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CF – Módulo IV – Lección II

La principal tarea será posibilitar al consultante la vivencia de la autoeficacia, es decir, la experiencia de poder actuar él mismo en determinado sentido, logrando así lo que efectivamente pretende. Esto significa que supere la resignación (retracción crónica), volviendo al movimiento de apertura. La sesión terapéutica es un proceso altamente complejo, en el cual la constelación en si misma solamente constituye una parte del total de las intervenciones. Los síntomas y los problemas afectan al consultante, en su globalidad intelectual y cognitiva, emocional y corporal. El cambio no es generado solo con la constelación sino es necesario aprovechar todo el lapso del encuentro. Desde el comienzo, ya durante el dialogo anamnésico y con anterioridad a la constelación como tal, tenemos múltiples oportunidades para ofrecer al consultante propuestas de solución en todos estos niveles.

El terapeuta debe proporcionar buenas explicaciones. Para el consultante es útil un conocimiento psicológico básico. Se puede dar una pequeña introducción y hacer que el procedimiento sea transparente y comprensible. Estas explicaciones reducen la tensión del consultante, incrementan su interés y promueven su motivación, porque puede trasladarlos a su vida. Como modelo puede tomarse la psicología del desarrollo (ver anexo).

Puede producir resonancia corporal y psicológica de su problema. Posteriormente se pueden presentar el modelo sistémico que incluye los “órdenes del amor”. Como tercer paso introductorio realizar un ejercicio de respiración y percepción corporal de mindfulness. (ver anexo)

Es terapéuticamente oportuno que en nuestras formulaciones dejemos un margen para los procesos de búsqueda más finos del consultante, ya que, por ser extraños, se nos escapa. Cuando estamos tratando un punto sensible y queremos primero incentivar la predisposición del consultante para aceptar alguna “verdad” o para chequear nuestra hipótesis, las formulaciones como: “pareciera como si…” nos ayudan. Una manifestación tajante como “Esto es así” lo pone en la disyuntiva entre Si o No, que quizás no pueda tomar. A veces, a pesar de la clara percepción de que un síntoma debilitante no le pertenece al consultante, no podemos detectar persona o situación alguna a la que pudiera atribuírsele ese síntoma. En ese caso, agregamos a otra persona, sin definirla con exactitud y observamos que efecto conlleva esta intervención.

 Para movilizar nuestro propio proceso de búsqueda en pos de otros pasos positivos para el consultante, durante el dialogo y en el curso de la constelación, podemos recurrir constantemente a algunas preguntas a nosotros mismos y también las dirigidas al consultante: ¿Qué es importante? ¿Y De qué se trata realmente? Si el consultante recarga la solución del problema al terapeuta no hará su propia búsqueda. Si repite siempre la descripción del problema, la pregunta ¿Y que ayudaría? Puede sacarlo de este sentir y llevarlo a reflexionar.

Se puede repetir cuantas veces sea necesario. Las preguntas reiteradas lo vuelven a llevar cada vez a su propia capacidad resolutiva y sirven para armar continuada y paulatinamente un patrón de preguntas orientadas a la resolución.

Luego del saludo y una breve descripción de la sintomatología, se puede preguntar: ¿Qué hará cuando haya resuelto el problema? La atención del consultante se aleja del problema y pasa a los actos que realizará cuando se encuentre en el futuro al que quiere llegar con nuestra ayuda. La llamada técnica de la bola de cristal proviene de la hipnoterapia. El terapeuta y el consultante proyectan juntos un modelo de buen futuro, mirando, como una adivina, una bola de cristal imaginaria. Recibimos así información muy detallada acerca del estado deseado. Se le pregunta: ¿Qué pasa cuando ha resuelto usted su problema? Así se abre el arco hacia el futuro que el consultante no tiene en cuenta, generalmente, no tiene en cuenta cuando describe la solicitud. Si el consultante no esta acostumbrado a integrar una perspectiva concreta de futuro a la configuración de su vida, la descripción de su solicitud suele ser vaga y difusa y hacen su aparición impulsos diversos de corto plazo. Para lograr que enfoque su problema, se le podrá preguntar: ¿Qué es lo importante? ¿cómo debe ser? ¿qué debe resultar de la constelación? De ese modo, lo vuelve a situar en el tiempo posterior a la constelación, en el que ya se presentó un cambio. Para aclara su solicitud, se suele preguntar: Ud, tiene….años. ¿Cuántos más vivirá ¿qué quiere hacer en los próximos diez, veinte, etc? y finalmente ¿Qué más le queda por hacer para poder morir feliz? ¿Qué puede hacer para que los sitomas vayan desapareciendo, para que finalicen en su vida aquellas cosas que le quitan fuerzas y para que en su vida aparezcan cada vez más las cosas que lo fortalecen? Al final de la sesión podrá llevarse el proyecto de su futuro como ejercicio para la casa con la consigna

Desde el comienzo, se desarrollan en el terapeuta procesos internos de búsqueda que, a partir del conocimiento de dinámicas y estructuras pueden llevar a las primeras hipótesis y a proyectos de pasos resolutivos. ¿Qué experiencias hicieron que el consultante sea así y que experiencias pueden ayudarlo a lograr su objetivo? Quizás aparezcan como en una película, imágenes del consultante y su familia. ¿Qué impresión primaria tiene el terapeuta acerca de él? ¿En que relaciones con la vida ve al consultante? ¿Qué atmosfera trae a este ambiente? ¿Qué personas bien atmosféricamente con él? ¿Cómo vive uno su irradiación corporal y que le transmite? A veces, con su mirada interna, el terapeuta puede ver al consultante de niño, inmerso en su mundo de entonces o relacionado con otros, a veces se interponen fantasías, personas, personajes en la propia imagen interna. Posiblemente, se trate de percepciones plenas de sentido que, de ser ciertas, podremos dejar fluir y pueden ser útiles para el proceso. Como terapeuta es recomendable trabajar con lentitud para disponer de suficiente tiempo y analizar las informaciones, manifestaciones y percepciones, para crearles espacio a las propias imágenes y movimientos. Es muy importante que se sienta cómodo para poder conducir al consultante. Si el lenguaje del consultante es acelerado se puede detener y pedir quedarse en un tema determinado o derive su atención a su estado corporal o de tensión interrumpiéndolo cada tanto: ¿Cómo está respirando ahora? O ¿Cómo se está percibiendo físicamente en este momento? Los consultantes vienen con síntomas o problemas de índole física o psíquicas, buscando vías para liberarse de ellos. Si partimos de la base que los síntomas son correctos, el consultante nos introduce directamente en su historia. Podemos considerar los síntomas como patrones tempranos de reacción que dejaron huellas. Puede estar registrada en su propio pasado biográfico o en el pasado de un miembro de su sistema familiar. Es decir, que, basándonos en el síntoma, deducimos un posible pasado y buscamos lo que sea necesario para lograr un buen futuro. Podemos lograr más claridad, mediante preguntas acerca de la duración de los síntomas y las circunstancias de la primera manifestación. Podemos establecer hipótesis y verificarlas luego en la constelación o en un dialogo de orientación sistémica. Si el síntoma apareció en algún momento de la vida del consultante en el que sucedió algún hecho grave, este podría ser el disparador. Si el consultante conoce el síntoma desde siempre, se puede suponer que se generó a temprana edad o es adquirida.  Si el síntoma se manifiesta en otros miembros de la familia, podemos hipotetizar que pertenece al sistema. Si se superponen las experiencias sistémicas y biográficas, es necesaria una buena anamnesis. En la historia del síntoma, preguntamos por el momento y las circunstancias de su primera manifestación y del ulterior desarrollo. ¿Cuándo aparece, en que circunstancia se manifiesta y en que condiciones no lo hace? También se hace necesario preguntar por exámenes médicos.

Algunas posibilidades efectivas son:

Expresarse en presente: todo aquello que deberá suceder en la situación favorable es descripto ahora mismo como una realidad.

Usar el modo indicativo: describe las cosas como reales expresando las “actitud” del hablante con respecto a la acción expresada. Ej: voy en coche, ayer comi arroz, etc. o ¿Qué hace ud.cuando puede? O ¿Qué sucede cuando hace eso? También durante la constelación ¿Qué ocurre si coloca a a su padre detrás suyo? El modo subjuntivo en cambio divide los sentidos. No usar frases como: ¿Qué haría si pudiera? ¿Cómo sería si colocara a su padre detrás suyo?  Porque mantiene abierta la posibilidad de que se produzca o no. La forma de la pregunta repercute sobre el desarrollo de la conversación. Si se formulan preguntas abiertas, no contestará si o no, sino que ora a los detalles. Las oraciones principales simples o preguntas sin oraciones subordinada son de más fácil recepción que frases largas que contienen mucha información y que acaso se contradicen. Las frases con negaciones no aportan claridad. Si el consultante dice: “Ya no quiero ser tan depresivo” carecemos de toda la información. Por eso lo conducimos a la descripción positiva: ¿Y como debe ser? O le imponemos directamente la regla de omitir la negación y emplear formulaciones de orientación positiva. Si el consultante cae en un lenguaje infantil, se podrá experimentar con él l efecto que tiene de hablar con voz clara y pausada como un adulto y con fuerza. Si habla en voz baja se le sugiere hablar en voz alta y experimentar la diferencia.

Si el consultante presenta síntomas físicos, primero le proporcionaremos alivio antes de proseguir con el proceso. ¿Qué ayuda?……exhalar

Los distintos pasos en el transcurso de una sesión son:

  • Precalentamiento
  • La descripción de los síntomas y la aclaración del pedido
  • La anamnesis biográfica, la familiar y el genograma
  • La constelación como tal, con los pasos conducentes y el despliegue de una imagen final y de solución
  • Un dialogo concluyente, y eventualmente, ejercicios e instrucciones acerca de las tareas para el hogar
  • Se trata de la fase en la que el consultante llega a conocer al terapeuta. Asimismo, el profesional aprecia las posibilidades que existen entre él y el consultante, rasgos de personalidad, miedos, limitaciones y también, actitud interna, fuerza y capacidad de comunicación que lo caracterizan.

Lo mejor es que la meta terapéutica sea determinada entre ambos. ¿Qué expectativas deposita el consultante en la constelación? ¿Cuándo esta el cumplido el objetivo requerido por el consultante? ¿Cuándo se considera concluido el trabajo? Con las preguntas ¿Cómo debe ser? ¿Qué debo hacer por ud? Uno puede conocer la idea que tiene el consultante y la expectativa que pone en la constelación.

Durante las sesiones

  • Registrar la solicitud y la meta de la constelación, es decir la idea del consultante de lo que pretende alcanzar.
  • Debajo del genograma, esquematizar la imagen de solución de esa sesión y anotar las tareas para el hogar.
  • Escribir brevemente las intervenciones y frases importantes.
  • Las constelaciones son discretas y tienen una forma muy reducida, no se explayan en los sentimientos o sus asociaciones.

Cambio y ejercicio

Los cambios son procesos de muchos niveles, que se refieren a todos los planos del organismo interrelacionados. Aun cuando el cliente altere tan solo levemente su organización psíquica y su patrón de conducta, con el transcurso del tiempo esto puede desarrollarse hasta dar como resultado un cambio complejo. Por eso, es conveniente verificar en detalle con el consultante cual es la tarea indicada para él en ese momento a fin de dar impulso al proceso deseado. Las tareas son útiles para establecer las bases del trabajo terapéutico y para dar al cliente más estabilidad para cuando no esté directamente en contacto personal con el terapeuta. Por otro lado, conservan o refuerzan el efecto de las intervenciones terapéuticas que ambos han desarrollado durante la sesión. Los ejercicios deben desencadenar impulsos, despertar en el consultante el gusto por la experimentación, facilitándole así los cambios. Las tareas para el hogar y los ejercicios deberán estar planteados de tal modo que transmitan una experiencia buena y fortalecedora.

Contenido de los ejercicios encomendados

Los primeros ejercicios se refieren a la percepción de su propio cuerpo y del estado corporal. Luego se suma la observación de la conducta y de los procesos internos, para desarrollar, a partir de allí, las alternativas que el cliente describiera cono su meta terapéutica. Finalmente, el ultimo paso en este proceso de transformación es la realización paulatina de las alternativas, primero en el pensamiento y luego con experimentos, de modo que, de esas experiencias, termina por emerger un nuevo patrón funcional estable. Al finalizar cada sesión, el consultante se llevará a su casa las tareas. Surgen de los temas actuales de la sesión y se refieren a las experiencias especiales que la persona haya hecho durante esa sesión. Los ejercicios buenos se pueden mantener durante meses, complementándolos con nuevas tareas.

Percepción del propio cuerpo y del estado corporal

Estos ejercicios hacen que la persona tome conciencia de su respiración, su tensión y la posibilidad de relajamiento. Como ejercicio básico, se prescribe al consultante “exhalar tres veces por día”. La propuesta de respirar profundamente en situaciones críticas no es muy original, pero es efectiva. El peso está expuesto en la exhalación, porque el cuerpo inhala espontáneamente por si solo. La exhalación profunda genera también la inhalación correspondiente. Al transformar la exhalación en una tarea, se incrementa la atención y el cuidado del consultante para esa función del cuerpo. La probabilidad de que piense en su respiración mas veces que las tres “prescriptas” es relativamente grande y constituye el efecto colateral deseado. Esta tarea se encomienda al margen de todos los demás ejercicios, hasta que el patrón respiratorio se haya desarrollado, conformando una respiración continuamente profunda. Los ejercicios para la relajación de Jacobson ayudan en el caso de la tensión corporal crónica. Merced a la capacidad de relajarse, el consultante puede participar más fácilmente de os procesos y exponerse a las emociones que generan las constelaciones.

Observación de la conducta y de los procesos internos

Los conceptos y las ideas del mundo se exteriorizan por medio del lenguaje y determinan el tratamiento del problema y la solución. Como hilo conductor durante las siguientes semanas, el consultante podrá ser acompañado por la pregunta: ¿Qué fortalece y que debilita? Y podrá optar por esta pregunta como directriz para sus observaciones en situaciones concretas, para pensamientos, encuentros y acciones. Así podrá aprender a distinguir, según un trasfondo sistémico, que corresponde a sus propias necesidades o donde comienzan sus estrategias secundarias o si adquirió algo de otras personas del sistema. Inicialmente, se recomienda no hacer ningún cambio de conducta, sino observar primero los patrones de reacción que e manifiestan en forma espontánea. La falta de acción tiene, ante todo, el efecto de que el cliente ya no podrá actuar con sus patrones normales de conducta, porque la observación misma ya los altera.

Desarrollo de alternativas

Para despertar el potencial creativo y abandonar las sendas habituales, iniciamos la búsqueda de una conducta alternativa y que de soluciones dentro del marco opuesto al que había intentado y evaluado hasta ese momento como camino resolutivo. Si el consultante proyectó una alternativa viable, el paso siguiente será transformarla en acción. Para ir paulatinamente la primera vez podría solo observar que se modifica corporalmente y en quien tiene enfrente. Si todavía no se anima a pronunciar, podrá pensar en un ¡NO! Y experimentar en voz baja que pasa cuando la próxima vez diga ¡SI! Cuando el consultante haya construido una base firme mediante el conocimiento, la experiencia y el ejercicio, ejecutará la transición en forma espontánea de adentro hacia afuera, de la imaginación a la realidad. Los ejercicios y las tareas para el hogar se proyectan de manera tal que el consultante haga buenas experiencias con ellos y quede así motivado para involucrarse en más experimentos. Los ejercicios pequeños y continuos son mucho mas convenientes que los grandes y de amplia concepción, dado que deben resultar exitosos y no deben desmotivar al cliente. Si de la sesión no resultó ningún ejercicio, lo mejor es coordinar con él la tarea: ¿En que quisiera poner ud. su atención en los próximos tiempos? ¿Con que quiere experimentar? Durante el proceso, se desarrollan determinados temas que interesan al cliente que no se han agotado.

Las primeras tareas breves encomendadas

En el proceso continuado se podría comenzar la sesión preguntando como le ha ido con los ejercicios. Es necesario anotar los ejercicios recomendados en cada sesión. Con frecuencia vuelve a aparecer la imagen completa de lo que sucedió en la constelación o se ha hablado. Si sugiere que la tarea le fue difícil, se fragmentará en pasos más cortos. (Como guía para el terapeuta anexo una guía de donde pueden extraerse tareas o adaptarse al consultante.)

Para apoyar los procesos internos del terapeuta, existen pequeños ejercicios. A continuación, un instructivo de ejercicios para realizar durante la sesión y la constelación.  ¿Qué sucede si imagina que su padre se encuentra detrás suyo mientras esta sentado frente al cliente?¿Cuán cerca debe estar él?¿Como se siente si se apoya en él y deja que él l@ sostenga?¿Quién más de su sistema familiar podría darle apoyo en ese momento: su madre, hermanos mayores, abuelos?¿Cuántos ancestros y cuantas generaciones deben estar dispuestas detrás suyo?¿Hay además otras personas que le den fuerza y lo conforten?¿Qué sucede si se hace acompañar por esa/s persona/s en los próximos tiempos?¿Quién de su sistema familiar podría darle consejo o apoyo o podría haberlo hecho?¿Qué sucede si le pide consejo a su padre, a un abuelo a un ancestro, o a su madre, a una de las abuelas u otro ancestro y que consejo le daría esa persona?¿Qué sucede si imagina que el padre de él/la cliente está detrás de él/ella?¿Qué sucede si imagina que la madre de él/la cliente está detrás de él/ella?¿Quién le hace bien? ¿Dónde aparece la distensión? ¿Quién es la persona importante?¿Qué necesita él/la cliente en ese momento?¿Cuántas personas son necesarias para contenerlo/a y estabilizarlo/a. ¿Cuáles?¿Qué imagen se presenta en la que pueda ver al cliente aliviado y en paz?¿Qué edad tiene allí?¿Qué necesita él/ella en esa imagen a esa edad?¿Quién está a su alrededor o detrás de él/ella?¿Él/ella está sostenido/a? ¿Cómo? ¿esta sentado/a en el regazo, está en brazos del padre, de la madre, de la abuela?¿Qué tipo de contacto corporal le haría bien al cliente?Y al final, siempre, nuevamente: ¿Cómo respira ahora?

Existen numerosas técnicas distintas para constelar en el marco del trabajo individual. El cliente puede visualizar la constelación en su imaginación (ver más abajo). Cuando se constela con figuras o muñecos o cubos el terapeuta y el cliente tienen una visión conjunta de las constelaciones desde afuera. Cuando se constela con plantillas u hojas de papel, el cliente o el terapeuta ocupan los lugares así señalados, para obtener mayor información acerca de las dinámicas del sistema familiar a través de la percepción del propio estado corporal y sus cambios causados por las intervenciones.  Con el llamado “dedo cataléptico”, el consultante apoya su dedo sucesivamente sobre las pequeñas figuras que representan a su familia y relaciona las experiencias con su imagen interna. Todos estos diferentes métodos de trabajo permiten experiencias de gran intensidad y reconocimiento y son excelentes para verificar hipótesis y transmitir imágenes de solución efectivas. Durante el proceso de una constelación, se pueden alternar os distintos medios sin solución de continuidad. Eventualmente se pueden realizar contactos físicos o tomar al cliente de los hombros o sostener su espalda. Estando de pie, podrá también agregar con su imaginación mas personas en su sistema que se encuentra cubiertos de anclajes.

En una constelación con anclajes, se colocan hojas de papel o plantillas de cartón, fieltro o goma eva en los lugares de la sala. Después de la charla anamnésica, el terapeuta ha elegido a las personas que al parecer son de relevancia para el problema y su solución. Entregar al consultante una cantidad de anclajes y lo guía:  “Aquí tienes una hoja para tu padre, tu madre….. y otra para ti. Busque en este espacio un buen lugar para cada una de esas personas, comenzando por su padre. El cliente distribuye los anclajes y toma asiento o, de inmediato se ubica en el lugar preciso del sistema que eligió para sí, o el terapeuta coloca otra hoja a cierta distancia para él y deja al cliente parado allí. Este lugar adicional hace de metaposición para el consultante, le permite tomar distancia interna y promueve su capacidad ´para el llamado “desdoblamiento terapéutico” como se denomina al estado en el cual el cliente se observa conscientemente en su hacer y sentir, que hasta ese momento era inconsciente. Se torna su propio “testigo interno”. Cuando el terapeuta quiere analizar una única relación o dinámica, entonces podrá colocar en el piso dos hojas de papel una frente a otra: “esta es una hoja para su madre y esta otra para Ud.” Ubíquese en su lugar y respire profundamente o si el cliente vacila, es inseguro o indeciso respecto de donde señalar un lugar, el terapeuta podrá hacerlo por él: “Yo elegiré el lugar para su hermana” Desde la terapia corporal, e hecho de estar de pie transite al cliente una imagen corporal correspondiente a una edad mas avanzada que la posición de sentado o recostado, propiamente infantil. Las posiciones en el espacio cimientan las experiencias psíquicas y emocionales en el campo de la memoria corporal.

Las plantillas se entregan al consultante una vez que le hemos aclarado en que consiste y cómo es el procedimiento. Lo primero que debemos explicar es que, salvo contadas excepciones el consultante no sabrá a quiénes representan las plantillas. A veces le advierto que se representarán a personas de su familia de origen, que el mismo consultante también será representado e incluso, posiblemente, que podremos hacer esto con algún concepto abstracto como una emoción o un síntoma, pero es importante que al comienzo el consultante no sepa a quiénes están asignadas las plantillas. El constelador debe asignar el rol de cada plantilla antes de entregarlas al consultante y, si es necesario, esta información puede anotarse. El consultante deberá luego proceder a colocar cada par de plantillas de colores en el espacio, como si fueran unas pisadas, pero sin asignarles un rol. Es importante aclarar esto desde un comienzo porque, de lo contrario, la persona comienza el trabajo asignando roles y esto luego generará muchas disrupciones cuando llegue el momento de que el constelador revele cuál es la imagen y las posiciones de cada integrante de la familia. Por ejemplo, puede ser confuso para el consultante si se le explica que las plantillas azules estaban representando a su padre y él internamente les había asignado otro rol.

Para elegir qué plantillas vamos a configurar, debemos tener presente el motivo de consulta. Debemos informar al consultante que, cuando se ubique sobre las plantillas, su tarea no será adivinar de quién se trata, sino prestar atención a las sensaciones físicas o emocionales que surjan en su interior y tomarse el tiempo necesario para ver cómo se encuentra allí en ese lugar. Resulta muy útil indicarle, por ejemplo, que preste atención a si su cuerpo está pesado o liviano, anclado al piso o movible.

También puede darse el caso de que no experimente ningún sentimiento en ciertas plantillas, lo cual no tiene nada de malo y es preciso hacérselo saber de antemano.

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