Lección 1
Crear un anclaje
Con mucha facilidad podemos estar en el estado de ánimo que necesitamos, como estar en calma, tener alegría, sentirnos fuertes y creativos, etc.
1. Definir el estado de ánimo que deseamos vivir.
En función de nuestra necesidad actual, decidimos el estado de ánimo que más necesitamos: calma, seguridad, confianza en sí, éxito, cariño, etc.
2. Elegir el gesto que servirá de ancla.
Decidimos qué gesto nos va a servir de ancla. Tiene que ser discreto, nuevo para nosotros, y con una cierta fuerza muscular: presionar el pulgar y el meñique, presionar con la uña del índice una parte del pulgar, presionar fuerte el puño,…
Este gesto tiene que ser muy claro (es necesario recordarlo exactamente), muy breve (de uno a dos segundos, no más), y no haber sido utilizado anteriormente.
3. Buscar tres recuerdos del estado de ánimo que hemos elegido.
Es muy bueno que el primero sea una vivencia de la infancia y que cada uno forme parte de un contexto distinto. El recuerdo no tiene que estar asociado a otra escena desagradable, porque en ese caso vamos a anclar lo agradable junto con lo desagradable…
Por ejemplo, para anclar el sentimiento de valía, podemos tener un recuerdo de la infancia de la primera vez que anduvo en bici solo o sola. Después el recuerdo de un éxito en el colegio. Y como tercero recuerdo la última vez que triunfó entre sus amigos con un plato de cocina…
Anota el nombre de cada recuerdo. Y para cada uno selecciona el instante de mayor potencia.
4. Para cada recuerdo se sigue la secuencia siguiente:
- Cierras los ojos, te metes en el recuerdo como si lo estuvieras viviendo de nuevo, mirando lo que mirabas, escuchando lo que escuchabas y sintiendo lo que sentías.
- Anclaje: en el momento en la que la sensación positiva está creciendo y a punto de alcanzar el máximo, realizas el anclaje o sea haces el gesto decidido anteriormente, siempre de la misma manera. Brevemente. No más de dos segundos.
- Inmediatamente después abres los ojos y miras cualquier cosa o piensas en cualquier cosa. Se trata de distraer tu cerebro porque de este modo la grabación del anclaje es más profunda.
- Comprobación del ancla: ahora con los ojos abiertos y sin pensar en nada, repites el ancla una vez, de la misma manera, con la misma brevedad. Si el ancla ha sido bien instalado, sentirás como el estado de ánimo buscado te está invadiendo.
Si no es el caso, repites la secuencia, dándote cuenta previamente en donde no has seguido el protocolo…
5. Puente al futuro
Te imaginas dentro de unos días, en un momento en que necesitarás este animo que acabas de anclar y te haces el anclaje, de la misma manera que antes, y muy brevemente, y esperas a percibir dentro de ti un cambio con respecto a este futuro.
Si lo necesitas repites el anclaje hasta sentirte al máximo de ti mismo.
6. Recargar la batería:
Cuanto más se utiliza el anclaje, más potente es. En los primeros días utilízalo sin parar, es cuando coge su mayor fuerza. Y lo podrás disfrutar el resto de tu vida.
Cerrar la sesión
En el trabajo con muñecos es importante recapitular evitando que las palabras borren o diluyan la esencia de la remetaforización visual. También conviene advertir de posibles efectos del trabajo: cambios en el humor (irritabilidad, activación, decaimiento), síntomas físicos(hormigueos, palpitaciones, dolores de cabeza o de estómago) o incluso advertir que puede que no noten nada en absoluto (de manera que se disminuyan unas expectativas que pueden interferir negativamente en el proceso de cambio).
Retirarse del proceso de cambio
La actitud más adecuada desde los órdenes de ayuda es la de retirarse, de manera que respetemos al cliente, su sistema y su destino. No podemos exigir que el cliente tome lo que se ha mostrado con el trabajo ni esperar que tenga unos efectos determinados. Conviene retrasar un siguiente trabajo por varias razones: dar tiempo a que el proceso de cambio tenga lugar; no interferir con el proceso de cambio con un nuevo trabajo; que el cliente no ponga la responsabilidad de la solución en nosotros como terapeutas o en los muñecos como “remedio mágico”; …Al utilizar los muñecos en consulta se pone de manifiesto un código visual que permite la comunicación interpersonal entre el terapeuta y el cliente y, también, una comunicación de tipo intrapersonal (del cliente consigo mismo, siendo el terapeuta testigo de la misma). En este sentido, los muñecos poseen un lenguaje característico y peculiar que requiere de un procedimiento que lo licite y lo traduzca de forma que cliente y terapeuta puedan comprender y compartir. De manera similar al ajedrez, donde cada partida puede ser considerada diferente y única, aunque existan una única forma de mover las piezas y unas “reglas del juego” comunes, también cada trabajo con muñecos es diferente y único. Sin embargo, podemos echar mano de un procedimiento básico que nos garantice la implicación del cliente en el trabajo y una posición respetuosa por nuestra parte. En este sentido conviene tener en cuenta varios aspectos que pueden facilitar el trabajo: Necesitamos implicar al cliente: a través de que elija, coloque, preguntarle para que pueda comentar lo que siente ante la imagen. Debemos seguir muy de cerca el proceso que se está desarrollando en el interior del cliente: teniendo en cuenta tanto la información verbal que nos aporta como la no verbal, observando sus gestos y cambios posturales, su respiración, las reacciones emocionales. Se trata de una partida de ajedrez donde no hay contrincante, porque ganamos mientras el cliente gane: no se trata de tener razón ni de acertar, sino de facilitar que el cliente amplíe su construcción del mundo y de sí mismo de manera más coherente y constructiva.
Resumiendo
Distintas utilidades del trabajo con muñecos
El trabajo con muñecos, gracias a su versatilidad, puede aplicarse de numerosas formas y con diversos objetivos. Al mismo tiempo, el principal objetivo para plantear un trabajo con muñecos es la necesidad de ampliar la visión del mundo del cliente (los humanistas lo llamarían “toma de conciencia”, Hellinger hablaría de “perder la inocencia”) de manera que aumente los grados de libertad en sus elecciones vitales y cotidianas: que sus actuaciones dejen de estar motivadas o mediatizadas por implicaciones, compulsiones, introyecciones, etc. y pueda responsabilizarse de su bienestar de forma autónoma y adulta. Como se ha visto en los capítulos anteriores, los muñecos son una herramienta que permite representar visual y espacialmente distintos aspectos de la realidad subjetiva del cliente. Sin embargo, no se encuentran sujetos a un marco teórico propio, sino que necesitan estar guiados y apoyados por los conocimientos previos del terapeuta o consultor: en su experiencia vital y profesional, en su escuela filosófica y/o terapéutica, en su formación y en su sentido común. Así, los muñecos pueden ser útiles como test proyectivo o como herramienta de intervención cognitiva, emocional o, incluso, comportamental.
A continuación se comentan algunos de los usos que puede darse a dicha herramienta:
Los muñecos como instrumento de evaluación: Los muñecos sirven para valorar el estado actual del cliente, los conflictos expresados y no expresados, así como la imagen interna del problema y de sus intentos de solución. Muchas veces se puede trabajar con muñecos sin intención de intervenir a priori, sino como método de evaluación: como test pre-intervención, como test post-intervención y como test de una fase intermedia del proceso terapéutico. Por ello puede resultar conveniente sacar fotografías de las disposiciones, de manera que el terapeuta tenga archivadas las distintas imágenes y disponga de ellas para observar su evolución e incluso para mostrarlas al cliente en caso de considerarlo adecuado. Respecto a la conveniencia o no de mostrar estas imágenes configuradas con anterioridad, es necesario valorar cuidadosamente si mostrar una imagen antigua del problema puede resultar beneficioso para que el cliente se dé cuenta de su avance o mejora o si, por el contrario, puede tener efectos contraproducentes ya que puede retrotraerle a algo que ya está superado. Esta es una de las razones por lo que recomiendo no dejar durante mucho tiempo una imagen configurada del problema y por las que suelo dejar la imagen-solución sin recoger hasta que el cliente ha salido de la consulta.
Caso-ejemplo: Fiel a su madre. El siguiente caso ejemplifica el uso de los muñecos en la fase inicial del proceso terapéutico. Con el fin de evaluar la demanda del cliente, se planteó un ejercicio de muñecos que sirvió para tomar nota de algunos de los aspectos que convendría trabajar en las fases siguientes. El cliente es un hombre de 45 años, divorciado desde hace dos años, trabaja como directivo en una multinacional del sector de los videojuegos. Acude a consulta con la siguiente demanda inicial: “necesito ayuda para romper con mi amante, porque me he dado cuenta de que me estoy haciendo daño a mí mismo”. Por lo que relata, ha intentado dejarla relación tres veces y siempre ha vuelto antes de una semana porque “no podía aguantar la angustia de no estar con ella”. Después de recopilar algunos datos sobre la relación con sus padres, su matrimonio y su actual pareja afectiva (la considera “amante” aunque él está divorciado, porque ella se encuentra casada y tiene un hijo), le pido que realice la configuración con su padre, madre, ex-mujer, amante y él mismo.
Imagen 4.1: Hombre no disponible busca mujer no disponible.

La imagen muestra varios aspectos que evocan desorden tanto en el sistema de origen como en el actual: Se sitúa en la misma línea que sus padres, siendo él el primero de la fila, formando él y su madre una pareja, mientras que el padre se encuentra alejado y de espaldas a ellos. Su ex-esposa se encuentra situada al frente, en el espacio del «futuro» y dentro de su campo de visión, como si quedara un asunto pendiente con ella. La amante se encuentra a la derecha, en la periferia de su campo de visión, mirando hacia fuera (es llamativa la simetría respecto a la posición del padre).Al comentar entre el cliente y la terapeuta lo que se observa en la configuración, destacan los siguientes comentarios por parte del cliente: “Mi madre está a gusto conmigo a su lado, así se siente protegida y acompañada”. “Mi padre siempre ha estado en lo suyo, es un egoísta y un cabrón. Se ha portado fatal con mi madre. Ya no nos hablamos”. “Mi ex-esposa me utilizó. Soy una víctima de sus manipulaciones. Nunca me quiso bien”. “X es el amor de mi vida”. Cuando la terapeuta hizo algunas observaciones como, por ejemplo, “parece que estás más cerca de tu madre que de tu pareja actual”, él tomó una actitud defensiva justificándose en las necesidades de su madre y afirmando que el muñeco que le representaba “quería realmente estar al lado de su pareja”. Cuando la terapeuta cambió el muñeco que le representaba al lado de la figura de la pareja, comentó: “Aquí estoy feliz, pero mi madre me necesita y tengo que volver con ella”. Él mismo tomo su figura y volvió a colocarla al lado de la madre. Estas observaciones indican cierta dificultad del cliente para adoptar una perspectiva más amplia de su situación y, simultáneamente, una alta implicación respecto al trabajo planteado con los muñecos (el hecho de discutir las observaciones hechas por la terapeuta en vez de ignorarlas o considerar el ejercicio como una “tontería” iría en este sentido).Como el objetivo era más la evaluación que la intervención, se le propuso incluir un personaje para una posible futura pareja que estuviera libre para él y así observar si la nueva imagen configurada representaba la dinámica del problema o planteaba una posible salida o paso hacia la solución.
Imagen 4.2: Una mujer disponible no tiene oportunidad

La imagen habla por si sola. Algunos de los aspectos que la terapeuta tomó en consideración para trabajar en las siguientes sesiones fueron cerrar el asunto pendiente con su ex-mujer, explorar la relación con el padre y trabajar el respeto hacia la madre. Entrar directamente a trabajar con la demanda inicial de poner fin a la relación con su “amante” (una mujer no disponible) parecía difícil por la ganancia secundaria(inconsciente, por supuesto) que obtenía con dicha relación: le permitía a él mismo no estar disponible. El hecho de estar en pareja con una mujer casada y madre de un hijo le permitía cubrir determinadas necesidades afectivas y, al mismo tiempo, no tener demasiadas responsabilidades de convivencia y relación. Así, podía evitar plantearse la necesidad de buscar y cuidar de una pareja con la que tener un proyecto común más realista, lo cual evidentemente, le provocaría conflictos personales e interpersonales (por ejemplo, tendría que asumir la culpa de no estar tan disponible para una de las dos mujeres, su madre o su pareja; tendría que asumir las quejas derivadas de ello; también tendría que plantearse que no puede sustituir a su padre en relación con su madre y que no puede ser mejor que él ni darle a su madre lo que el padre no le ha dado…).
Los muñecos como herramienta de metaforización y reformulación
Los muñecos permiten a los clientes contemplar sus problemas desde una perspectiva nueva, ya que permiten crear analogías y conexiones no reconocidas hasta ese momento. De esta forma, como herramienta de metaforización, los muñecos ofrecen un paradigma o mundo de creencias diferentes, facilitando así el desarrollo de actitudes emocionales e interpretaciones nuevas y sugiriendo posibilidades no contempladas previamente. A través de los muñecos se puede evitar una confrontación directa, permitiendo al cliente tomar en consideración ideas o sentimientos que en otras circunstancias podrían ser evitados o negados. A través de la configuración de los muñecos se puede extraer una serie de metáforas que el cliente utiliza para representar su realidad. Por ejemplo, es frecuente observar imágenes en las que el cliente se sitúa apartado o excluido, imágenes donde se expresa una carga pesada o “mochila”, imágenes donde aparece atrapado o sin futuro, etc. De manera previa, incluso, a cualquier cambio en la configuración por parte del cliente o del terapeuta, se puede realizar una reformulación de la problemática y buscar una metáfora alternativa. Así, la “carga” puede ser reconceptualizada como un apoyo o una fuerza protectora, la enfermedad crónica puede ser tomada como una “amiga fiel” y la sensación de estar atrapado puede re metaforizarse como necesidad de sentirse arropado o de demostrar su agradecimiento. En cualquier caso, la reformulación se plantea siempre con el fin de buscar recursos en el cliente y aumentar su toma de responsabilidad, nunca de manera que se sienta obligado a resignarse a una situación que necesita cambiar.
Los muñecos como movilizador emocional
Una persona no puede comprender totalmente sus emociones sólo hablando de las mismas de manera abstracta. La elección de las figuras que van a representar a personas significativas, su ubicación en el espacio, las dramatizaciones desde cada personaje, la repetición de frases sanadoras son elementos del trabajo con muñecos que provocan reacciones emocionales intensas en el cliente. Las figuras promueven la implicación y la sugestión del cliente y facilitan enormemente la catarsis. Por otra parte, la posibilidad de “mirar desde afuera” y desidentificarse de su propio representante permite llegar a una contención emocional de manera bastante inmediata y eficaz si el terapeuta lo considera conveniente.
Caso-ejemplo: El dolor de necesitar. La propuesta era trabajar con dos aspectos de la personalidad del “cliente” que le resultara difícil integrar o manejar. La polaridad que planteó Marta fue la de su parte activa y su parte pasiva. La terapeuta, al observar los muñecos elegidos y su disposición, comentó a Marta que sí veía a la muñeca que representaba la parte activa con una actitud decidida. En cambio, la muñeca que representaba la parte pasiva no la veía como alguien sin iniciativa o sin capacidad de actuación, sino que más bien parecía con una actitud receptiva, dulce, más interesada en cuidar que en avanzar profesionalmente. Marta aceptó la reformulación de “receptiva”, aunque comentó que sólo se sentía a gusto con la muñeca que representaba su parte “activa” y sentía que la parte “receptiva” era infantil, poco práctica y que prefería tenerla lejos. Como en un ejercicio anterior se habían realizado los genogramas, la terapeuta trabajó con la hipótesis de que ambas partes estaban en relación con dos figuras familiares de Marta: Relacionó la parte “activa» con una tía abuela de Marta por la rama paterna, que había sido soltera, políticamente activa durante la Guerra Civil y que había muerto fusilada. Relacionó la parte “receptiva» con una tía abuela de Marta, en este caso de la rama materna, que también había sido soltera, que había cuidado de sus hermanos siendo pequeños y de sus padres de mayores y por la que sentía cierta pena. Al colocar las figuras de las dos tías, la cliente sintió que debía protegerse aún más de la parte “receptiva”. La terapeuta exploró las sensaciones que le producían a Marta mirar a cada una de esas partes. Colocó a la muñeca de Marta primero frente a su parte “activa” y después frente a su parte “receptiva”. Así se puso de manifiesto que Marta relacionaba la idea de “activa” con la de ser independiente y no necesitar nada de nadie, mientras que asociaba la parte “receptiva” a la sensación de necesitar algo de los demás y, por tanto, ser dependiente. En determinado momento, ante la pregunta de “¿cuál es el problema de recibir de los demás?”, Marta contestó que el problema era cuando necesitabas algo y no te lo daban y que no estaba dispuesta a pasar por ello otra vez. La actitud de Marta en ese momento era defensiva, como si intentara evitar la sensación de dolor que puede provocar la frustración de necesidades importantes. Por eso la terapeuta planteó la posibilidad de que dicha actitud, evitar necesitar o depender de los demás, estuviera relacionada con experiencias que Marta podía haber tenido en su infancia. Explicó a Marta lo siguiente: Que posiblemente, de pequeña, había necesitado algo de sus padres y no lo había podido recibir. Que ante el dolor que le había provocado la frustración de sus necesidades, Marta había desarrollado un mecanismo de defensa que le protegiera en lo sucesivo de dicho dolor: no necesitar nada de los demás. Lo curioso es que esta hipótesis también podía explicar el conflicto de Marta respecto a su deseo de tener pareja: Marta quería tener pareja. Sus relaciones de pareja no habían funcionado hasta la fecha. Marta sentía que ella daba todo a su pareja y que él se iba. Respecto a este tema, la terapeuta planteó la siguiente pregunta: “¿Qué hombre puede sentirse valorado por ti si no te permites necesitar nada de él?”. Tras este planteamiento, la terapeuta cogió la figura de una niña y la posicionó frente al muñeco que representaba a Marta. Después le pidió que dijera: “no quiero mirarte porque tus necesidades me hacen sentir vulnerable”. Marta se quedó muy impactada y comenzó a hablar sobre su infancia, sus padres, las dificultades económicas, las carencias afectivas y entró en contacto con un dolor profundo, sin entrar en el llanto sino de una manera contenida y, al mismo tiempo, muy evidente para los que estábamos presenciando la escena.
Imagen 6.1: Ahora que soy adulta puedo cuidarme

Finalmente, la frase sanadora sugerida por la terapeuta fue: “mi querida pequeña, ahora que ya soy adulta puedo mirarte y protegerte. Por favor confía en mí y ayúdame a saber lo que necesitas para aprender a cuidarte y a cuidarme mejor”. Este caso muestra cómo, en muchas ocasiones, las hipótesis sistémicas pueden dar pistas y ayudar a ampliar la visión del cliente pero que, finalmente, el trabajo fundamental consiste en que la persona se responsabilice de su bienestar y deje de justificar sus dificultades y conflictos por experiencias pasadas, lealtades transgeneracionales o implicaciones diversas.
Los muñecos como apoyo explicativo
Los muñecos también pueden ser utilizados por el terapeuta para representar gráficamente una observación sobre el asunto que el cliente trae a la sesión, clarificar una confrontación o una interpretación o ejemplificar una actitud/conducta alternativa. En general, esta forma de apoyar las intervenciones del terapeuta suele ser bien acogida en tanto que resulta menos directiva que la meramente verbal.
Los muñecos como personajes
Tanto una dramatización de conflictos intrapersonales (por ejemplo, una polaridad) o interpersonales, como un ensayo conductual de respuestas alternativas, puede verse facilitado enormemente por una representación a través de los muñecos. De manera similar a la técnica de la silla vacía, el cliente puede adoptar la visión y la voz de los distintos elementos o personajes representados por los muñecos. Como se ha comentado anteriormente, el hecho de poder adoptar, no sólo el lugar de cada uno de los muñecos, sino también el papel de observador desde una metaposición fuera del despliegue de las figuras, posibilita el análisis y la contención emocional además de los procesos de activación emocional y empatía. Del mismo modo, un ensayo conductual o role-playing resulta facilitado al no tener que hacerse en el vacío o mediante una “autodramatización imaginativa”, sino apoyado por elementos materiales y figurativos.
Una mujer de 34 años, psicóloga y empleada en el departamento de recursos humanos de una multinacional, a la que habían ofrecido un mejor puesto en una empresa nueva, acudió a consulta para que ser ayudada a preparar lo que quería decirle a su jefe. Ella se sentía muy agradecida a su jefe por las oportunidades que le había ido dando, la confianza que había depositado en ella y por lo bien que se había portado durante un periodo donde le había costado compatibilizar sus tareas profesionales con las circunstancias familiares (muerte de un hermano, enfermedad de la madre y divorcio tras cuatro años de matrimonio). Aunque tenía clara la decisión que había tomado, cambiar de empresa, se sentía incapaz de comunicársela a su jefe. Al utilizar los muñecos para preparar la posible entrevista con el jefe, la cliente pudo observar que se sentía mejor con un tipo de frases(“agradezco mucho lo considerado que has sido conmigo”, “me siento afortunada de haber adquirido experiencia con un profesional de tu talla”) que con otras (“siento muchísimo no poder responder a tus expectativas”, “espero que puedas perdonarme”). También le permitió distinguir el miedo que sentía a que su jefe se enfadara o se sintiera decepcionado del miedo que sentía ella misma a equivocarse. De esta manera, además de ensayar la temida interacción y prepararse para las posibles reacciones y contraofertas del jefe, pudo darse cuenta de las diferentes emociones que surgían en relación al tema y aceptarlas, observar el amplio repertorio de respuestas que disponía, ponerse en el lugar del jefe y considerar el efecto que podía tener sobre él una u otra forma de comunicarle la noticia, así como sentirse más segura en cuanto a su decisión y sus capacidades para llevarla a cabo. La herramienta de los muñecos es muy versátil y puede utilizarse tanto como procedimiento de evaluación como de intervención. Muchas técnicas terapéuticas que provienen de distintas escuelas o marcos teóricos pueden verse facilitadas a través de esta herramienta.
Por último, los muñecos también pueden utilizarse como figuras de representación en la aplicación de la técnica de constelaciones sistémicas en una sesión individual, y sobre ello trataremos a continuación.
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Lección 2
Constelaciones Familiares en sesión individual con muñecos
Las sesiones de terapia habituales son generalmente ente 45 minutos y una hora. En cualquier caso no conviene alargar la sesión de constelaciones más allá de la hora y media o las dos horas puesto que el objetivo es alcanzar una nueva mirada que permita dar un pequeño paso hacia la solución, y no se trata de arreglar la vida del cliente. Se pueden esbozar varios asuntos emergentes y programar a lo largo de un periodo de tiempo una secuencia planificada de trabajos mediante constelaciones. En este caso es conveniente dejar el suficiente espacio de tiempo entre trabajo y trabajo y tener sesiones de apoyo o la posibilidad de hacerlo en caso que el cliente necesite aclarar o consultar algo sobre los efectos experimentados. Hay que tener especial cuidado con la interpretación y la manipulación porque los muñecos no hablan. De la misma forma, sobre todo a la hora de trabajar con anclajes en el suelo, debemos prestar mucha atención a los puntos ciegos puesto que la capacidad de percepción de las sensaciones corporales puede verse impedida o sesgada por las expectativas o creencias previas tanto del cliente como del terapeuta. En sesión individual también aparecen los movimientos del alma ya que tanto el terapeuta como el cliente pueden, en un momento dado, percibir con claridad un cambio que resuena en todo el campo y que señala o alcanza una solución. Sin embargo, no se asociarán a movimientos espontáneos de los representantes sino a cambios propiciados por la actitud del terapeuta (focaliza su atención y energía a la solución respetando los Órdenes de la Ayuda) y del cliente (renuncia al problema y toma la responsabilidad de la solución respetando los Órdenes del Amor). En el trabajo con muñecos la limitación es evidente puesto que no podemos esperar simplemente a que los representantes sigan sus impulsos. Ya que no se puede trabajar con los movimientos del alma de la misma forma que con representantes, la exigencia respecto a la actitud terapéutica es aún mayor. Respecto a los movimientos del alma, en el trabajo con anclajes si es posible sentirlo a través el impulso iniciado en alguna de las posiciones señaladas aunque: necesitamos distinguir si es un impulso hacia el problema (movimiento de la conciencia) o hacia la solución(movimiento del alma); por otra parte, conviene que haya cierto “consenso” entre lo que el cliente y el consultor sienten en esa posición pues si no es probable que el cliente se sienta manipulado o no tome la solución. En este sentido, suele ser más fácil para los consultantes aceptar como “verdaderos” los movimientos realizados por un representante que no le conoce personalmente y que no sabe de la problemática ni del sistema (lo que sucede en un taller grupal).Algunas veces, un cliente puede sospechar de los movimientos sugeridos por el terapeuta, atribuyéndolos a un intento de persuasión o manipulación para llevarle hacia una solución que el terapeuta considere válida pero que al cliente le cuesta tomar. Se puede trabajar con más elementos del sistema simultáneamente. El hecho de disponer de tiempo de dedicación exclusiva para el cliente así como de un mayor número de elementos de representación(comparado con el habitual número de participantes en un taller),permite desplegar ampliamente el sistema y poder colocar generaciones enteras en caso de considerarlo conveniente.
El trabajo con figuras (muñecos) y otros objetos de representación

Aunque se haya extendido el uso de los Playmobil como figuras de representación, muchos otros muñecos y objetos pueden utilizarse con el mismo fin. Pequeñas piedras o cantos rodados, fotos o dibujos, piezas de ajedrez o incluso chapas pueden ser igualmente útiles. Hay terapeutas que construyen su propio set con bloques de madera o combinando madera, alambre y tela para vestirlos. En este sentido, lo realmente importante es la técnica y el trasfondo teórico-existencial de los órdenes y no tanto la forma que tome la herramienta. Puede que algunas de las características que si convenga tener en cuenta con los objetos de representación es que sean relativamente neutros para que puedan representar o expresar cualquier atributo o posición. Por ello si utilizamos dibujos hay que tener cuidado de que no expresen de manera unívoca un rasgo (por ejemplo el dibujo de un padre enfadado) pues dificultará el movimiento hacia la solución (en el caso del dibujo del padre enfadado será difícil hacerle ver que “le mira con buenos ojos” por ejemplo).Relacionado con la idea anterior de “neutralidad” conviene estar atentos a las proyecciones del cliente y no interferir con las nuestras. Así, los colores o las formas de los muñecos elegidos como representantes nos pueden dar mucha información siempre que no la confundamos con nuestras propias proyecciones o interpretaciones.
La elección de figuras grandes (adultos) o pequeñas (niños): respecto a la elección de las figuras se sugiere que elijan figuras grandes para representarse a sí mismos o a otras personas en el momento actual en caso de que sean adultos o mayores de 16-18 años; para trabajos con la familia de origen, si lo que interesa es observar una dinámica vivida en la infancia, es conveniente que el cliente configure la constelación eligiendo un muñeco pequeño para sí mismo y para sus hermanos. En algunas ocasiones puede resultar interesante, si el cliente ha elegido un niño para representarse, pedirle que elija también un muñeco grande para sí mismo “en el momento actual” y mantener ambos personajes (el yo-niño y el yo-adulto) en la constelación de manera que se puedan facilitar determinados procesos. Por ejemplo, la renuncia por parte del niño de que su madre le dé algo que nunca le dio puede verse apoyada por el compromiso del adulto de dárselo al niño (sería como obtener un compromiso a cuidarse de sí mismo y de sus necesidades como adulto y no transferirlas a sus padres o seguir justificando su problemática en lo que no le dieron).
Constelar la enfermedad
Es importante, que el constelador pueda transmitir que la enfermedad es un mensaje del inconsciente. De esta forma, esconde una serie de condicionantes (emocionales, mentales, biológicos, fisiológicos, familiares, hereditarios, etc.).
Una Constelación familiar puede ayudar al consultante a tomar contacto, con sus síntomas y dolencias. Teniendo una perspectiva amplia de su enfermedad. Sin dramas, para recobrar poco a poco, el equilibrio en diferentes aspectos de su vida. Porque la enfermedad es un indicativo, de que en algún aspecto de nuestra vida algo se ha desequilibrado. Así mismo cuando la enfermedad, se muestra es porque hemos acallado, negado o ignorado algo importante.
¿Qué debe tener en cuenta un constelador familiar para abordar la enfermedad?
Todo constelador tiene que reconocer que detrás de toda enfermedad o síntoma, existen múltiples causas: Biológicas, espirituales, mentales, emocionales, etc. Y existe el gremio de la medicina que se encarga del aspecto biológico. Un terapeuta, tiene que respetar el gremio médico que ha realizado grandes aportes al área de salud.
Es cierto, que todavía hay mucho que se puede mejorar. Aún así, no es nuestra área de competencia. De manera similar, se debe respetar cualquier tratamiento médico que estén llevando nuestros consultantes.
Desde el punto de vista terapéutico, podemos influir directamente en el área (mental, emocional, familiar y espiritual) de la enfermedad.
Vertientes de la enfermedad desde la sistémica
Existen dos áreas específicas, desde el punto de vista sistémico. Que nos pueden ayudar a comprender la enfermedad. Y que debemos tomar en cuenta en el acompañamiento del consultante:
- Situaciones inconclusas en el sistema
Se refiere a los patrones o dinámicas familiares que nos empuja a un lugar sin darnos cuenta. Crean continuidad y pretenden crear cierta estabilidad. Por lo tanto, son difíciles de cambiar. Con todo esto, se quedan enquistados en el sistema durante mucho tiempo.
A consecuencia de esas dinámicas familiares podemos encontrar diferentes situaciones que afectan la vida del individuo, llegando a ocasionar síntomas y enfermedades:
- Duelos abiertos en el sistema. No se ha superado la pérdida de un ser querido.
- Abortos o accidentes o muertes prematuras
- Excluidos en el sistema familiar.
- Asesinatos no resueltos
- Conflictos entre dos bandos
- Movimiento interrumpido con uno de los padres
- Actitudes o hábitos personales. Los hábitos son comportamientos arraigados, que se disparan de manera automática e inconsciente. Y pertenecen al ámbito personal y no al de la familia.
Algunos de ellos pueden ser:
- Resentimiento con los padres o familiares
- Rechazo o resentimiento con una ex pareja
- Pérdidas importantes (trabajo, hijos, parejas, ruinas)
- Fijaciones o compulsiones
- Actitud pesimista y derrotista ante la vida (Victimismo)
- Falta de un propósito de vida o de motivación personal
- Soberbia ante los padres o un ancestro
¿Cuándo es peligroso para el constelador abordar la enfermedad?
Cuando como constelador estás lleno de soberbia. Y crees que puedes SANAR la enfermedad. Y te posicionas, con una actitud de superioridad ante el consultante y la vida. Irrespeta los tratamientos médicos del consultante.
Así mismo, cuando se critica el trabajo de otras áreas de conocimiento o bien el trabajo de otros terapeutas.
Quieres dar un orden determinado al sistema del consultante y te consideras con la potestad de hacerlo.
Todo trabajo sistémico según los principios de Bert Hellinger, debe basarse en el respeto. Pero cuando no se hace desde ese lugar, el propio constelador puede tener síntomas físicos o incluso llegar a enfermar. En consecuencia la SOBERBIA, es castigada duramente por la vida. No podemos jugar a ser Dios o Todopoderosos.
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Lección 3
La enfermedad
La enfermedad es el camino de vuelta a la salud. Es un movimiento del espíritu que abre un reencuentro profundo con la vida y el amor. Es el final de un movimiento circular de reconciliación, que puede atravesar varias generaciones.
No hay curación sin sanación.
La vida es bifásica, dual, de dos fases complementarias, una negativa y una positiva. Todo lo que existe es energía y la estructura de la energía es bifásica.
La enfermedad es el resultado de nuestro rechazo a la vida, y a la vez, una propuesta de solución tanto de nuestro sistema familiar como de nuestro sistema corporal. La misión de la enfermedad es llevarnos a la curación; pero no nos dejamos guiar. No entendemos la enfermedad, hemos olvidado el lenguaje de los símbolos, de las señales.
La enfermedad nos muestra siempre a alguien o algo que fue excluido. Su mensaje es: “el espíritu, que te lo dado todo, te pide que reincluyas a alguien que fue excluido por ti y por ancestro, para poder seguir adelante con plenitud.”
Como todo sistema vivo, la conciencia familiar busca mantener su equilibrio y utiliza mecanismos “ciegos” de compensación cuando el equilibrio está en peligro. Cuando alguien se coloca por encima de la conciencia familiar, rechazando a otro con su desprecio y sobre todo cuando este desprecio ha causado la muerte, la conciencia familiar crea un fenómeno que recuerda esta exclusión, que materializa el desprecio y lo pone a la vista de todos para que se pueda reparar. Y uno de estos fenómenos es la enfermedad.
El dúo enfermo-enfermedad muestra, varias generaciones después si hace falta, el desorden que trabó la transmisión de la vida en esta conciencia familiar.
La capacidad de superar la repetición nos es regalada. Una vez que la fuerza interna que nos habita, heredada de tantas generaciones nos haya permitido asentir a las condiciones de nuestra vida, entonces la conciencia familiar se vuelca con amor hacia nosotros, a la vez que somos abarcados por un poderoso movimiento del espíritu que nos conecta directamente con la Conciencia Creadora y su energía.
Esa energía de sanación viene de fuera del campo. Cuando alguien decide abrirse a la vida como es, se abre a la conexión con el espíritu. Esta persona dice si a todos como son, si a los buenos y a los malos, si a su vida como es, si a sus conflictos, si a la enfermedad como es.
En ese momento la fuerza de sanación llega a la persona. El enfermo se transforma en canal de la energía del espíritu única capaz de producir transmutaciones. Y gracias a esa fuerza de sanación se produce una mutación que es integrada por el campo y transmitida para siempre.
La buena conciencia, raíz de la enfermedad
La mala conciencia es una reacción hormonal, como todas las emociones, que se pone en marcha cuando nos alejamos de algo o alguien que hasta ahora nos daba seguridad. La supervivencia humana se debe, entre otros fenómenos, a que juntos, en tribus, fue más fácil defenderse del entorno hostil. Cada vez que un individuo quería alejarse del grupo, su sensación interna de mala conciencia era tan desagradable que hacía lo posible para regresar y olvidad sus anhelos de individuación. Seguridad o autonomía. La autonomía tiene un precio: el sentimiento de culpa y soledad.
Estos, desde su buena conciencia, le van a despreciar. Pero si el que se ha separado asume el daño que esta realizando y los sigue amando, si su nuevo proyecto será ir con la vida, todo estará bien. Y a la vez será una oportunidad de crecimiento y cambio para los que se quedan. Por el contrario, si esta persona no es capaz de asumir lo que hace, reprochará a los que se quedan su enfado. Todos irán a menos y la nueva experiencia se convertirá más de lo mismo, en una nueva dependencia.
Cuando alguien obedece a su conciencia moral es para ser fiel a la tribu. Al actuar con la conciencia moral, se siente alivio. Estamos en paz con el superego, que es la interiorización del campo de creencias de los antepasados con quienes estamos más vinculados. Solo los niños pueden hacer daño, el adulto no. Precisamente uno se hace adulto al dejar de someterse al superego y a la tiranía de la conciencia moral.
Así pues, la raíz de la enfermedad es nuestra buena conciencia, nuestra conciencia moral, que nos permite decir que alguien es malo y excluirlo tranquilamente. Cada vez que juzgamos creamos un síntoma o una enfermedad.
La primera manifestación de nuestro amor y agradecimiento por nuestra conciencia familiar, nuestros padres y antepasados, es nuestra conciencia moral. Todos hemos sido inocentes y morales; por amor ciego, todos hemos sido perpetradores. Para liberar el futuro hemos de asumir ese daño, sin culpa, y aceptar con amor que cada uno está bien donde está y como está.
La otra faceta de nuestra buena conciencia es ese amor ciego que hace que un hijo diga inconscientemente a su padre o a su madre: “Yo me hago cargo de tu enfermedad” Amor ciego responsable de las mal llamadas enfermedades “hereditarias” o de “transmisión genética”.
Con mi cuerpo pertenezco al campo de mi sistema familiar. Mi cuerpo es el escenario de la polaridad en la que vivo, dividido; entre mi amor arcaico a mi pasado, por quien estoy dispuesto a dar la vida, y mi agradecimiento a la vida. En el cuerpo se señalan los esfuerzos del sistema familiar por reordenarse: dolor de cabeza, picores, inflamación … Cada síntoma es la señal de una relación, nuestra o de algún antepasado, que contravino los órdenes del amor y pide su compensación. Nuestro cuerpo es el teatro de las dinámicas sistémicas con las que estamos especialmente vinculados. El cuerpo es la interfaz entre el individuo y su sistema. Es donde nos habla nuestro inconsciente, que no es más que el movimiento del espíritu individualizado.
En las constelaciones la aparición de un dolor o de una sensación particular en alguna parte del cuerpo pide la frase que le sanará en el acto: por ejemplo, el representante frente al dolor en el hombro derecho, el constelador le pide que diga «asumo mi culpa como pareja», la relación con la pareja se sana y el dolor desaparece. Nuestro cuerpo, a imagen de nuestro sistema, disfruta de un nuevo orden, una nueva salud y plenitud.
En los conflictos que la vida nos presenta vamos a revivir los enfrentamientos fatales que hubo entre un excluidor y un excluido, por la incapacidad del excluidor de adaptarse al presente y vivir con amor al otro. La enfermedad va a presentar entonces una solución en general metafórica a ese desencuentro.
Durante la fase activa, nuestro estrés es la energía del excluidor-perpetrador que se negó a mirar la vida como es. Cuando maduramos y por fin resolvemos el conflicto, entramos en fase de resolución. El estrés desaparece y en su lugar el cuerpo inicia su recuperación con mucho cansancio, siguiendo al excluido, que hasta ahora no veíamos. Ese cansancio nos permite recogernos y darnos cuenta de lo que ha de cambiar en nuestras vidas.
Las emociones

Las emociones son señales internas que nos permiten adaptarnos al entorno cada vez que algo cambia. Ejemplo:
Vemos en la primera reacción la emoción de ira ha puesto coto a la agresión, la emoción subyacente de dolor se puede expresar, todo ha durado menos de un minuto y ambas personas han crecido y su relación ha mejorado. Esta ira y este dolor son emociones primarias totalmente adaptadas a la situación, ay que, precisamente, permiten reaccionar en el momento a algo que surge inesperadamente en el campo.
Solo las emociones primarias son saludables. Por el contrario, en este ejemplo, la risa, la queja o la impasibilidad no resuelven nada, para ninguno. Son emociones secundarias cuya característica principal es la manipulación y el no actuar. Las emociones que no han sido expresadas se acumulan en los órganos a los que corresponden, modificando su química, restándoles energía hasta acabar en una somatización, síntoma o enfermedad.
La emoción primigenia es el amor, unido a la alegría y su corolario, el dolor y la tristeza cuando el amor es herido. Toda la información de nuestro entorno se registra primero en el corazón.
Si el dolor no se puede expresar, entonces la emoción primaria que se vivirá será miedo o ira. Dura el tiempo suficiente para actuar y después regresa el amor y la alegría. Se reconocen estas emociones primarias por ser eficaces, breves y crear empatía.
Una emoción secundaria es cualquier emoción no motivada por la situación presente. Por ejemplo, sonríe en lugar de estar triste, enfadarse en vez de llorar, agredir para evitar sentirse culpables. Son emociones que duran mucho, incluso se transforman en rasgo de carácter. Crean malestar tanto en la persona como en los que la rodean. Son un rechazo vivo y permanente de la realidad como es. Y nuestro cuerpo se hace testigo de ello para ayudarnos a salir de esa no-vida.
Las emociones adoptadas
A veces puede ocurrir que vivamos emociones, primarias o secundarias, sin relación con la realidad: desesperación aun cuando todo nos va bien, ira injustificada, culpa constante e irracional. Son emociones que solo toman sentido a través de una constelación, en la que aparece la vivencia y la emoción de un antepasado, al que imitamos desde nuestra fidelidad inconsciente y ciega. Son las emociones “adoptadas”.
Cuando los aspectos positivos de sus vidas han compensado los aspectos negativos han compensado los aspectos negativos, los positivos se han convertido en patrimonio del sistema familiar.
Cuando los negativos de un antepasado superan a los positivos, lo que no pudo asumir lo tiene que vivir un descendiente de ella.
Los campos mórficos de los sistemas familiares están al servicio de la vida. Están animados por dos movimientos de amor del espíritu: la memoria ordenada inherente, (todo lo existió una vez, existe para siempre), y el movimiento de compensación inherente a los campos. Este movimiento sigue la ley de la energía que rige el universo: toda fase positiva es equilibrada por una negativa.
Los padres
La VIDA nos viene de los padres.
Todo nos es regalado al tomar a la madre y al padre. Al amar Incondicionalmente a nuestra madre, nos vinculamos con todo nuestro pasado, con el origen de la vida, con la abundancia de vida, que se traduce en nuestra existencia en todas sus formas: salud, dinero y amor.
La madre es un puente entre el pasado y el presente, y con el parto nos ensena el morir para renacer. De ella recibimos ser transmisores de los valores pasados. Al amar a nuestro padre, nos abrimos al futuro, al mundo, a la realización profesional. De él recibimos la fuerza de superación, de supervivencia y de entrega y un proyecto.
Nuestra madre ha tenido un padre y una madre, nuestro padre ha tenido una madre y un padre, por lo que en sus vidas cada uno ha sido una simbiosis de sus propios padres, portador, por lo tanto, de ambas energías, masculina y femenina.
Al fundirse nuestros padres en el momento de nuestra Concepción, ya sea por vía natural como por concepción asistida, se produce una doble simbiosis: simbiosis del ovulo con el espermatozoide y simbiosis de las dos ramas del sistema familiar.
Esto significa que, al tomar a mi madre, abrazo a toda mi rama materna, hombres y mujeres. Cuando tomo a mi padre, tomo simultáneamente a los hombres y mujeres de toda la rama paterna.
Madre, padre y vida son sinónimos; aceptar la vida es aceptar a nuestros padres como son y fueron. Rechazar algún aspecto de la vida es rechazar a uno de los progenitores o quizás a ambos, Y viceversa, aceptar a nuestros progenitores es tomar la vida como es.
Aceptar la vida es hacer frente a sus retos. es enfrentar los conflictos, es resolverlos por mucho que nos cueste. Bloqueamos frente a un conflicto es rechazar la vida como es, es rechazar al padre, a la madre o a ambos, es privamos de la fuente de la abundancia y de la fuerza.
Hemos visto anteriormente como la enfermedad es la consecuencia de una exclusión. El gran excluido señalado en primer lugar por la enfermedad es la madre o el padre, según el tipo de dolencia que nos afecte.
En efecto, la salud física nos viene a través de la madre; la salud mental nos viene a través del padre. Las enfermedades físicas graves se desarrollan en personas que sufrieron exclusión o ausencia de madre en un mínimo de tres generaciones. Las enfermedades mentales se desarrollan en personas que no tienen acceso al padre desde un mínimo de tres generaciones.
El movimiento básico de las enfermedades es un movimiento interrumpido con la madre o con el padre. Movimiento interrumpido que existe debido a una implicación con un antepasado que sufrió una separación trágica de uno de sus padres, o porque el mismo enfermo vivió un alejamiento dramático con uno de sus progenitores. El conflicto desencadenante de la enfermedad no es más que la consecuencia de este movimiento interrumpido que se caracteriza tanto por la imposibilidad de acercarse al progenitor, como por el rechazo al mismo, al no poder asumir el dolor provocado por la distancia.
LA MADRE
Al tomar incondicionalmente a la madre, abrazamos la salud. Los nueve meses de gestación son el periodo en el que cada persona ha vivido la abundancia más completa, con todas las necesidades atendidas, ya que el feto llegó a término, pese a cualquier adversidad. Abrirnos a la madre es abrir las compuertas de este periodo, es vincularnos de nuevo con la abundancia y con la bondad de la naturaleza: el regalo de la naturaleza es la vida, la salud.
El rechazo de la madre o la imposibilidad de tomarla provoca la enfermedad, y si este alejamiento de la madre existe en tres generaciones seguidas se producirá una enfermedad grave.
Para comprenderlo, tomemos el ejemplo de María, enferma de cáncer. Es muy protectora con su madre. Al hacer de madre de su madre no ha podido tomar a su madre. Esta última estaba aterrorizada por su propia madre, la abuela, y por ese miedo se niega a tomarla como madre. La abuela, a su vez, estaba reemplazando a una novia de su padre, con lo cual tampoco había tomado a su madre, sino que más bien odiaba a todas las mujeres que la rodeaban, incluyendo a su hija, madre de María. Y si seguimos investigando, probablemente lleguemos a más generaciones sin madre.
EL PADRE
Del padre nos viene la fuerza de la supervivencia y de la adaptación a la realidad, la fuerza del compromiso, de la responsabilidad y de la realización profesional.
¿De dónde le viene esa fuerza al padre? El hombre tiene en su vida dos grandes momentos. Su renuncia que no tiene la mujer, renuncias que le hicieron fuerte y hombre. Hacia los tres o cuatro años, el hijo enamorado de su madre siente que su seguridad está en acercarse a su padre y renunciar para siempre al amor con mama. Cierra el periodo de la fusión amorosa con la madre que existía desde la concepción y empieza a vivir, a cambiar en el hacer y socializarse.
Para la niña la renuncia al amor con papá tiene una compensación mucho más suave ya que le permite volver a la relación iniciada desde el principio de su existencia: la relación con su madre.
El segundo periodo de renuncia es cuando, siendo un joven padre, se da cuenta de que, una vez acabada su contribución a la concepción del hijo, la simbiosis biológica madre-hijo es tan autosuficiente que no le queda otra que marcharse. Su papel de apoyo está en el exterior de esta fusión. En cuanto asiente a esa nueva renuncia de poder seguir con lo femenino como antes, encuentra su papel en la sociedad, poniéndose al servicio tanto de la fusión madre-bebe como de la sociedad, gracias a su trabajo.
La supervivencia y realización del hombre se hace a través de la ruptura con el elemento femenino, materno y emocional, con el pasado, con lo más placentero. De ahí su fuerza y su mirada a la acción y al futuro. Mientras que la realización de la mujer se hace a través de la continuidad y simbiosis con lo primigenio y lo emocional.
El padre es un puente entre el presente y el futuro; nos enseña la adaptación al medio, nos enseña a salir al mundo, a renunciar para beneficio del grupo; nos enseña a actuar y a comprometemos en el servicio a la vida.
La ausencia de un padre respetado por la madre durante varias generaciones crea el marco de las psicosis. El excluido en la enfermedad mental es el padre; el excluidor, una o varias madres. De allí la importancia de un terapeuta varón al lado de un cliente psicótico.
El padre puede ser una figura clave. Su fuerza permite compensar una madre ausente. A menudo, en la fase de resolución, la presencia del padre, honrado y tomado incondicionalmente, compensa el alejamiento o la fragilidad de la madre permitiendo llegar a la vida de nuevo.
Los órdenes de la salud
CREAR LAS CONDICIONES DE UNA NUEVA REALIDAD DE SALUD
Agradecer y honrar a la Conciencia creadora de vida.
Agradecer la vida recibida.
Agradecer el amor
Honrar a los humanos como son, con su incapacidad de amar.
Honrar a las fuerzas de sanación.
Tomar a la madre y al padre.
Tomar al antepasado excluido.
Honrar y agradecer a la enfermedad.
Reconocer y agradecer los pensamientos negativos propios.
Devolver estos pensamientos al antepasado.
Asentir a la vida con salud.
La enfermedad y el sistema familiar
Elijo un representante para la enfermedad, otro para un ser humano y otro para el sistema familiar de este humano. No los coloco; desde el instante en que son escogidos están abarcados por el movimiento de sus dinámicas.
La enfermedad está totalmente al servicio del sistema de la persona, le da la mano como una niña pequeña y va donde se le diga. Sin embargo, el ser humano no tiene conciencia de ello, solo ve la enfermedad, y aunque la enfermedad sea muy pequeña al lado del enorme sistema, el humano no percibe el sistema. Este humano se siente más grande que todo lo que existe. La enfermedad se acerca a él, le coge de la mano y lo coloca frente a su sistema familiar. Por primera vez el humano toma conciencia del sistema y se siente totalmente descolocado: aunque aún se sienta más grande que el sistema, nota que ya no es dueño de su destino ni de sus decisiones, que la presencia de este sistema le ha quitado el poder sobre su vida. Siente un gran desconcierto, ha perdido sus referencias. Ya no sabe lo que se espera de él, ni que puede hacer.
Mientras, la enfermedad va menguando a la vez que mira al ser humano con mucho amor.
El ser humano, cansado de no sabe qué hacer, decide alejarse, irse a la vida, pasando de ellos. Entonces el sistema hace ruido para que el humano le mire de nuevo. A la vez el sistema ordena a la enfermedad, con sus gestos, que vuelva a crecer. Esta vez la persona se gira hacia la enfermedad y el sistema y se rinde a este último, postrándose ante él. La enfermedad se va desplomando despacio.
La persona se incorpora y va conectando espontáneamente con Algo Mas Grande, mirando a lo lejos, hasta que se siente impulsada a volver a la vida, ligera, despejada y con ganas de acción.
El sistema siente una ligera mejoría. Sin embargo, es insuficiente, por lo que va en busca de otra persona viva, acompañado de la enfermedad.
Esta constelación se realiza a pedido de un médico que quiere ver cómo puede abordar la enfermedad de sus pacientes desde el enfoque sistémico y es una excelente forma de constelar las enfermedades.
Otro método es elegir un representante para el consultante, otro para la enfermedad, otro para el miembro del sistema familiar que trae la enfermedad y no debe faltar un representante para la salud.
Se le pide al consultante que coloque su dedo índice (catártico) sobre el muñeco y vivencie a cada uno de los representantes. ¿Qué siente? Qué le diría a….? (interactuar entre todos los actores). Finalmente, el representante del consultante mira solo a la salud, la honra y le dice una frase sanadora y agradece y toma en ella a su padre y a su madre.
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Lección 3
Constelar virtual
CONSTELACIONES FAMILIARES ONLINE
La Constelación Familiar es una manera especial de lograr soluciones a los problemas de la vida, entre otras cosas a los conflictos de pareja, de familia y de todo tipo de relaciones; tales como separaciones, relaciones que siempre fallan, crisis de vida en enfermedades, experiencias traumáticas en accidentes, tendencia a la ansiedad y a la tristeza…
Una Constelación Familiar es una terapia que permite identificar los enredos ocultos que generan conflictos en las relaciones personales; ayuda a descubrir los entramados que causan el conflicto y a enfocar la solución.
Final del formulario
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Las constelaciones familiares online son un trabajo con muñecos de madera que permite representar visual y espacialmente distintos aspectos de la realidad subjetiva.
La comunicación se produce mediante videoconferencia, se requiere el uso de un ordenador y cámara web.
En las constelaciones familiares online el cliente descubrirá en su configuración las pautas relacionales que se han mantenido en su sistema de forma disfuncional a través de la transmisión de generación en generación bien por lealtades, destinos, identificaciones…
De esta forma, se entiende que muchos de los problemas psicológicos actuales que un paciente, o una determinada relación, pudieran estar sufriendo los resultados de viejos conflictos que no se elaboraron adecuadamente en el pasado de la familia y que permanecen operativos en la actualidad manteniendo heridas del sistema que generan en muchas ocasiones un gran sufrimiento.
En este sentido, muchos de los conflictos que un paciente experimenta no se pueden explicar completamente por la historia de aprendizaje personal del mismo, sino que hay que remontarse a su familia de origen, a padres, abuelos u otros parientes lejanos para obtener un marco comprensivo más amplio y completo.
Una constelación familiar online está dirigida a buscar, a través de la configuración fenomenológica de la dinámica familiar del consultante, las leyes del sistema que fueron y están siendo transgredidas, así como la solución que permita la restitución de las mismas como forma de resolver la problemática actual del paciente utilizando internet para la comunicación de la constelación.
Las Constelaciones Familiares online en Terapia Individual, son tan eficaces como cuando configuramos una Constelación Familiar en Grupo. En esta modalidad, trabajo con la persona que viene a la consulta y sustituimos a los representantes de los familiares por muñecos de madera. La constelación individual nos permite ampliar el conocimiento que tenemos de nosotros, abordar situaciones o conflictos que nos generan ansiedad y malestar de forma más íntima.
Técnica indicada para:
Temas personales
- Una fuerte necesidad de preservar su intimidad
- Personas con miedo escénico
- Problemas de pareja (actual, ex-pareja, «nunca encuentro la adecuada»,…)
- Problemas con los hijos
- Problemas de relación con el sexo opuesto
- Problemas con los padres o hermanos
- Dificultades en las relaciones con otras personas
- Pérdidas y duelos – Superar sucesos trágicos
- Orientación en momentos de cambio
- Adicciones
- Enfermedades y otros problemas físicos (cuando la causa es sistémica)
- Destinos difíciles (muertes prematuras, abortos, personas recluidas…)
- Abuso
- Auto-boicoteo para no conseguir éxito económico, profesional, o personal
- Apoyo para la toma de decisiones importantes (cambios de residencia, de profesión, de pareja, etc)
- Dificultades personales: Autoconfianza, procesos de adaptación a nuevas situaciones o etapas vitales: jubilación, separaciones y divorcio, desempleo…
- Otros temas (no quedarse embarazada, Adopción, estafas en Herencias, tendencias suicidas, Anorexia, Bulimia, problemas sexuales…)
Temas laborales
- Problemas en el lugar de trabajo
- Elección o cambio de profesión o de empleo
- Asesoramiento en proyectos profesionales (autónomos, emprendedores…)
- Problemas organizativos o de Gestión en empresas (ver Constelaciones Organizacionales)
- Problemas en la empresa (ver Constelaciones Laborales y Organizacionales)
¿Qué pasos debo realizar para realizar una constelación familiar online?
1) Descargar el programa Gimp http://www.gimp.org.es/descargar-gimp.html
2) Descargar el archivo xcf desde el siguiente enlace
https://drive.google.com/file/d/1AD2pkztn0Otiwcg6g6AWWU6nZNlC1_Q9/view?usp=sharing
3) Abrir con gimp.
Descripción del archivo
- Campo: en color verde
- Arriba: muñecos masculinos
- Naranja: ancianos
- Verdes: adultos
- Violetas: jóvenes
- Celeste: niños
- Blancos: bebés
- Abajo: muñecas femeninas
- Naranja: ancianas
- Verdes: adultas
- Violeta: jóvenes
- Celeste: niñas
- Blanco: bebas
- Lateral: símbolos
- Aborto
- Hijo no Reconocido
- Enfermedad
- Silencio
- Muerte
- Futuro
- Presente
- Pasado
- Perdón
- Abuso
- Valentía
- Paz
- Maltrato
- Esperanza
- Dinero
- Estafa
- Maternidad
- Jóvenes juntos
- Abandono
- Ira
- Sanidad
- Adicción
- Infertilidad femenina
- Infertilidad masculina
- Creencias
- Ancestro masculino
- Ancestro femenino
- Locura
- Incesto
- Adopción
- Homicidio
- Suicidio
- Amor
Como trabajar el archivo
- El consultante elige los muñecos que representan lo que quiere constelar.
- Ir a la barra lateral derecha de abajo y buscar cual es el muñeco elegido por ejemplo: hombre adulto 1. Hacer click sobre el nombre. En el campo se marca el muñeco en un cuadradito.





