número de personas que opinan sobre el caso se eleva exponencialmente

Es difícil que en terapia encontremos algún caso de duelo por desaparición, puesto que

-como ya hemos explicado- la energía de estos dolientes se centra en la búsqueda, no en la ausencia.

Estos son los puntos fundamentales que pueden abordarse en este tipo específico de duelo: ayudar a las personas a vivir con la incertidumbre y la ausencia real, para que su funcionamiento, sus relaciones sociales, etc., se vean lo menos afectadas posible.

El duelo por muerte perinatal

En este apartado incluimos las muertes que se producen desde la concepción hasta el primer año de vida.

La muerte fetal, ya se produzca intraútero o durante el parto, supone la pérdida del bebé. Pero a esta pérdida se suman otras diferentes, como la pérdida del momento de convertirse en padre o madre; la pérdida del rol de padre o madre si se trata del primer hijo; la pérdida de la composición familiar y la proyección de futuro; la pérdida de la inocencia con respecto al embarazo y el parto; la pérdida del derecho a mencionar ese hijo en ciertos lugares, así como del contacto y la posibilidad de crear recuerdos

La ayuda fundamental se centrará en permanecer junto a la persona en duelo, permitirle que exprese su dolor, ayudarle a poner palabras a lo que siente y, de esa forma, legitimar y validar esa pena, en lugar de silenciarla.

Los dolientes de este tipo de pérdida valoran mucho la escucha, la comunicación sensible de las malas noticias y la explicación de las distintas opciones de las que disponen.

La muerte perinatal se caracteriza porque la vida y la muerte están muy próximas y por- que deja vacío de recuerdos un espacio de alguien tan importante para los padres como es el hijo que esperan.

Otras consideraciones

Duelo e implicaciones físicas

Definimos el duelo como un proceso holístico que abarca todas las áreas del ser humano: emocional, cognitiva, conductual y física.

La vivencia del duelo está muy ligada a lo corporal.

Las siguientes son algunas de las sensaciones físicas más habituales en el proceso de duelo: vacío en el estómago, opresión en el pecho, sensación de despersonalización, debilidad muscular, falta de energía, diversas quejas somáticas, etc.

A medida que va avanzando el proceso de duelo, el importante esfuerzo que supone a nivel emocional y cognitivo tiene su reflejo a nivel físico.

Otra complicación muy habitual en el duelo son los problemas de sueño y las alteraciones en el peso.

Por otro lado, el duelo complicado y bloqueado puede enmascararse a nivel físico, mediante sensaciones corporales poco definidas y sin explicación orgánica.

La ansiedad, el estrés continuado y sus manifestaciones a nivel físico pueden llegar a asustar al doliente.

Duelo y fe

En primer lugar, la fe nos enfrenta a preguntas a las que no podemos dar respuesta, ya que al fin y al cabo se basa en eso: en creer sin evidencias.

Para muchas personas, la fe es un apoyo muy importante. La fe es un bastión que permite aligerar el dolor a las personas creyentes.

Como todo, si interpretamos la fe de un modo rígido, se puede complicar la aceptación de la muerte porque hay mensajes que pueden parecer contradictorios

La fe permite dar sentido, significado y orden a las cosas que nos suceden, por eso no es bueno tratar de patologizar o cuestionar a quienes la practican.

La terapia de grupo en el duelo

A continuación, nos centraremos en los elementos de funcionamiento de un grupo de terapia.

Para que todo grupo funcione, tienen que estar presentes los siguientes factores, que relacionaremos con la vivencia del duelo:

  • Cohesión:

La cohesión grupal significa la unión que los consultantes  sienten en relación al grupo y al resto de los participantes

  • Compartir y ser aceptado: Expresar las emociones, el dolor, los pensamientos, etc., tiene una función de desahogo.
  • EI grupo funciona como una unidad
  • EI grupo como fuente de apoyo

Para elaborar el duelo, cada doliente deberá resolver  tareas fundamentales Estas tareas básicas tienen que ser atendidas por el psicoterapeuta a través de dinámicas

Aparte de estas tareas explícitas y de contenido verbalizable, en el grupo existen una serie de procesos invisibles que también deberá atender el terapeuta y que son la clave del crecimiento en el grupo de duelo:

  • UniversaIidad deI doIor y vaIidación deI sufrimiento
  • EI apoyo externo tiene un Iímite
  • Afrontamiento de experiencias
  • Feedback reaI entre iguaIes
  • Función educativa
  • Permitir Ias diferencias individuaIes
  • Compartir abiertamente y ponerIe nombre a Ias cosas

La función del facilitador en la terapia grupal de duelo será generar el clima psicológico adecuado para que todos estos procesos se den, creando las condiciones necesarias para que nazca el vínculo y se desarrolle la comunicación y el crecimiento.

Notas acerca de Ia nueva cIasificación diagnóstica:

pasado, presente y futuro

Sabemos que el duelo no tiene una duración exacta, por lo que no podemos realizar una estimación temporal de lo que dura un duelo considerado  normal, ni determinar el momento a partir del cual el duelo se convierte en patológico. Aun así, los estudios y la experiencia nos dicen que, en la mayoría de los casos, completar las tareas propias del duelo le cuesta al doliente como mínimo entre uno y dos años.

La duración de los síntomas debe prolongarse claramente en comparación con lo que podría considerarse una reacción de duelo normal, en vista de los antecedentes culturales y religiosos de la persona.

Hacia una nueva concepción del duelo

El duelo es un proceso normal que sigue a la pérdida de un ser querido y que engloba una gran cantidad de reacciones a todos los niveles: fisiológico, emocional, cognitivo y conductual.

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