AT – Módulo 1

Fundamentos – Un poco de historia

La palabra “psicología” proviene de dos palabras griegas: psyche= alma y logos= teoría.

La psicología estudia la conducta de los seres humanos, sus diferentes reacciones ante determinados estimulo, los estados -conscientes o inconscientes- que lo afectan, los conflictos a los que debe hacer frente en su adaptación al medio ambiente y también las patologías relacionadas con estos estados o con su adaptación.

En la antigüedad, el hombre estaba constituido por cuerpo y alma y el motor de todas las conductas humanas y la sede de todos los estados mentales era el alma. Hoy existen distintas concepciones del hombre y son muy pocas las que adhieren a la teoría de que es el alma la responsable de mover la conducta humana.

Corría el año de 1879 cuando el fisiólogo, filósofo y psicólogo, Wilhelm Wundt (1832–1920) fundó el primer laboratorio de psicología experimental en la Universidad de Leipzig, Alemania. Esta fecha es considerada el referente histórico que marca el surgimiento de la psicología como una rama separada de la filosofía. Se podría pensar que es una disciplina relativamente joven, con alrededor de 138 años de existencia; sin embargo, las preguntas que hoy llamaríamos psicológicas han existido desde hace muchos siglos, hechas generalmente por filósofos, médicos y teólogos: ¿qué es la memoria?, ¿cómo conocemos el mundo?, ¿cuál es el tipo de temperamento que una persona tiene?, ¿por qué los seres humanos se comportan de determinada manera y no de otra?, etc. De ahí la acertada frase del psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus (1850–1909): “la psicología tiene un largo pasado pero una historia reciente”.

En efecto, si estudiamos los diversos escritos de filósofos como Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona, Tomas de Aquino, René Descartes, Immanuel Kant, David Hume, etc., encontraremos varias preguntas y respuestas de tinte psicológico, solo que no recibían este calificativo, ya que no existía una disciplina formal llamada Psicología.

Que esta haya surgido en el siglo XIX no es casual. Tuvieron que darse una serie de condiciones para que ello fuese posible. El contexto en el que nace está permeado por la filosofía moderna, así como los temas y problemas que ella aborda, particularmente aquellos que tienen que ver con el conocimiento y la subjetividad. Asimismo, dicho entorno está marcado por el auge de la ciencia moderna, cuyo padre fue Galileo (1564–1642), y que ya para el siglo XIX había generado una gran cantidad de descubrimientos científicos y su consecuente aplicación tecnológica. Según el filósofo, matemático y escritor inglés, Bertrand Russell (1872–1970), la ciencia moderna empezó indagando los astros, continuó con los cuerpos físicos en la Tierra, más tarde los seres vivos y finalmente, el comportamiento del ser humano; es decir, comenzó estudiando lo más lejano y terminó con lo más cercano: la condición humana.

Para ser más específicos, la psicología surge cuando el positivismo, propuesto por Auguste Comte (1798–1857), está en pleno auge y se considera que las únicas ciencias dignas de tal nombre son las ciencias experimentales como la física, la química, la biología y la astronomía. Cualquier disciplina que no cumpliera con los criterios científicos establecidos por el positivismo no podía recibir el calificativo de ciencia. La psicología no iba a ser la excepción, si quería tener dicho estatus debía acatar esas pautas. Además, hay que decir que en la segunda mitad del siglo XIX la filosofía, particularmente la metafísica, tenía poco prestigio y su importancia en la vida académica de las universidades era cada vez menor. Por eso no es extraño que Wundt haya establecido precisamente un laboratorio de psicología experimental en la Universidad de Leipzig. Había que cumplir con el pedigrí.

Otro suceso que marcó el desarrollo de la psicología fue el surgimiento de la polémica sobre los distintos tipos de ciencias que pueden existir dentro del conocimiento humano. En efecto, en 1883 Wilhelm Dilthey (1833–1911) publica el primer volumen de su obra Introducción a las ciencias del espíritu, donde sostiene que la historia, la filosofía, la psicología, el arte, etc. no pueden tener el mismo método científico que las ciencias de la naturaleza puesto que su objeto de estudio es distinto. En otras palabras, el método experimental no puede ser su método de investigación. Muy pocos años después del surgimiento de la psicología como disciplina formal separada de la filosofía, surge esta polémica, y entonces emerge la interrogante: ¿es una ciencia de la naturaleza o del espíritu?, ¿debe explicar o comprender las acciones humanas?

Toda esta discusión se problematiza aún más porque después de que Wundt creara la primera corriente psicológica, llamada estructuralismo, en Estados Unidos surgió el funcionalismo promovido por William James, en Viena, Sigmund Freud desarrolla el psicoanálisis, en Alemania, la psicología gestalt es promovida por Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin, y en Maryland, en los Estados Unidos, J. B. Watson promueve el conductismo. Así, en los primeros 35 años de existencia de la psicología como disciplina formal ya había 5 corrientes psicológicas indagando distintos aspectos de la conducta y la mente del ser humano, con posturas teóricas muy diversas y, entre algunas de ellas, abiertamente encontradas.

Por si esto no fuera suficiente, durante la primera mitad del siglo XX sigue la polémica en torno a una cuestión: ¿a qué le llamamos ciencia? Pregunta que hasta el día de hoy sigue discutiéndose.

En resumen, la cuestión sobre si la psicología es o no una ciencia, y en caso de que lo sea, de qué tipo es, sigue abierta y en debate.

En primer lugar, hay que atender a la diferencia entre psicología experimental y psicología especulativa.

Esta última se ocupa de cuestiones de teoría del conocimiento o de problemas como la relación mente-cuerpo, y en este sentido se vincula estrechamente a la filosofía. La psicología experimental, en cambio, no se ocupa de investigar la raíz de la distinción entre mente y cuerpo, sino que, presuponiendo alguna teoría al respecto, avanza en la investigación de casos particulares para establecer, a partir de ellos, leyes generales.

En segundo lugar, debemos atender a la noción de experimentación, aquí presente. La secularización del saber, hicieron emerger nuevas ciencias independientes de la filosofía entendida como un sistema de saberes completo. Cada ciencia reivindicó para si el estudio de un objeto particular mediante métodos adecuados a ese objeto.

El modelo de ciencia experimental era, en los siglos XVIII y XIX, el de la física. Así fue que como, cuando los primeros psicólogos intentaron constituir a la psicología como ciencia autónoma, lo hicieron influidos por el modelo científico en boga en ese momento, que era el de las ciencias experimentales como la física, la biología y la fisiología cuyo método se basa en la observación.

El siguiente paso de la constitución de la psicología como ciencia fue el debate sobre lo especifico de su objeto de estudio. Vamos a ver las principales posiciones:

  1. La psicología y su objeto de estudio: es habitual que los campos de las ciencias humanas se crucen. Uno no confundiría nunca un problema o un objeto que pertenece al ámbito de la astrofísica con un problema o un objeto que pertenece a la psicología; sin embargo, en ciencias humanas esta intersección de campos es frecuente. Por ejemplo: uno podría considerar la problemática de la deserción escolar tanto desde la psicología, como desde la sociología como de las ciencias de la educación. Desde la psicología se puede abordar desde una perspectiva diferente según el marco epistemológico que tome como referencia. ¿Que es el marco epistemológico? La palabra esta formada por dos palabras griegas: episteme = conocimiento científico o ciencia y logos= teoría. Dentro de la psicología, el debate epistemológico más importante del siglo XX ha sido el que tuvo como eje la cuestión de cual debe ser el objeto de esta ciencia.
  2. La psicología experimental y el estudio de la conciencia: la psicología experimental se había planteado, en la segunda mitad del siglo XIX, como algo diverso de la psicología especulativa. El psicólogo francés Ribot la definía así: “la psicología de la que se trata aquí será puramente experimental: no tendrá por objeto más que los fenómenos, no se ocupará del alma ni de su esencia, pues esta cuestión, dado que está más allá de la experiencia, pertenece a la metafísica”.

Los campos de la psicología

En un principio, cuando la psicología era parte de la filosofía, sirvió fundamentalmente para responder a inquietudes intelectuales y espirituales, más tarde comenzó a buscar soluciones mas concretas a los llamados trastornos mentales de todo tipo; en la actualidad los conocimientos psicológicos se aplican para comprender mejor y modificar el comportamiento humano en casi todos los aspectos de la realidad social. Podemos decir entonces que en el mundo contemporáneo la psicología sirve para conocer a las personas concretas y modificar las situaciones que las involucran en sus distintos ámbitos: la familia, el trabajo, las distintas etapas de su vida, la educación, etc. La psicología, por lo tanto, puede ser aplicada a estos a ámbitos o campos, especializándose según los temas predominantes en cada uno y recibiendo distintos nombres: psicología educacional, clínica, evolutiva, institucional, forense, comunitaria, entre los mas importantes.

Es bastante común pensar que los psicólogos y psicólogas se dedican a solucionar cierto tipo de problemas personales de «pacientes». Problemas de tipo comportamental, como la adicción al alcohol; de tipo emocional, como el dolor que produce la muerte de un ser querido, o relacionado con patologías tratadas también desde la psiquiatría.

En definitiva, la psicología es, para una buena parte de la población, la práctica de realizar psicoterapia, cuando no directamente algo que tiene que ver con los divanes, la hipnosis y el psicoanálisis en general.

Las distintas especialidades (ramas) de la psicología

Sin embargo, si nos detenemos a examinar más detenidamente lo que es y lo que ha sido la psicología a lo largo de la historia, nos daremos cuenta de que los ámbitos y campos en los que puede ser aplicada son bastante más amplios de lo que parece sugerir la icónica imagen de Sigmund Freud prestando servicios de psicoterapia. De hecho, la psicología puede tener tantas facetas como actividades realiza el ser humano.

Eso es lo que hace que no exista una sola psicología, sino muchas ramas de la psicología que están orientadas a distintos ámbitos de aplicación y diferentes objetivos. La psicología consistente en la realización de psicoterapia con pacientes es, pues, solo una de las muchas especialidades que existen dentro de la ciencia de la conducta.

Así que, si quieres saber cuáles son las diferentes ramas de la psicología y sus salidas laborales, te irá bien leer lo que viene a continuación:

1. Psicología de las organizaciones y del trabajo

La psicología de las organizaciones y del trabajo (esta última conocida también como psicología industrial) tiene que ver con la investigación y la intervención sobre trabajadores, con el objetivo de encontrar las estrategias para hacer que su nivel de rendimiento sea óptimo teniendo en cuenta las necesidades de cada uno de ellos y las de la organización en su globalidad. Es, por tanto, la aplicación de la psicología al mundo laboral.

Las personas que se dedican a la psicología organizacional suelen trabajar dentro de los departamentos de Recursos Humanos de las empresas, o bien pueden ofrecer sus servicios desde agencias especializadas en la selección de personal, la impartición de cursos formativos, la creación de dinámicas de trabajo más efectivas, etc.

Como las actividades que se realizan dentro de una organización son muy variadas, esta rama de la psicología tiene, a su vez, muchas vertientes.

Una de sus facetas, por ejemplo, está orientada a aquello que hace que cada uno de los trabajadores y trabajadoras, individualmente, rindan bien en su puesto de trabajo, ya sea interviniendo sobre las herramientas con las que cuenta cada persona, estudiando sus fortalezas y debilidades, realizando estudios de ergonomía para comprobar si trabajan o no de manera cómoda, etc. Esta faceta de la especialización suele ser llamada psicología del trabajo, o industrial, ya que tiene que ver más bien con el rendimiento de cada uno de los trabajadores y su entorno de trabajo inmediato.

La otra faceta de esta especialidad de la psicología, en cambio, está orientada a las dinámicas de trabajo y las relaciones entre las personas que componen la organización, y por lo tanto tiene que ver con el clima laboral, los estudios de liderazgo, la resolución de conflictos de intereses, la creación de flujos de comunicación eficaces, etc. Esta es la psicología organizacional.

La psicología del trabajo y las organizaciones es, además, la rama de la psicología que acostumbra a tener una mayor salida laboral, y por lo tanto suele ser una opción profesional muy preciada. Dentro de ella, la selección de personal tiende a ser la que crea más puestos de trabajo.

2. Psicología del marketing y del consumidor

La psicología del marketing nace a partir de la psicología de las organizaciones, en el sentido de que está orientada a cubrir las necesidades del engranaje productivo de las empresas. En este caso, estas necesidades consisten en dar salida a los productos o los servicios que se ofrecen, haciendo que la potencial demanda de estos se dirija a la oferta de la empresa.

En resumidas cuentas, de entre todas las ramas de la psicología esta especialización se centra en las investigaciones orientadas a crear servicios y productos atractivos para el cliente. Por tanto, interviene en la creación del plan de marketing, la publicidad y el diseño del producto.

La psicología del marketing y del consumidor se especializa en hacer que lo que ofrecen las organizaciones sea lo más atrayente posible para el tipo de cliente al que quiere venderse el producto o servicio, y también establece qué estrategias de comunicación son más útiles para llegar a este. Se trata de una disciplina muy solapada con lo que tradicionalmente vienen haciendo las agencias de medios y de publicidad, y es por eso que este tipo de psicólogos trabajan conjuntamente con los profesionales de esos ámbitos.

Entre los activos más valiosos de la psicología del marketing y el consumidor se encuentra el neuromarketing, que aplica técnicas propias de las neurociencias para ver de qué manera responden los potenciales clientes o consumidores ante piezas de publicidad, diseños de packaging (el embalaje del producto), etc. Los psicólogos publicitarios también pueden jugar un rol importante en estos procesos de diseño según el modo en el que interpretan la lectura de patrones de activación cerebral, el seguimiento del movimiento de la mirada ante un cartel de publicidad, etc.

Esta es una de las especialidades de la psicología más importantes en un contexto en el que los consumidores son cada vez más inmunes y escépticos ante la publicidad.

3. Psicología clínica y de la salud

Esta es una de las ramas de la psicología más conocidas, si no la que más, y consiste en la investigación e intervención centrada en los problemas psicológicos más o menos severos que afectan a la calidad de vida de las personas. Si las alteraciones psicológicas tienen que ver con trastornos mentales, los psicólogos clínicos trabajarán conjuntamente con otros profesionales de la salud en el diagnóstico, pronóstico, intervención y control de las alteraciones psicológicas.

Las personas que pertenecen a esta especialidad de la psicología ofrecen un servicio llamado psicoterapia y cuya forma, planteamiento y procedimientos pueden variar mucho, según la orientación psicológica que se tenga y las herramientas con las que se cuente. Como consecuencia, no todos los psicólogos de la salud trabajan del mismo modo ni cuentan con la misma formación, aunque puedan ser incluidos dentro de la categoría de profesionales de la salud mental.

4. Sexología

La especialización de sexología dentro del ámbito de la psicología tiene que ver con la aplicación de la psicología a la resolución de problemas de sexualidad. Se trata de una rama de la psicología derivada de la psicología clínica y de la salud pero que, se orienta a los tratamientos sobre la vida sexual de pacientes.

Aunque la psicología del ámbito de la sexología es especialmente útil para tratar disfunciones sexuales, también puede jugar un papel muy importante a la hora de mejorar la vida sexual de personas sin ningún trastorno de este tipo.

5. Neuropsicología

El sistema nervioso es la base de operaciones de todo lo que tiene que ver con nuestra conducta, nuestras emociones y sentimientos y nuestra capacidad de pensar y comunicarnos, así que es normal que una de las ramas de la psicología esté orientada hacia las neurociencias.

La neuropsicología es una especialización a caballo entre la neurología y la psicología, y su razón de ser es el estudio de los procesos mentales y el funcionamiento del encéfalo cuando hay alguna alteración en este.

La neuropsicología es especialmente útil en el estudio de lesiones cerebrales, malformaciones, disfunciones y enfermedades que afectan al funcionamiento del sistema nervioso. Así pues, las personas que de entre todas las ramas de la psicología opten por esta especialización podrán dedicarse al estudio de las relaciones entre los procesos mentales (y comportamentales) y lo que ocurre en el cerebro, para extraer conclusiones que permitan realizar un diagnóstico, pronóstico, tratamiento y control de síntomas.

6. Psicología forense

Esta especialidad está orientada a cubrir necesidades que aparecen en el seno del sistema judicial. Un psicólogo forense recopila, analiza y presenta pruebas de tipo psicológico que van a ser tenidas en cuenta en procesos judiciales. Por ejemplo, puede evaluar a una persona investigada para examinar la posibilidad de que tenga trastornos mentales, o bien aporta pruebas que refuerzan la hipótesis de que una persona tiene falsos recuerdos.

A diferencia de lo que ocurre durante la psicoterapia, en la que también se recopila y se analiza información relacionada con el comportamiento de una persona concreta, en la evaluación psicológica forense los intereses del psicólogo o psicóloga y los de la persona examinada no coinciden. De hecho, entre las tareas que tiene el psicólogo forense se encuentra la de explorar la posibilidad de que la persona examinada esté mintiendo para hacer valer una versión de los hechos que le beneficie.

Además de todo esto, la rama de la psicología forense está relacionada con la creación de perfiles psicológicos de criminales para ayudar en las tareas de búsqueda y captura.

7. Psicología de la educación y del desarrollo

Casi todas las ramas de la psicología dirigen parte de su atención a los procesos de aprendizaje, pero la especialización en psicología educativa dirige toda su atención hacia ellos. El objetivo de esta rama es aplicar técnicas y estrategias para hacer que el aprendizaje se realice de la manera más satisfactoria posible, haciendo que exista un buen encaje entre aprendices y maestros.

Además, la psicología de la educación entiende el concepto «educación» en su sentido más amplio. No tiene que ver solo con lo que hacen los jóvenes en la escuela, sino que sea aplica a todos los ámbitos en los que el aprendizaje tenga un papel protagonista, ya sea en cursos formativos de trabajadores o dentro de familias y comunidades que deben adaptarse a una nueva situación.

De hecho, desde la psicología de la educación cada vez se le da más importancia a la necesidad de concebir la educación como un trabajo en red, que se ejerce mucho más allá de las escuelas y las academias. Es por eso que parte de los esfuerzos de los psicólogos de la educación se dirigen a poner en contacto a diferentes agentes que, entre sí, tienen un papel en la educación de un grupo de personas: maestros, trabajadores sociales, familiares, etc.

La psicología del desarrollo está muy relacionada con la psicología de la educación y a menudo se las percibe como una misma cosa. Sin embargo, la primera está más orientada a los cambios comportamentales que tienen que ver con el desarrollo madurativo de las personas y su paso por las diferentes etapas de crecimiento, desde la niñez hasta la vejez.

Esto es utilizado desde la psicología educativa para establecer criterios que permitan saber cuáles son las capacidades y los límites de aprendizaje de las personas, dependiendo de en qué etapa del desarrollo se encuentren. Por ejemplo, el hecho de que una niña tenga cinco años permite presuponer que no será capaz de aprender contenidos que obliguen a la utilización de una lógica formal medianamente elaborada.

8. Psicología del deporte

La rama de la psicología del deporte tiene como fin implementar estrategias para hacer que el rendimiento psicológico y físico de los deportistas los lleve a mejorar sus resultados, tanto en lo que respecta a su rendimiento individual como en el que involucra a su cooperación y coordinación con otras personas de su equipo (si hay equipos en el deporte en cuestión). El objetivo es hacer que las dinámicas psicológicas, las estrategias aprendidas y el estado emocional en el que se encuentra el deportista lo lleven a encontrarse en una situación óptima para exprimir al máximo sus capacidades.

Los psicólogos y psicólogas que optan por esta rama intervienen en muchos de los procesos que se abordan desde la psicología clínica y la educativa, como el seguimiento de auto instrucciones, el desarrollo de una buena autoestima y autoimagen, la resolución de conflictos, los hábitos que tienen que ver con la comunicación durante las sesiones de deporte, etc.

9. Psicología social

Esta es una de las ramas de la psicología más interesantes, ya que pone especial énfasis en la dimensión de lo colectivo, las relaciones entre personas en un contexto. Así, la psicología social está orientada a investigar el modo en el que la presencia de otras personas (ya sean reales o imaginadas) afecta a los procesos mentales del individuo.

Se trata, por lo tanto, de una especialización que, aunque pertenece a la psicología, se acerca a la sociología más que las otras ramas. Además, al ser uno de los grandes ámbitos de la psicología, puede tener un importante papel en el resto de ramas de esta disciplina: en la psicología de las organizaciones, en la educativa, etc.

10. Psicología comunitaria

La psicología comunitaria puede entenderse como una deriva de la psicología social orientada a la investigación e intervención sobre problemas que afectan a comunidades específicas y colectivos localizados de personas.

Su objetivo es generar tanto cambios materiales en el contexto de estas personas como nuevas dinámicas de relaciones entre ellas que permitan que su calidad de vida y capacidad de decisión mejoren.

Además, las estrategias de investigación e intervención de los psicólogos comunitarios promueven la participación de los miembros de la comunidad en todo el proceso.

11. Psicología de pareja y familiar

Esta rama de la psicología puede entenderse como una especialización dentro de la psicología clínica que también toma ingredientes de la psicología social y comunitaria y, en el caso de los servicios de terapia de pareja, de la sexología. Se centra en la resolución de conflictos en el seno de las familias, y las sesiones ofrecidas acostumbran a ser en grupo.

12. Psicología básica y experimental

La psicología básica es una rama de la psicología totalmente volcada en la investigación de los procesos psicológicos más generales que tienen que ver con el comportamiento humano. Está orientada al estudio de los procesos psicológicos típicos de los seres humanos maduros y sanos, para descubrir tendencias y patrones que caracterizan a toda la población humana.

Esta especialidad de la psicología se encarga, por tanto, del estudio de los procesos psicológicos básicos como la memoria, la atención, el razonamiento o la toma de decisiones, poniendo mucho más énfasis en los mecanismos en los que se fundamentan estos que en el modo en el que el contexto influye en ellos.

Los instrumentos de la psicología

Introducción

En la evaluación psicológica el profesional realiza una recopilación e integración de datos que obtiene principalmente de “instrumentos” con el fin de realizar un diagnóstico, orientación, selección… Y la prueba o instrumento de evaluación psicológica mide las variables psicológicas a través de procedimientos diseñados para obtener una muestra de comportamiento.

La formación del buen profesional de la psicología debe contemplar conocer el proceso de evaluación y en el transcurso del mismo saber elegir y aplicar los instrumentos que le permitirán realizar una labor de calidad e interpretar las puntuaciones obtenidas:

Definir qué es un instrumento de evaluación psicológica.

  • Estar familiarizado con las principales clasificaciones de los instrumentos de evaluación psicológica.
  • Saber qué profesionales pueden aplicar los instrumentos de evaluación psicológica.
  • Aprender a elegir la mejor prueba de evaluación.
  • Identificar las partes de un manual de aplicación de una prueba y su correcta utilización.
  • Saber cuáles son los criterios de calidad exigibles a cualquier instrumento de evaluación, que garantizarán los resultados de nuestra labor profesional.
  • Conocer las principales unidades de medida de los tests.

¿Qué es un instrumento de evaluación psicológica?

Según García-Montalvo un instrumento de evaluación psicológica es “todo aquello que el evaluador puede utilizar como legítima fuente de datos acerca de un sujeto.” En este sentido, un instrumento puede equiparase al vocablo “técnica”. Desde nuestro punto de vista se trata de un concepto más general puesto, que los instrumentos de evaluación psicológica se clasifican en función del distinto tipo de técnicas, entendidas como conjunto de procedimientos y recursos de que se sirve una ciencia o un arte.

Muchas veces se utiliza indistintamente instrumento, técnica y test, pero no son iguales. Los instrumentos o técnicas pueden ser procedimientos no cuantificados ni tipificados como p. ej la entrevista. Los test son un instrumento sistemático y tipificado que compara la conducta de dos o más personas. Sin embargo, a cualquier instrumento o técnica de evaluación psicológica se le denomina erróneamente test psicológico. Pero no todas las técnicas o instrumentos son test puesto que para serlo precisan estar estandarizados y tipificados. Por el contrario, a los test sí les podemos denominar instrumentos de evaluación psicológica.

Según Cohen y Swerdlik la prueba es un dispositivo o procedimiento de medición diseñado para medir variables relacionadas con la psicología Ej: inteligencia, personalidad… Según Gregory, una prueba es un procedimiento estandarizado para tomar una muestra de conducta y describirla con categorías o puntuaciones.

Gregory utiliza el término prueba como sinónimo de test y señala que las pruebas son sumamente variadas en sus formatos y aplicaciones, contemplando la mayor parte de éstas las siguientes características: procedimiento estandarizado, muestra de conducta, puntuaciones o categorías, normas o estándares y predicción de la conducta fuera de la prueba.

Cronbach define test como “procedimiento sistemático para observar el comportamiento y describirlo con la ayuda de escalas numéricas o categorías fijas”. Por sistemático quiere decir que el examinador recoge la información interrogando u observando a todas las personas de la misma manera y en una situación idéntica o similar. Y añade que un test se considera estandarizado cuando las instrucciones del examinador, los aparatos y las reglas de corrección han sido fijadas de manera que las puntuaciones registradas en diferentes ocasiones son completamente comparables.

Solamente puede considerarse test a aquellos instrumentos que están estandarizados y tipificados, y por lo tanto, nos informan de la puntuación de un sujeto en relación a otro o a su grupo de referencia.

Clasificación de los instrumentos de evaluación psicológica

Pervin organizó los instrumentos de evaluación en test proyectivos, test subjetivos, test psicométricos y test objetivos. En esta clasificación se utiliza la palabra test para las cuatro categorías sin tener en cuenta si están o no estandarizados y tipificados. Fernández Ballesteros realiza una clasificación en 6 categorías: técnicas de observación, técnicas objetivas, técnicas de autoinforme, la entrevista, técnicas subjetivas y técnicas proyectivas. Esta autora utiliza el término “técnica” para realizar una clasificación de los instrumentos de evaluación, y diferencia entre tests y técnicas de evaluación, e indica que “la técnica de evaluación tan sólo supone dispositivos de recogida de información, sin que necesariamente requiera tipificación de su material o con ella se permitan comparaciones Inter sujetos”. La entrevista la sitúa aparte debido a que se trata del más importante y extendido de los autoinformes.

Esta misma clasificación de las técnicas de evaluación psicológica la comparten Forns, Abad, Amador, Kirchner y Roig y la relacionan con los distintos modelos de evaluación psicológica:

Desde una perspectiva biologicista, las técnicas de estudio de la conducta humana son las técnicas objetivas de tipo psicofisiológico.

Desde una perspectiva psiquiátrica, el estudio de síntomas se realizará con la entrevista dirigida, complementada con el uso de análisis psicofisiológicos, si fuera necesario.

Las técnicas proyectivas y la entrevista libre son las prioritarias desde posturas psicoanalíticas y psicodinámicas.

El modelo fenomenológico resalta la importancia de la propia experiencia y vivencias personales, serán utilizadas las técnicas subjetivas y de entrevista no directiva.

El modelo behaviorista enfatiza el análisis de las conductas objetivables y el uso de la cuantificación, las técnicas apropiadas son la entrevista, la observación, las técnicas objetivas y los autoinformes.

En la actualidad la mayoría de psicólogos tienden a utilizar en el proceso de evaluación psicológica instrumentos desarrollados desde otros enfoques teóricos. Las técnicas de evaluación psicológica también pueden clasificarse en función de su aplicación a lo largo del proceso de evaluación psicológica. A medida que avanza el proceso se seleccionan distintos tipos de instrumentos.

Fernández Ballesteros define el autoinforme como “mensaje verbal que un sujeto emite sobre cualquier tipo de manifestación propia”. Incluye los tests psicométricos entre los autoinformes, ya que suponen un informe verbal sobre la conducta y se consideran tipificados por estar construidos a través de procedimientos psicométricos, y agrupa a los autoinformes en base a la clase de variable que miden:

  • Rasgos, dimensiones o factores de personalidad, como el MMPI
  • Estados como el STAI (cuestionario de ansiedad rasgo/estado)
  • Repertorios clínicos conductuales que informan sobre la conducta motora, cognitiva y fisiológica consideradas como muestras y no como rasgos intrapsíquicos.
  • Repertorios, procesos y estructuras cognitivas, que se trata de autoinformes sobre creencias, atribuciones, auto mensajes o auto instrucciones que se da al sujeto frente a la situación problema en la que se encuentra o también autoinformes sobre el funcionamiento motivacional del sujeto.

Los principales tipos de autoinformes según Fernández Ballesteros son: la entrevista, los cuestionarios, inventarios y escalas, los autorregistros y los pensamientos en voz alta. Consideramos que a excepción de las pruebas subjetivas y las proyectivas, que utilizan materiales enmascarados, el resto de técnicas pueden llegar a ser un tipo de autoinforme.

Por otro lado, las variables que generalmente miden los cuestionarios, inventarios y escalas son la personalidad, los repertorios clínico-conductuales y de constructos cognitivos y motivacionales. Las técnicas de “pensamiento en voz alta” se aplican en la evaluación de conductas generalmente cognitivas. Así, los autoinformes pueden medir diversos tipos de variables. Debemos aclarar también la distinción entre cuestionario, inventario y escala. El cuestionario incluye una lista de cuestiones o preguntas, por lo tanto, la formulación de los ítems se hace siempre con interrogación. Los inventarios se construyen a partir de un listado de ítems en forma de conjunto de frases que representan situaciones, conductas o respuestas a las que el sujeto tiene que contestar con qué frecuencia le ocurren. Y la escala comporta la observación externa.

Las características básicas de clasificación de las técnicas de evaluación psicológica son, según Gregory:

  • Procedimientos estandarizados y no estandarizados. Una prueba está estandarizada cuando tiene instrucciones fijas para su aplicación y calificación y se aplica a un grupo representativo de la población, para quienes está especialmente dirigido. En ellas se proporcionan normas o estándares. Las puntuaciones obtenidas se interpretan comparándolas con la muestra de estandarización. Los test estandarizados son pruebas referidas a la norma. Los procedimientos no estandarizados no poseen normas y por tanto no necesita comparar al individuo particular con un grupo de referencia; su objetivo es determinar la posición del sujeto evaluado con respecto a los objetivos. Los no estandarizados son pruebas referidas al criterio.
  • Pruebas individuales o grupales. Un instrumento individual sólo se aplica a un sujeto, mientras que las pruebas grupales pueden aplicarse simultáneamente a varios sujetos.
  • Pruebas referidas a la norma o a criterio. En la prueba referida a la norma, la puntuación de cada sujeto se interpreta con referencia a una muestra de estandarización, mientras que las pruebas referidas al criterio no necesitan de la comparación con el grupo de referencia, sino determinar la posición de cada sujeto con respecto a un criterio. El centro de atención se coloca en aquello que el examinado puede hacer. Las pruebas referidas al criterio identifican el dominio o falta del mismo del sujeto en relación con conductas específicas.

Forns y Colbs presentan la siguiente clasificación de las técnicas:

  • El grado de estructuración de los estímulos y la respuesta. Una prueba estructurada en el estímulo tiene una única interpretación, mientras que una prueba con menor grado de estructuración ofrece más variedad de interpretaciones.
  • El grado de enmascaramiento del objetivo de la prueba. Una prueba no enmascarada deja claro desde el principio los objetivos que persigue, mientras que los instrumentos enmascarados poseen un objetivo distinto del que pretenden aparentar en un principio. En este grupo podemos situar a las técnicas subjetivas y las proyectivas.
  • El grado de inferencia interpretativa. Los niveles de inferencia son propuestos por Sundberg, Tyler y Taplin y se refieren a las respuestas que un sujeto emite frente a cualquier dispositivo de evaluación o ante cualquier respuesta del sujeto. Son cuatro los niveles de inferencia que proponen estos autores y se ordenan de menor a mayor grado de abstracción:
  • nivel I, la conducta del sujeto es entendida como muestra de su comportamiento en la vida real. Supone un nivel mínimo de inferencia,
  • nivel II, la conducta evaluada del sujeto se asocia con otras conductas no evaluadas. Se apoya por tanto en un supuesto de relación,
  • nivel III, la conducta del sujeto expresa la existencia de un atributo subyacente en el sujeto, de carácter intrapsíquicos e inobservable, y
  • nivel IV, la conducta evaluada es una explicación especulativa a partir de una teoría concreta del psiquismo, y el concepto inferido se integra en una teoría completa. Las pruebas que aceptan un mayor grado de inferencia son las proyectivas y las cognitivas, y las que aceptan un menor grado de inferencia son las conductuales radicales y las conductual-cognitivas.
  • El grado de modificabilidad de la respuesta. Se refiere al grado en el que el sujeto puede modificar o alterar su respuesta en la prueba. Así, las pruebas objetivas son las menos susceptibles de ser alteradas, mientras que en las técnicas de autoinforme el sujeto puede falsear con más facilidad su respuesta.

Además de estas agrupaciones, los instrumentos de evaluación también pueden clasificarse según Aikena partir de sus contenidos verbal/no verbal, test de ejecución, o una prueba cognoscitiva o afectiva.

Escuelas psicológicas

Las escuelas psicológicas son las grandes teorías clásicas de la psicología. Cada una ha sido muy influyente, sin embargo, la mayoría de los psicólogos sostienen puntos de vista eclécticos que combinan aspectos de cada escuela.

Conductismo

Actualmente la Psicología incluye una gran variedad de orientaciones teóricas. Comparables en cierto modo a las ideologías políticas o a las creencias religiosas, los paradigmas psicológicos suponen directrices de conducta que nos inducen a ejercer la práctica profesional de distintos modos.

El conductismo es una de las orientaciones más comunes entre los psicólogos, si bien hoy en día es más habitual que se practique en su vertiente cognitivo-conductual. A continuación, repasamos la historia del conductismo y sus características principales.

¿Qué es el conductismo?

El conductismo es una corriente de la Psicología que se centra en el estudio de las leyes comunes que determinan el comportamiento humano y animal. En su origen, el conductismo tradicional deja de lado lo intrapsíquico para focalizarse en la conducta observable, es decir, prioriza lo objetivo por encima de lo subjetivo. Esto opone el conductismo a planteamientos previos como los psicodinámicos y los fenomenológicos. De hecho, desde la perspectiva conductista aquello que solemos entender como «mente» o «vida mental» es tan solo una abstracción de lo que realmente debería estudiar la psicología: los vínculos entre estímulos y respuesta en contextos determinados.

Los conductistas tienden a concebir a los seres vivos como “tabulas rasas” cuya conducta está determinada por los refuerzos y castigos que reciban más que por predisposiciones internas. El comportamiento, por tanto, no depende principalmente de fenómenos internos, como los instintos o los pensamientos (que no dejan de ser, por otra parte, conductas encubiertas) sino más bien del entorno, y no podemos separar ni la conducta ni el aprendizaje del contexto en que tienen lugar.

De hecho, aquellos procesos que ocurren en el sistema nervioso y que para muchos otros psicólogos son la causa de cómo actuamos, para los conductistas no son más que otro tipo de reacciones generadas a través de nuestra interacción con el entorno.

El concepto de «enfermedad mental» visto por los conductistas

Los conductistas a menudo han sido vinculados al mundo de la psiquiatría por su utilización del método experimental para obtener conocimientos, pero esta asociación no es acertada, ya que, en muchos aspectos, los conductistas se diferencian claramente de los psiquiatras. Una de estas diferencias es la oposición del conductismo al concepto de enfermedad mental.

Desde esta filosofía aplicada a la psicología, no pueden existir conductas patológicas, ya que estas son juzgadas siempre según su adecuación a un contexto. Mientras que las enfermedades deben tener causas biológicas relativamente bien aisladas y conocidas, los conductistas señalan que no hay suficiente evidencia a favor de la existencia de estos biomarcadores en el caso de los trastornos mentales. Por consiguiente, se oponen a la idea de que el tratamiento de problemas como las fobias o el TOC deba centrarse en psicofármacos.

Conceptos básicos del conductismo

A continuación, definimos los principales términos de la teoría conductista.

1. Estímulo

Este término se refiere a cualquier señal, información o evento que produce una reacción (respuesta) de un organismo.

2. Respuesta

Cualquier conducta de un organismo que surge como reacción a un estímulo.

3. Condicionamiento

El condicionamiento es un tipo de aprendizaje derivado de la asociación entre estímulos y respuestas.

4. Refuerzo

Un refuerzo es cualquier consecuencia de una conducta que aumenta la probabilidad de que ésta vuelva a darse.

5. Castigo

Opuesto al refuerzo: consecuencia de una conducta que disminuye la probabilidad de que vuelva a darse.

Wundt: el nacimiento de la Psicología Experimental

Wilhelm Wundt (1832-1920), considerado por muchos “el padre de la Psicología”, sentó las bases de lo que acabaría siendo el conductismo. Creó el primer laboratorio de Psicología científica y utilizó de forma sistemática la estadística y el método experimental para extraer reglas generales sobre el funcionamiento de los procesos mentales y la naturaleza de la conciencia.

Los métodos de Wundt dependían en gran medida de la introspección o autoobservación, técnica en la que los sujetos experimentales proporcionan datos sobre su propia experiencia.

Watson: la Psicología vista desde el conductismo

John Broadus Watson (1878-1958) criticó el uso de la metodología introspectiva de Wundt y sus seguidores. En una conferencia en 1913 que se considera el nacimiento del conductismo, Watson afirmó que para ser verdaderamente científica la Psicología debía centrarse en la conducta manifiesta en lugar de en los estados mentales y conceptos como “conciencia” o “mente”, que no podían ser analizados de forma objetiva.

Watson también rechazaba la concepción dualista que separaba el cuerpo y la mente (o el alma) y planteaba que la conducta de las personas y la de los animales debía ser estudiada del mismo modo ya que, si se dejaba de lado el método introspectivo, no había una diferencia real entre ambas.

En un conocido y controvertido experimento Watson y su ayudante Rosalie Rayner consiguieron provocar una fobia a las ratas a un bebé de nueve meses (“el pequeño Albert”). Para ello emparejaron la presencia de la rata con sonidos fuertes. El caso del pequeño Albert demostró que la conducta humana no sólo es predecible sino también modificable.

La caja negra

Para Watson los seres vivos somos “cajas negras” cuyo interior no es observable. Cuando los estímulos externos llegan a nosotros damos respuestas en consecuencia. Desde el punto de vista de los primeros conductistas, si bien se dan procesos intermedios dentro del organismo, al ser inobservables deben ser ignorados al analizar el comportamiento.

Sin embargo, a mediados del siglo XX los conductistas matizaron esto y, sin desdeñar la importancia de los procesos no observables directamente que ocurren en el interior del cuerpo, señalaron que la psicología no necesita dar cuenta de ellos para aportar explicaciones sobre las lógicas que rigen la conducta. B. F. Skinner, por ejemplo, se caracterizó por dar a los procesos mentales exactamente el mismo estatus que la conducta observable, y por concebir el pensamiento como conducta verbal. De este autor hablaremos más adelante.

Algunos neoconductistas como Clark Hull y Edward Tolman sí incluyeron procesos intermedios (o variables intervinientes) en sus modelos. Hull incluía el impulso o motivación interna y el hábito, mientras que Tolman afirmaba que construimos representaciones mentales del espacio (mapas cognitivos).

Watson y el conductismo en general fueron influidos de forma clave por dos autores: Ivan Pavlov y Edward Thorndike.

Condicionamiento clásico: los perros de Pavlov

Ivan Petrovich Pavlov (1849-1936) era un fisiólogo ruso que se dio cuenta, mientras realizaba experimentos sobre secreción de saliva en perros, de que los animales salivaban de forma anticipada cuando veían u olían la comida, e incluso simplemente cuando se acercaban los encargados de darles de comer. Posteriormente consiguió que salivaran al oír el sonido de un metrónomo, de una campana, de un timbre o de una luz por asociar estos estímulos con la presencia de comida.

A partir de estos estudios Pavlov describió el condicionamiento clásico, un concepto fundamental en el conductismo, gracias al cual se desarrollaron las primeras intervenciones basadas en las técnicas de modificación de la conducta en seres humanos. Ahora bien, para entender cómo funciona el condicionamiento clásico primero hay que saber con qué estímulos se trabaja en él.

Un estímulo incondicionado (es decir, que no requiere aprendizaje para provocar una respuesta) provoca una respuesta incondicionada; en el caso de los perros, la comida causa salivación de forma espontánea. Si se empareja repetidamente el estímulo incondicionado (la comida) con un estímulo neutro (por ejemplo la campana), el estímulo neutro acabará produciendo la respuesta incondicionada (salivar) sin necesidad de que esté presente también el estímulo incondicionado.

Para Pavlov no es necesario el concepto de mente ya que conceptualiza las respuestas como reflejos que se dan después de la aparición de estímulos externos.

El experimento del pequeño Albert de Watson y Rayner es otro ejemplo de condicionamiento clásico. En este caso la rata es un estímulo neutro que se convierte en un estímulo condicionado que provoca la respuesta de miedo por asociación con el ruido fuerte (estímulo incondicionado).

Los animales en el conductismo

Los conductistas clásicos empleaban frecuentemente animales en sus estudios. Los animales son considerados equivalentes a las personas en cuanto a su conducta y los principios de aprendizaje extraídos de estos estudios se extrapolan en muchos casos a los seres humanos; eso sí, siempre procurando respetar una serie de presuposiciones epistemológicas que justifiquen esta extrapolación. No hay que olvidar que entre especies hay muchos aspectos del comportamiento que varían.

La observación sistemática de la conducta animal daría paso a la Etología y la Psicología Comparada. Konrad Lorenz y Niko Tinbergen son dos de los representantes más importantes de estas corrientes.

Condicionamiento instrumental: los gatos de Thorndike

Edward Lee Thorndike (1874-1949), contemporáneo de Pavlov, realizó diversos experimentos con animales para estudiar el aprendizaje. Introdujo gatos en “cajas-problema” para observar si conseguían escapar de ellas y de qué modo.

En las cajas había varios elementos con los que los gatos podían interactuar, como un botón o una anilla, y sólo el contacto con uno de estos objetos podía hacer que se abriera la puerta de la caja. Al principio los gatos conseguían salían de la caja por ensayo y error, pero a medida que se repetían los intentos cada vez escapaban con más facilidad.

A partir de estos resultados Thorndike formuló la ley del efecto, que afirma que si una conducta tiene un resultado satisfactorio es más probable que se repita, y que si el resultado es insatisfactorio esta probabilidad disminuye. Posteriormente formularía la ley del ejercicio, según la cual los aprendizajes y hábitos que se repiten se ven reforzados y los que no se repiten se debilitan.

Los estudios y las obras de Thorndike introdujeron el condicionamiento instrumental. Según este modelo el aprendizaje es consecuencia del reforzamiento o el debilitamiento de la asociación entre una conducta y sus consecuencias. Esto sirvió como base para formular propuestas más tarde, en el surgimiento del verdadero conductismo, tal y como veremos.

El conductismo radical de Skinner

Las propuestas de Thorndike fueron el antecedente de lo que conocemos como condicionamiento operante, pero este paradigma no se desarrolló de forma completa hasta la aparición de las obras de Burrhus Frederic Skinner (1904-1990).

Skinner introdujo los conceptos de refuerzo positivo y negativo. Se denomina refuerzo positivo al hecho de premiar una conducta dando algo, mientras que el refuerzo negativo consiste en la retirada o la evitación de un evento desagradable. En ambos casos, la intención es la de aumentar la frecuencia e intensidad de aparición de una conducta determinada.

Skinner defendía el conductismo radical, que mantiene que todo el comportamiento es resultado de asociaciones aprendidas entre estímulos y respuestas. El enfoque teórico y metodológico desarrollado por Skinner se conoce como análisis experimental de la conducta y ha sido especialmente eficaz en la educación de niños con discapacidad intelectual y del desarrollo.

Desarrollo del conductismo: la revolución cognitiva

El conductismo entró en declive a partir de los años 50, coincidiendo con el auge de la psicología cognitiva. El cognitivismo es un modelo teórico que surgió como reacción al énfasis radical del conductismo en la conducta manifiesta, dejando de lado la cognición. La inclusión progresiva de variables intervinientes en los modelos conductistas favoreció en gran medida este cambio de paradigma, conocido como “revolución cognitiva”.

En la práctica psicosocial, las aportaciones y principios del conductismo y el cognitivismo acabarían confluyendo en lo que conocemos como terapia cognitivo-conductual, que se centra en encontrar los programas de tratamiento más avalados por la evidencia científica.

Las terapias de tercera generación desarrolladas en los últimos años recuperan parte de los principios del conductismo radical, reduciendo la influencia del cognitivismo. Algunos ejemplos son la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia de Activación Conductual para la depresión o la Terapia Dialéctica Conductual para el trastorno límite de la personalidad.

El conductismo según Tolman

Edward C. Tolman fue el iniciador del conductismo propositivo y una figura clave para la introducción de las variables cognitivas en los modelos conductuales.

Aunque el estudio de los mapas cognitivos es la aportación más conocida de Tolman, la teoría de este autor es mucho más amplia y supuso un verdadero punto de inflexión en la psicología científica.

Biografía de Edward Tolman: Edward Chace Tolman nació en Newton, Massachussets en 1886. A pesar de que su padre quería que continuara el negocio familiar, Tolman decidió estudiar electroquímica; no obstante, después de leer a William James descubrió su vocación para la filosofía y la psicología, disciplina a la que acabaría dedicándose.

Se graduó en Psicología y filosofía en Harvard. Poco después se mudó a Alemania para continuar formándose en su camino hasta el doctorado. Allí estudió con Kurt Koffka; a través de él se familiarizó con la psicología de la Gestalt, que analizaba la percepción centrándose en la experiencia global en lugar de en los elementos por separado.

De nuevo en Harvard, Tolman investigó el aprendizaje de sílabas sin sentido bajo el mando de Hugo Münsterberg, pionero de la psicología aplicada y de la de las organizaciones. Obtuvo su doctorado con una tesis sobre la inhibición retroactiva, un fenómeno que consiste en la interferencia del material nuevo en la recuperación de recuerdos previamente aprendidos.

Tras ser expulsado de la Northwestern University, donde trabajó como docente durante tres años, por oponerse públicamente a la intervención americana en la Primera Guerra Mundial, Tolman empezó a enseñar en la Universidad de Berkeley en California. Allí pasó el resto de su carrera, desde 1918 hasta su muerte en 1959.

Aportaciones teóricas a la Psicología

Tolman fue uno de los primeros autores en estudiar los procesos cognitivos desde el marco del conductismo; aunque se basaba en la metodología conductista, quiso demostrar que los animales podían aprender información sobre el mundo y utilizarla de forma flexible, y no únicamente respuestas automáticas a estímulos ambientales determinados.

Tolman conceptualizó las cogniciones y otros contenidos mentales (expectativas, objetivos…) como variables intervinientes que median entre el estímulo y la respuesta. El organismo no es entendido como pasivo, a la manera del conductismo clásico, sino que maneja de forma activa la información.

Este autor se interesó especialmente en la vertiente intencional de la conducta, es decir, en el comportamiento orientado a metas; por ello sus propuestas se categorizan como “conductismo propositivo”.

Los modelos de aprendizaje E-E y E-R

A mediados del siglo XX existió un profundo debate dentro de la orientación conductista en torno a la naturaleza del condicionamiento y al papel del refuerzo. Así, se opusieron el modelo Estímulo-Respuesta (E-R), personificado en autores como Thorndike, Guthrie o Hull, y el paradigma Estímulo-Estímulo (E-E), del que Tolman fue el representante más importante.

Según el modelo E-E el aprendizaje se produce por la asociación entre un estímulo condicionado y otro incondicionado, que pasa a evocar la misma respuesta condicionada en presencia del refuerzo; en cambio, desde la perspectiva E-R se defendía que el aprendizaje consiste en la asociación entre un estímulo condicionado y una respuesta condicionada.

Así, Tolman y autores afines consideraban que el aprendizaje depende de que el sujeto detecte la relación entre dos estímulos, lo cual le permitirá obtener una recompensa o evitar un castigo, frente a los representantes del modelo E-R, que definían el aprendizaje como la adquisición de una respuesta condicionada a la aparición de un estímulo previamente incondicionado.

Desde el paradigma E-R se proponía una visión mecanicista y pasiva del comportamiento de los seres vivos, mientras que el modelo E-E afirmaba que el rol de quien aprende es activo puesto que implica un componente de procesamiento cognitivo voluntario, con una meta determinada.

Experimentos sobre aprendizaje latente

Hugh Blodgett había estudiado el aprendizaje latente (que no se manifiesta como respuesta observable de forma inmediata) mediante experimentos con ratas y laberintos. Tolman desarrolló su célebre propuesta sobre los mapas cognitivos y buena parte del resto de su obra a partir de este concepto y de los trabajos de Blodgett.

En el experimento inicial de Tolman tres grupos de ratas fueron entrenados para recorrer un laberinto. En el grupo control los animales obtenían comida (refuerzo) al llegar al final; en cambio, las ratas del primer grupo experimental sólo consiguieron la recompensa a partir del séptimo día de entrenamiento, y las del segundo grupo experimental a partir del tercer día.

Tolman encontró que la tasa de errores de las ratas del grupo control descendió desde el primer día, mientras que las de los grupos experimentales lo hicieron de forma brusca a partir de la introducción de la comida. Estos resultados sugerían que las ratas aprendían el recorrido en todos los casos, pero sólo llegaban al final del laberinto si esperaban conseguir refuerzo.

Así, este autor teorizó que la ejecución de una conducta depende de la expectativa de obtener refuerzo, pero que sin embargo el aprendizaje de dicho comportamiento se puede producir sin necesidad de que se dé un proceso de reforzamiento.

El estudio de los mapas cognitivos

Tolman propuso el concepto de los mapas cognitivos para explicar los resultados de sus experimentos y de los de Blodgett. Según esta hipótesis, las ratas construían representaciones mentales del laberinto durante las sesiones de entrenamiento sin necesidad de refuerzo, y por tanto sabían cómo llegar a la meta cuando ello tuviera sentido.

Lo mismo sucedería con las personas durante la vida cotidiana: cuando repetimos una ruta de forma frecuente aprendemos la localización de un gran número de edificios y lugares; no obstante, sólo nos dirigiremos a estos en caso de que resulte necesario para alcanzar una meta determinada.

Para demostrar la existencia de los mapas cognitivos Tolman hizo otro experimento similar al anterior, pero en el que después de que las ratas aprendieran el recorrido del laberinto éste se llenaba de agua. A pesar de ello los animales conseguían llegar al lugar donde sabían que encontrarían comida.

De este modo confirmó que las ratas no aprendían a ejecutar una cadena de movimientos musculares, como defendían los teóricos del paradigma E-R, sino que eran necesarias variables cognitivas, o al menos no observables, para explicar el aprendizaje que habían adquirido, y la respuesta utilizada para alcanzar el objetivo podía variar.

Psicoanálisis

El psicoanálisis es una teoría sobre el funcionamiento de la mente humana y una práctica

terapéutica. Fue fundado por Sigmund Freud entre 1885 y 1939 y continúa siendo desarrollado por psicoanalistas por todo el mundo. el psicoanálisis tiene cuatro áreas principales de aplicación:

1. Como una teoría del funcionamiento de la mente humana.

2.Como un método de tratamiento para los problemas psíquicos.

3.Como un método de investigación y,

4. Como una forma de ver y analizar los fenómenos culturales y sociales como la literatura, el arte, las películas, movimientos políticos y grupales.

El psicoanálisis y la terapia psicoanalítica sirve para aquellas personas que sienten que caen en forma recurrente bajo el peso de síntomas psíquicos lo que impide que puedan desarrollar todo su potencial para ser felices individualmente, con sus amigos o su familia, así como sentirse exitoso y pleno en el trabajo o en las tareas habituales de la vida. La ansiedad, las inhibiciones y la depresión generalmente son signos de conflictos internos. Esto puede originar dificultades en las relaciones y si no son tratadas pueden tener un impacto considerable tanto en la vida personal como profesional de las personas. Las raíces de dichos problemas a menudo van más profundo de lo que la conciencia puede alcanzar, esta es la causa por la cual es irresoluble sin psicoterapia.

Es con la ayuda del analista que el paciente puede alcanzar nuevos conocimientos sobre la parte inconsciente donde anida el conflicto. Hablando con el psicoanalista en una atmósfera segura éste va llevando al paciente a hacerse consciente de aquellos conflictos presentes en la parte inconsciente de su psiquis (esto incluye pensamientos y sentimientos, memorias y sueños).

Dicho tratamiento otorga alivio al dolor psíquico, promueve el desarrollo personal y mejora la autoconciencia, dicha mejora a su vez fortalece la confianza de la persona en tratamiento para alcanzar las metas en la vida.

Estos efectos positivos que produce el psicoanálisis perduran por mucho tiempo aún luego de haber terminado el tratamiento.

Los mayores descubrimientos de Freud.

Freud descubrió, trabajando con sus pacientes histéricas, que los síntomas contenían un

significado oculto. Con el tiempo aprendió que los síntomas neuróticos eran mensajes que portaban contenidos psíquicos reprimidos e inconscientes. Esto le permitió desarrollar su “cura por la palabra” lo que revoluciono la interacción entre los pacientes y sus terapeutas. Freud atendía a sus pacientes seis días a la semana, escuchando y respondiendo a lo que ellos quisieran decirle, mientras permanecían tendidos en el diván. Eran invitados a decir todo lo que transcurriera por su mente, esto proveía a Freud de asociaciones que provenían de experiencias reprimidas de la niñez, deseos, y fantasías que eran resultado de conflictos inconscientes. Una vez traídos a la conciencia dichos conflictos podían ser analizados y los síntomas desaparecían.

Estos 3 procedimientos (encuadre, asociación libre e interpretaciones) no solamente se

transformaron en un potente método de tratamiento, sino también en una herramienta eficiente para estudiar la psiquis humana, que más tarde origino el desarrollo de una cada vez más sofisticada teoría psicoanalítica sobre el funcionamiento de la mente y en años recientes permitió sumar estudios comparativos con el nuevo campo de lo denominado neuro psicoanálisis.

Los tempranos descubrimientos de Freud fueron algunos los más innovadores conceptos del psicoanálisis:

1. El inconsciente: la vida psíquica existe por debajo de lo que conocemos como la

conciencia, también por debajo del preconsciente en el sentido de que es aquello sobre lo que podemos volvernos consciente cuando tratamos de pensar en ello. La mayor parte de nuestra vida mental es inconsciente y esa parte solo es accesible por la vía del

psicoanálisis.

2. Experiencias tempranas de la niñez: son una amalgama de fantasía y realidad

caracterizada por deseos pasionales, impulsos primitivos y ansiedades infantiles. El hambre despierta el deseo de tragarse todo, pero también el temor de ser tragado. El deseo de estar en control e independiente está asociado al temor de ser manipulado o abandonado, la separación de algunos de sus cuidadores puede significar quedar expuesto, sin ayuda y abandonado. Amar a uno de los padres puede ser riesgoso, puesto que el niño puede temer perder el amor del otro padre. Estos deseos tempranos y temores resultan en conflictos que no pueden ser resueltos, son reprimidos y se vuelven inconscientes.

3. Desarrollo Psicosexual: Freud entendió que la maduración progresiva de las funciones

corporales se centraban en las zonas erógenas (boca, ano, genitales) y se avanzaba esta

maduración junto con los placeres y temores experimentados en relación con sus cuidadores, tomados estos como relación de objeto. El desarrollo de esta estructura es el camino para la formación de la mente infantil.

4. El complejo de Edipo: es el núcleo de toda neurosis. El niño a los 6 años se vuelve

consciente de la naturaleza sexual de la relación entre sus padres, de la cual él está

excluido. Aparecen fuertes sentimientos de celos y rivalidad que deberán ser resueltos,

junto con otros problemas como quien es hombre, quien mujer a quien se puede amar,

con quien se puede casar, como vienen lo bebes al mundo y que es lo que los niños

pueden hacer comparado con lo que hacen los adultos. La resolución de esos desafíos va a moldear el carácter adulto y al super-yo (ver adelante en yo, ello y super-yo).

5. Represión: es la fuerza que mantiene inconsciente las peligrosas fantasías relacionadas con la parte no-resuelta de los conflictos infantiles.

6. Los sueños son realización de deseos: a menudo, los sueños, expresan el cumplimiento de deseos o fantasías infantiles. Puesto que las escenas en los sueños aparecen deformadas o disfrazadas ( como escenas absurdas, extrañas o incoherentes) estas requieren análisis para revelar su significado inconsciente. Freud llamó a la interpretación de los sueños la vía regia al inconsciente.

7. Transferencia: es la tendencia ubicua de la mente humana de ver e identificar cualquier nueva situación sobre la plantilla de experiencias previas. En psicoanálisis la transferencia ocurre cuando el paciente ve a analista como una figura parental con el cual puede volver a experimentar los mayores conflictos infantiles o traumas como si fuera la situación original.

8. Asociación Libre: describe la emergencia de pensamientos, sentimientos y fantasías

cuando no están inhibidas por restricciones como el miedo, la culpa o la vergüenza. (ver

más adelante).

9. El yo, ello y superyo: El yo es el asiento principal de la conciencia, el agente de la mente que ejerce la represión, consolida e integra los variados impulsos y tendencias antes de ser trasladadas a la acción. El ello es la parte inconsciente de la mente, el sitio donde mora la parte reprimida e incognoscible de la memoria y de rastros de las experiencias infantiles. El super-yo es la guía de la mente y la conciencia, el lugar desde donde se recuerdan las prohibiciones y los ideales por lo cual luchar.

Los principales aportes a la teoría psicoanalítica desde Freud: las diferentes escuelas y

tendencias. Freudianos clásicos y contemporáneos: Sigmund Freud (1856-1939) creo un modelo de la mente asumiendo unas pocas bases teóricas: La vida psíquica es activada por energía de dos tipos de fuerza pulsional (en su primera teoría de las pulsiones fueron la pulsión sexual y la pulsión de autoconservación, en la segunda teoría de las pulsiones fueron las pulsiones de vida-pulsiones de muerte o sexualidad y agresión). Estas pulsiones representan las demandas básicas del cuerpo a la mente y se hacen conocer a través de la búsqueda especifica de objetos sobre los cuales satisfacerse. Las huellas mnemicas de esas interacciones (incluyendo la representación de objetos y relaciones importantes) estructuran la mente como un todo, construyendo una compleja formación que puede ser eventualmente dividida en tres grandes secciones. En su primer modelo topográfico Freud los llamo sistema inconsciente, preconsciente y consciente, en su segundo modelo estructural los llamo, yo, ello y superyó. Las estructuras de la mente regulan las energías de las pulsiones de acuerdo al (homeostático) principio del placer. La metapsicología es la teoría de la mente que explica el funcionamiento psíquico desde la óptica dinámica (las pulsiones), económica (energías) y tópica (estructural).

Sandor Ferenczi (1873-1933) y la escuela de Budapest remarcaron la importancia de

considerar y reconocer los reales traumas de la infancia, y el impacto de “confusión de lenguas” (la confusión entre el tierno apego del niño y las necesidades sexuales del adulto), lo cual impacta severamente el desarrollo psíquico y afecta la psicopatología. Ferenczi focaliza en el proceso intersubjetivo mutuo entre paciente y analista, y en la honestidad y trabajo interno del analista (autoanálisis) en el encuentro analítico. Recientemente sus trabajos han sido reevaluados y se han vuelto un nuevo foco de estudio en el psicoanálisis francés, así como en la Escuela Relacional (ver psicoanálisis francés y psicoanálisis relacional más adelante)

Ego-psicoanálisis o escuela del yo: Anna Freud (1895-1982), Heinz Hartmann (1884-1970) y otros pusieron su atención en el trabajo sobre la parte consciente e inconsciente del yo, el particular rol que este cumple en las defensas inconscientes y su efecto inhibitorio sobre los procesos psíquicos. Hartmann postuló un área libre de conflicto en el yo que realiza importantes tareas como la atención, la conciencia, el control de las acciones motoras, el pensamiento lógico, el habla, percepción sensorial y el chequeo de la realidad. Todas ellas funciones vitales que secundariamente pueden hundirse en la neurosis. A través del análisis sistemático de las defensas del paciente el psicoanálisis intenta fortalecer el yo en orden a mejorar el control de los impulsos, la resolución de conflictos y la capacidad de tolerar la frustración que va a marcar las relaciones tempranas de objeto. La pulsión de muerte vuelta hacia si mismo es experimentada como un ataque que desencadena ansiedades persecutorias y el temor de aniquilación el cual es localizado (proyectado) hacia afuera del self y conduce impulsos destructivos al objeto frustrante (pecho malo) lo que se sigue del temor a la retaliación. En cambio, el objeto que satisface los deseos (pecho bueno) es idealizado y para protegerlo disociado del objeto malo. Esta primera fase fue denominada posición esquizo-paranoide, “PS”, caracterizada por la disociación, negación, omnipotencia e idealización, así como los procesos de introyección y proyección. La creciente capacidad del yo para la integración conduce a la aparición de ansiedades depresivas debido a la creencia que los impulsos destructivos han dañado al pecho bueno y provoca el deseo de reparación. A esta segunda fase se la denomina posición depresiva, “D”.

Los Kleinianos contemporáneos reconocen que esas fases no se limitan a la infancia solamente y forman un continuo dinámico en la mente, la alteración PS-D.

La rama Bioniana de la escuela Kleiniana: Winfried Bion (1897-1979) relacionado y luego

apartado de Freud y Klein desarrollo un nuevo lenguaje para su teoría del pensamiento. Introdujo la idea que la mente infantil primero experimenta una avalancha de impresiones y emociones, llamadas beta-elementos que no portan ningún significado y deben ser evacuadas. En este punto es esencial que el objeto que se encarga de su cuidado (contenedor) acepte esos beta-elementos (contenido), los metabolice y los transforme así en alfa-elementos, y alimente con ellos la mente del infante. La mente infantil introyecta todo esto junto con la transformadora función alfa, esto construirá su propia función alfa, un aparato capaz de simbolizar, memorizar, soñar y de realizar pensamientos profundos, también permitirá desarrollar el concepto de tiempo y espacio así como la discriminación entre conciencia e inconsciencia. Las alteraciones psíquicas dependen de los disturbios en el desarrollo de esas funciones básicas para el aparato encargado del pensamiento.

Psicoanálisis Relacional: fundado por Steven Mitchell (1946-2000) en los Estados Unidos, refutó la teoría pulsional de Freud fundada biológicamente para sugerir en su lugar la teoría del conflicto relacional que combina interacciones internalizadas, imaginarias y reales con otros significativos. La personalidad deriva y se construye de aquellas estructuras aprendidas en la interacción y aprendizaje con los cuidadores de la infancia, ya que la motivación individual primaria nace en relación con los otros se va a tender a recrear y fortalecer esos esquemas relacionales a lo largo de la vida. Psicoanálisis entonces para esta escuela consiste en explorar estos esquemas relacionales y confrontarlos con aquellos que espontánea y auténticamente se co-crean en el encuadre psicoanalítico entre paciente y analista.

Los fundamentos del psicoanálisis: método y encuadre.

Método: el psicoanálisis es cura por la palabra, basado en el método de la asociación libre. Como norma fundamental el paciente es invitado a decir todo lo que le venga a la mente sin restricciones ni consideraciones sobre el contexto, decencia sentimiento, vergüenza o culpa u otras objeciones. Por adherir a esta regla el proceso de pensamiento del paciente va encontrando sorprendentes conexiones que revelan aspectos hasta ese momento inconsciente como deseos y defensas, así como conflictos inconscientes irresueltos que afloran como ocurrencias en la transferencia.

Escuchando esas asociaciones el analista ingresa en un proceso mental similar llamado

atención flotante por la cual va siguiendo las comunicaciones de los pacientes, así como

anoticiándose de sus propias asociaciones al respecto como emergencia de la

contratransferencia. La integración de estos diversos tipos de información es principalmente un trabajo interno del analista que, observando los procesos de transferencia y contratransferencia que eventualmente lleva a una gestalt emergente (una fantasía inconsciente) la cual puede ser experimentada por ambos, analista y paciente. Con la ayuda de las intervenciones del analista, a menudo interpretaciones sobre el aquí y ahora de la transferencia, un nuevo entendimiento sobre el sufrimiento del paciente va apareciendo en la sesión. Aplicar repetidamente este tipo de interpretaciones a diferentes situaciones es lo que hace al paciente cada vez más capaz de reconocer los orígenes de su sufrimiento. Resolver esos conflictos es lo que va colocando al paciente en una nueva perspectiva de sus problemas, lo vuelva más libre de inhibiciones y haga nuevos lugares en su mente para pensar más tranquilo nuevas elecciones.

Encuadre: el método descripto anteriormente es el aplicado en un encuadre clásico: el

paciente yace confortablemente recostado en el diván, diciendo todo lo que le viene a la mente, sin la distracción de mirar al analista quien usualmente está sentado por detrás. Esto permite a ambos participantes de esta experiencia esforzarse por vivir lo que transpira en la sesión, el paciente se siente plenamente inmerso en las condiciones de su mundo interno, revive sus recuerdos, revisita y repasa importantes experiencias, habla sobre sus sueños y fantasías, todo esto forma parte de la sesión analítica lo que va permitiendo echar luz sobre la vida y la historia del paciente. La sesión analítica usualmente dura entre 45 y 50 minutos. Para profundizar el proceso analítico preferiblemente debe ser tres, cuatro, o cinco días a la semana. Una frecuencia menor de sesiones por semana o el uso de la silla, “cara a cara”, a veces puede ser necesario.

Todos los acuerdos sobre el encuadre (incluyendo el precio a pagar por sesión, los horarios, y la política de cancelación) deberán ser acordadas entre paciente y analista y podrán ser revisadas y re negociadas de ser necesario. El tiempo de duración de un análisis es difícil de predecir, en general duran entre tres a cinco años pero casos particulares pueden durar más o menos tiempo que este. Tanto el paciente como el analista deben sentirse libre de interrumpir o dar por finalizado el análisis cuando así lo consideren.

Tratamientos psicoanalíticos varios: (adultos, niños, grupos, etc)

el psicoanálisis puede ser aplicado en varias formas. El tratamiento psicoanalítico clásico (ya descripto) está diseñado y funciona mejor a las capacidades de un paciente adulto, neurótico razonablemente bien adaptado a las demandas de la vida y el trabajo. Por su parte el psicoanálisis de alta frecuencia también puede ser aplicado a una amplia gama de psicopatologías como ser:

  • Patología narcisista severa o desordenes de personalidad bordeline.
  • Psicoterapia psicodinámica o psicoanalítica; se aplica en adultos y en general es de más baja frecuencia semanal (uno o dos sesiones semanales), sentados cara a cara. A menudo sus objetivos son más focalizados a la resolución de un tipo particular de problema (ej; dificultades en las relaciones de pareja o en el trabajo), depresión o problemas de ansiedad. Aun cuando la transferencia y la contratransferencia ocurre, como en el psicoanálisis clásico, esto permanece en un segundo plano y no es interpretada, dando más lugar a pensar y resolver más directamente los problemas de la vida del paciente, algunas veces ambos participantes deciden pasar en un segundo momento a profundizar el tratamiento y embarcarse en un psicoanálisis de alta frecuencia.
  • Niños (desde la infancia en adelante) y adolescente pueden sufrir problemas de larga data también como depresión, ansiedad, problemas de sueño, agresión, crueldad, pensamientos obsesivos, conductas compulsivas, trastornos de aprendizaje, desórdenes alimenticios, etc) que pueden poner en peligro su desarrollo psíquico y preocupar a sus padres, amigos y docentes. Para ellos han sido desarrollados tratamientos psicoanalíticos específicos según la edad (incluyendo juegos con figuritas, juguetes, y pinturas) que permiten al niño y a los adolescentes expresar que es lo que los preocupa y les da problemas. Los analistas de niños son especialistas en darse cuenta cuando aparece una comunicación inconsciente y responder a la misma apropiadamente, esto ayuda al niño a resolver sus conflictos emocionales y los problemas que subyacen a su sintomatología y que están interfiriendo con su crecimiento mental.
  • Psicodrama psicoanalítico: fue desarrollado (principalmente en USA y Francia) para pacientes con grandes inhibiciones quienes necesitaban soporte para poder representar, expresar y elaborar sus dificultades con el fin de estructurar su mundo interno. El encuadre incluye un líder o director, que ayuda a los pacientes a sugerir, entrar y actuar una escena (por ejemplo, un recuerdo, una escena o una situación actual) lo cual se transforma en el material para la el trabajo terapéutico del momento. El paciente interactúa con varios co-terapeutas o actores quienes asumen los roles asignados por el paciente. La función de los co-terapistas es entender empáticamente los roles como partes del conflicto del paciente o sus objetos, y trasladar el significado latente de esos roles a través de representar sus procesos inconscientes (mayormente defensivos). El líder puede interrumpir el proceso e interpretarlo en cualquier momento del proceso. El juego permite el desarrollo de temas difíciles que el paciente no podía hablar o expresar y de ese modo facilitar su integración e internalización. El objetivo es desarrollar una visión del paciente de su vida interior (pensamientos, sentimientos, fantasías, sueños y conflictos), y fomentar su activación, ampliando así el espacio psíquico (intermedio) (teatro interior), en la que sus diversos componentes pueden ser considerado y comprendido.
  • Terapia psicoanalítica de pareja o familiar: aplica las ideas del psicoanálisis a descubrir la dinámica entre las partes de una pareja o la familia que están atascados en conflicto recurrentes. Con la ayuda del psicoanalista, aspectos de posiciones incompatibles y transferencias, proyecciones mutuas, y la repetición en actos de fantasías inconscientes pueden ser analizadas e interpretadas con respecto a ideas inconscientes que prevalecen sobre lo que la pareja y/o la familia deben o deberían significar y de este modo aflojar las tensiones y poder abrir la posibilidad de nuevas determinaciones.
  • Grupos Psicoanalíticos: (de 6-9miembros usualmente) se basa en hacer uso de la tendencia universal que una asamblea no estructurada de individuos en pequeños grandes grupos sin una tarea definida experimenta regresiones a niveles primitivos de funcionamiento como ser: dependencia de, sumisión a, un líder idealizado o frustrante, reacciones de lucha o huida, uniones o división intragrupal, así como defensas contra esos procesos. Mientras algunos grupos focalizan en la participación individual e interacción de cada uno en el aquí y ahora de la dinámica del grupo, otros tratan al grupo como un todo, ven su proceso y la cultura particular que emerge a través de la libre discusión de los temas (el equivalente de la libre asociación). Los trabajos grupales psicoanalíticos pueden servir a varios propósitos: hay grupos psicoterapéuticos, grupos que fortalecen el desarrollo personal, grupos de discusión clínica de la profesión médica, (grupos Balint, conferencia-Tavistock) así como grupos que fomentan la autorreflexión y solución de problemas en grandes organizaciones.

El aparato psíquico

El aparato psíquico hace referencia a la mente humana desde la teoría psicoanalítica propuesta por Sigmund Freud. El famoso psicólogo utiliza este término para referirse a una estructura psíquica capaz de transmitir, transformar y contener a la energía psíquica.

Según la primera teoría freudiana (1900), el aparato psíquico está divido en tres niveles, el consciente, el preconsciente y el inconsciente. Esta estructura está compuesta por tres instancias que coexisten y se interrelacionan entre sí, integrándose a los diferentes niveles.

Estas instancias son el Ello, el Yo y el Superyó, las cuales son descritas desde la segunda tópica o teoría propuesta por Freud en 1923 para comprender el funcionamiento de la psiquis.

De este modo, el aparato psíquico está constituido por sistemas que poseen características propias y diferentes funciones. Interactuando entre sí y generando las distintas elaboraciones psíquicas.

El aparato psíquico tiene como función principal mantener la energía interna en constante equilibrio, siendo el principio de homeostasis la regla bajo la cual trabaja.

Su objetivo es mantener lo más bajo posible los niveles de excitación, es decir la creciente de la energía psíquica que puede ser producida tanto por factores internos como externos.

Para Freud, el aparato psíquico es el resultado de la elaboración del complejo de Edipo por medio del cual se producen en el niño, las identificaciones con los progenitores.

Conceptos inherentes al funcionamiento del aparato psíquico

Sigmund Freud, médico neurólogo considerado el padre del psicoanálisis, se vio interesado en entender el dilema de los síntomas que no tenían una explicación científica que los explicara. Como resultado de su investigación, se topó con un funcionamiento psíquico escondido tras los síntomas físicos.

Concibió en cada individuo la existencia de un aparato psíquico cuya base es un inconsciente lleno de deseos y necesidades que conforman el mundo interno propio de cada sujeto. Por fuera de este inconsciente se encuentra un mundo externo, pleno de estímulos, con los que el individuo interactúa constantemente.

Placer y displacer

Freud redujo todas las emociones y sentimientos en dos afectos principales: el placer y el displacer. El placer se produce por la satisfacción de la necesidad y del deseo propio, mientras que el displacer por la frustración producida por la no realización de dicho deseo. Otros afectos se derivarán de esos dos afectos principales.

Es a través del principio de placer que, el aparato psíquico regirá su funcionamiento. Su función es la de moderar las variaciones excesivas de energía psíquica para impedir su desorganización y preservar su estructura.

De este modo, el aparato psíquico intentará mantener en equilibrio el nivel energético que tiende a desequilibrarse por medio de los estímulos provenientes tanto del interior como del exterior.

Esto es una ley del aparato psíquico, denominada principio de homeostasis. Es a través de ella que, el aparato psíquico intenta nivelar la cantidad de placer y displacer, manteniendo estas cantidades en equilibrio.

De este modo, desde la perspectiva psicoanalítica propuesta por Freud, el psicoanálisis intenta explicar el funcionamiento de la psique, remarcando la importancia y la existencia de un inconsciente que se haya en la base, o es soporte de esta estructura.

Subraya al mismo tiempo la importancia del papel de los impulsos (entendidos en términos de energía sexual).

Elabora una teoría del psiquismo desde un punto de vista dinámico, en tanto las instancias componentes del aparato psíquico se interrelacionan entre sí, generan y resuelven conflictos de distinta índole.

Desde un punto de vista económico se plantea el funcionamiento del aparato psíquico en relación a la cantidad de energía presente en él.

Esta energía puede acumularse y generar una tensión psíquica la cual el psiquismo tendrá que resolver, intentado siempre mantener su equilibrio para evitar sus desbordes, y en tanto, los síntomas en el sujeto.

Los elementos componentes del aparato psíquico en la primera tópica freudiana

En su primera tópica (1900), Freud dividió al aparato psíquico en tres niveles, los cuales son al mismo tiempo, tres elementos constitutivos de este.

  • Consciente
  • Preconsciente
  • Inconsciente

El sistema consiente es el relacionado con la percepción y la memoria. No porque sea capaz de memorizar, (esto le corresponde al sistema preconsciente), sino porque entre sus funciones está la de rememorar.

De afuera hacia adentro, puede ubicarse como el primer sistema, entre el mundo exterior y el preconsciente.

Este sistema tiene como función registrar la información proveniente de los dos mundos, el interno y el externo. Siendo su principal responsabilidad la de percibir los estímulos provenientes de ambos.

Las funciones inherentes a este sistema son las relacionadas con el razonamiento, el pensamiento y el recuerdo o la rememoración. Es el consciente el que tiene el dominio y el control de ellos.

Consciencia

Se asocia con la consciencia, entendida como el acto psíquico por medio del cual el individuo se percibe a sí mismo como alguien diferenciado del mundo que lo rodea. Este sistema relaciona directamente al sujeto con el mundo exterior a través de la percepción.

La consciencia se ubica en el presente, por lo que el sujeto es consciente en el acto de todas las experiencias que está viviendo a través de la percepción de la realidad. Este sistema se rige por el placer, el cual va a procurar alcanzar por todos los medios.

El consciente tiene un carácter moral, y es entre los tres niveles, el que va a demandar orden a los otros dos sistemas con los que se relaciona.

Preconsciente

El sistema preconsciente podría ubicarse entre los otros dos sistemas. En él se hallan los pensamientos o vivencias que dejaron de ser conscientes pero que pueden volver a serlo mediante el esfuerzo de esta en rememorarlos.

Es en este sistema donde se encuentran los pensamientos que no están en la consciencia, pero tampoco en el sistema inconsciente, dado que no han sido sometidos a ninguna censura.

Es decir, los pensamientos alojados en este sistema han sido despojados de la consciencia porque esta se encuentra percibiendo constantemente.

Es de este modo como la información que llega a través de las percepciones dejará de estar en el sistema consciente para pasar al sistema preconsciente, pudiendo pasar de un sistema a otro sin mayores inconvenientes.

Este sistema, por lo tanto, contiene elementos que provienen del mundo exterior y de la consciencia. También aquellos que avanzan desde el inconsciente hacia la consciencia, actuando como filtro para impedir el paso de los que puedan llegar a ocasionarle algún daño.

Inconsciente

El sistema inconsciente es aquel que contiene todos los pensamientos y percepciones que han sido rechazados por la conciencia y en los cuales ha operado una censura.

Estos contenidos son mayormente los representantes de aquellos elementos reprimidos en la infancia. Refieren a todo aquello que ha sido negado por la represión, en tanto le generan displacer a la consciencia. Es de este modo como el sistema inconsciente se rige por el principio de placer.

Estos elementos intentan acceder a la consciencia generando una fuerza o especie de tensión psíquica la cual es limitada o frenada por medio de la censura.

Este sistema se describe como el espacio donde yacen los impulsos, los sentimientos, los deseos y los recuerdos reprimidos en tanto entran en conflicto con la moral de la consciencia. Siendo por ello que estos elementos son inaccesibles para ésta.

El inconsciente se caracteriza por ser atemporal. No tiene noción de pasado o futuro, sino más bien siempre es presente. Todo lo que ocurre en él es de carácter actual.

La estructura del aparato psíquico en la segunda tópica freudiana

A medida que Freud avanzaba en sus investigaciones, en 1923 realiza una reformulación de la teoría del aparato psíquico presentada hasta el momento.

Esta nueva teoría o segunda tópica, viene a complementarse a la anteriormente propuesta. Freud presenta entonces al aparato psíquico dividido en tres instancias:

  • El Ello
  • El Yo
  • El Súper Yo

El Ello

Es el lugar donde se encuentran las energías psíquicas de índole erótica o libidinal, las energías psíquicas de origen agresivas o destructivas y aquellas de naturaleza sexual.

Esta instancia está constituida por los impulsos de origen instintivo, rigiéndose por el principio de placer (búsqueda de satisfacción inmediata del impulso). Es decir, representa el instinto.

El Ello es todo inconsciente, pero sólo una porción del mismo es poseedora de elementos reprimidos, pues en el resto, es donde se hallan los elementos de carácter hereditario e innato.

El Yo

El Yo es quien viene a representar a la conciencia o a lo consciente de la tópica anterior. Se encuentra en relación de dependencia respecto al Ello y al Superyó.

Es la instancia psíquica encargada de defender al sujeto ante la percepción de algo desagradable, poniendo en marcha el proceso de represión.

El Yo actúa como mediador entre el sujeto y la realidad proveniente del mundo exterior y, entre el Ello y el Superyó.

Al estar en contacto con la realidad el Yo se presenta como adaptativo. Siendo responsable de mantener el organismo en equilibrio.

El Superyó

El Superyó es la tercera instancia componente del aparato psíquico, resultante de una separación del Yo. Aparece como crítico y juez censurándolo. Es la parte inconsciente de la personalidad que controla las actividades conscientes.

El Superyó representa las ideas de autoconservación, la conciencia moral, la autocrítica, la culpa y el autocastigo entre otras. Su misión es ir en contra de la gratificación de los impulsos que rompan con la ética y moral del sujeto.

Es el soporte de todas prohibiciones y de todas las obligaciones sociales y culturales. Es una instancia formada a partir del complejo de Edipo, donde el niño logra realizar las identificaciones con los progenitores, con sus exigencias y prohibiciones.

Esta instancia es entonces representante de los ideales a los que el Yo aspira ser.

Al finalizar su teoría, Freud realiza una síntesis donde los elementos y las instancias psíquicas quedan integrados.

Estas son algunas conceptualizaciones freudianas correspondientes a la elaboración de la teoría constitutiva del aparato psíquico y su funcionamiento.

Carl Jung

Poco después de Freud, apareció un nuevo pensador que supuso un gran avance en las Teorías de Personalidad en Psicología: Carl Gustav Jung.

Teoría resumida de Jung

Carl Jung, joven colega de Freud, se dedicó a la exploración del «espacio interno» a través de todo su trabajo. Se lanzó a la tarea equipado con los antecedentes de la teoría freudiana, por supuesto, y con un conocimiento aparentemente inagotable sobre mitología, religión y filosofía. Pero era especialmente ducho en el simbolismo de tradiciones místicas complejas tales como gnosticismo, alquimia, cábala y tradiciones similares en el hinduismo y el budismo. Si hay una persona que tenga un sentido del inconsciente y sus hábitos como capaz de expresarse solo de forma simbólica, éste es Carl Jung.

Además, tuvo la capacidad de un soñar muy lúcido e ilusiones ocasionales. En otoño del 1913 tuvo la visión de una «inundación monstruosa» que hundía casi toda Europa cuyas aguas llegaban hasta las faldas de las montañas de su nativa Suiza. Vio miles de personas ahogándose y la ciudad temblando. Luego, las aguas se tornaban en sangre. En las siguientes semanas a la visión, surgieron sueños de inviernos eternos y ríos de sangre. Estaba asustado de que se estuviese volviendo psicótico.

Pero el uno de agosto de ese año, empezó la Primera Guerra Mundial. Jung creyó que de alguna manera existía una conexión entre él como individuo y la humanidad en general que no podía explicarse. Desde este momento hasta 1928, se fue metiendo en un proceso doloroso de autoexploración que formaría la base de su futura teoría.

Cuidadosamente empezó a anotar sus sueños, fantasías y visiones, y los dibujó, pintó y esculpió. Halló que sus experiencias tendían a tomar formas humanas, empezando por un anciano sabio y su acompañante, una niña pequeña. El anciano sabio evolucionó, a través de varios sueños, hasta una especie de gurú espiritual. La niña pequeña se convirtió en «anima», el alma femenina, que servía como medio de comunicación (médium) entre el hombre y los aspectos más profundos de su inconsciente.

Un duende marrón cuero apareció como celador de la entrada al inconsciente. Era «la sombra», una compañía primitiva del Yo de Jung. Jung soñó que tanto él como el duende, habían asesinado a la preciosa niña rubia, a la que llamó Siegfred. Para éste, esta escena representaba una precaución con respecto a los peligros del trabajo dirigido solo a obtener la gloria y el heroísmo que prontamente causaría un gran dolor sobre toda Europa (¡así como también un aviso acerca de los peligros de algunas de sus propias tendencias respecto de la empresa heroica de Sigmund Freud!).

Jung soñó también mucho con cuestiones relacionadas con la muerte; con el territorio de los muertos y el renacimiento de los mismos. Para él, esto representaba el inconsciente mismo; no aquel «pequeño» inconsciente del que Freud hizo tan grande, sino un nuevo inconsciente colectivo de la humanidad. Un inconsciente que podía contener todas las muertes, no solo nuestros fantasmas personales. Jung empezó a considerar que los enfermos mentales estaban poseídos por estos fantasmas, en una época donde se supone que nadie creía en ellos. Con el solo hecho de «recapturar» nuestras mitologías, entenderíamos estos fantasmas, nos sentiríamos cómodos con la muerte y así superar nuestras patologías mentales.

Los críticos han sugerido que Jung estaba simplemente enfermo cuando todo esto ocurrió. Pero Jung creía que, si queremos entender la jungla, no nos podemos contentar con solo desplazarnos por sus alrededores. Debemos entrar en ella, no importa cuán extraña o aterradora pueda verse.

Biografía

Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en una pequeña localidad de Suiza llamada Kessewil. Su padre, Paul Jung, fue un clérigo rural y su madre fue Emilie Preiswerk Jung. El niño Carl creció rodeado de una familia muy educada y extensa que incluía a unos cuantos clérigos y algunos excéntricos también.

El padre inició a Carl en el latín a la edad de 6 años, lo que desde el principio aceptó con gran interés, en especial por el lenguaje y la literatura antigua. Además de leer la mayoría de las lenguas modernas del occidente europeo, Jung también leía alternativamente varias otras lenguas antiguas como el sánscrito (el lenguaje original de los libros sagrados hindúes).

Carl era más bien un chico solitario en su adolescencia, no le importaba mucho el colegio y no soportaba la competición. Acudió a un colegio interno en Basel, Suiza, donde se encontró frontalmente con los celos de sus compañeros. Empezó a utilizar la enfermedad como excusa, desarrollando una tendencia avergonzante a desmayarse cuando estaba sometido a una gran presión.

Aunque su primera elección de carrera fue la arqueología, se decidió por la medicina en la Universidad de Basel. Allí conoció al famoso neurólogo Kraft-Ebing, y llegó a trabajar para él. Bajo su influencia, estudió psiquiatría.

Poco después de su licenciatura, se estableció en el Hospital Mental de Burghoeltzli en Zurich bajo la tutela de Eugene Bleuler, padre y conocedor más importante de la esquizofrenia. En 1903, se casa con Emma Rauschenbach. En aquel tiempo, también dedicó parte de su tiempo a dar clases en la Universidad de Zurich y mantenía una consulta privada. Fue aquí donde inventó la asociación de palabras.

Siendo un gran admirador de Freud, por fin le conoció en Viena en 1907. Dice la historia que después de conocerle, Freud canceló todas sus citas del día, para continuar una conversación que duraría 13 horas continuas. ¡Tal fue el impacto de este encuentro entre estas dos mentes privilegiadas! Eventualmente, Freud consideró a Jung como el príncipe de la corona del psicoanálisis y su mano derecha.

Pero Jung nunca se apoyó en su totalidad a la teoría freudiana. Su relación empezó a enfriarse en 1909, durante un viaje a América. En este viaje, ambos se entretenían analizándose los sueños de cada uno (aparentemente de manera más desenfadada que sería), cuando en un momento determinado Freud demostró una excesiva resistencia a los esfuerzos de análisis de Jung. Finalmente, Freud le dijo que debían parar, ya que él se sentía con temor a perder su autoridad. Evidentemente, Jung se sintió insultado.

La Primera Guerra Mundial fue un periodo especialmente doloroso de autoexamen para Jung. Sin embargo, era solo el principio de una de las teorías de la personalidad más interesantes que el mundo haya visto.

Después de la guerra, Jung viajó mucho; desde tribus de África hasta poblaciones de América y la India. Se jubiló en 1946, retrayéndose de la vida pública a partir de este momento hasta la muerte de su esposa en 1955. Murió el 6 de junio de 1961 en Zúrich.

Teoría de la personalidad según Jung

La teoría de Jung divide la psique en tres partes. La primera es el Yo, el cual se identifica con la mente consciente. Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal sería como lo que las personas entienden por inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que podemos atraer rápidamente a nuestra consciencia y aquellos recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. incluye cualquier cosa que no esté presente en la consciencia, pero que no está exenta de estarlo.

Después de describir el inconsciente personal, Jung añade una parte al psiquismo que hará que su teoría destaque de las demás: el inconsciente colectivo. Podríamos llamarle sencillamente nuestra «herencia psíquica». Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aun así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias.

Existen ciertas experiencias que demuestran los efectos del inconsciente colectivo más claramente que otras. La experiencia de amor a primera vista, el deja vu (el sentimiento de haber estado anteriormente en la misma situación) y el reconocimiento inmediato de ciertos símbolos y significados de algunos mitos, se pueden considerar como una conjunción súbita de la realidad externa e interna del inconsciente colectivo. Otros ejemplos que ilustran con más amplitud la influencia del inconsciente colectivo son las experiencias creativas compartidas por los artistas y músicos del mundo en todos los tiempos, o las experiencias espirituales de la mística de todas las religiones, o los paralelos de los sueños, fantasías, mitologías, cuentos de hadas y la literatura.

Un ejemplo interesante que actualmente se discute es la experiencia cercana a la muerte. Parece ser que muchas personas de diferentes partes del mundo y con diferentes antecedentes culturales viven situaciones muy similares cuando han sido «rescatados» de la muerte clínica. Hablan de que sienten que abandonan su cuerpo, viendo sus cuerpos y los eventos que le rodean claramente; de que sienten como una «fuerza» les atrae hacia un túnel largo que desemboca en una luz brillante; de ver a familiares fallecidos o figuras religiosas esperándoles y una cierta frustración por tener que abandonar esta feliz escena y volver a sus cuerpos. Quizás todos estamos «programados» para vivir la experiencia de la muerte de esta manera.

La teoría de los arquetipos

Los contenidos del inconsciente colectivo son los llamados arquetipos. Jung también les llamó dominantes, imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el más conocido. Sería una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una determinada manera.

El arquetipo carece de forma en sí mismo, pero actúa como un «principio organizador» sobre las cosas que vemos o hacemos. Funciona de la misma manera que los instintos en la teoría freudiana. Al principio, el bebé solo quiere algo de comer, sin saber lo que quiere. Es decir, presenta un anhelo indefinido que, no obstante, puede ser satisfecho por algunas cosas y no por otras. Más tarde, con la experiencia, el bebé empieza a anhelar cosas más concretas cuando tiene hambre (un biberón, una galleta, una langosta a la brasa, un pedazo de pizza estilo Nueva York).

El arquetipo es como un agujero negro en el espacio. Solo sabemos que está ahí por cómo atrae materia y luz hacia sí mismo.

1. Sabio

El sabio representa a ese libre pensador que hace del intelecto y de los conocimientos su principal razón de ser y fundamento. La inteligencia y la capacidad de análisis son para él la vía regia para entenderse a sí mismo y entender al mundo. Corresponde a quien siempre tiene a mano un dato, una cita o un argumento lógico.

2. Inocente, uno de los 12 arquetipos de personalidad de Jung

El inocente es aquel que parece haber leído todos los libros de autoayuda que existen en el mundo y haberlos convertido en su ADN. Es optimista y busca la felicidad. Le ve el lado bueno a todo. Quiere, además, sentirse perfectamente adaptado al mundo. Quiere también complacer, pertenecer, ser reconocido por los demás.

3. Explorador

Este es uno de los 12 arquetipos de personalidad que corresponde al viajero osado. El que emprende el camino sin trazar una ruta definida, abierto siempre a la novedad y a la aventura. Tiene un afán profundo de descubrir y de descubrirse a sí mismo. En su faceta negativa es también el buscador de lo ideal que jamás está satisfecho.

4. Gobernante

El gobernante corresponde al líder clásico, aquel que se considera el llamado a poner las reglas de juego en cualquier situación. Estable y preocupado por la excelencia, quiere que los demás hagan lo que él dice y suele tener motivos de sobra para exigirlo. Es uno de los 12 arquetipos de la personalidad relacionados con el poder, que también puede llegar a ser déspota en su afán por imponerse.

5. Creador

El creador tiene una profunda ansia de libertad porque ama lo novedoso. Le encanta transformar para hacer surgir algo totalmente nuevo, que tenga su sello. Es ocurrente, inconforme y autosuficiente. Con mucha imaginación, está lleno de genialidad. A veces es inconstante y piensa más de lo que hace.

6. Cuidador

Se siente más fuerte que los demás y por eso prodiga una protección casi maternal sobre quienes le rodean. Desea evitar cualquier daño para quienes están bajo su égida y pretende evitar que cualquier riesgo o peligro amenace la integridad o felicidad de los demás. Si no se controla, se convierte en el mártir que echa en cara a los demás sus sacrificios.

7. Mago

El mago es equivalente al gran revolucionario. Regenera y renueva, no solo para sí mismo, sino también para los demás. Él mismo está en constante proceso de transformación y crecimiento. En su faceta negativa es un enfermo que enferma a los demás. A veces llega a convertir los sucesos positivos en hechos negativos.

8. Héroe

El eje de la vida del héroe es el poder. Tiene una vitalidad y una resistencia descomunales que empeña en luchar por el poder mismo o por el honor. Prefiere cualquier cosa antes que perder. De hecho, no pierde porque no se rinde. Podría ser demasiado ambicioso y controlador.

9. Forajido

El forajido es otro de los 12 arquetipos de personalidad de Jung que nos habla de rebeldía. Este es un transgresor, provocador y completamente independiente de la opinión de los demás. De hecho, le agrada ir en contra y piensa con cabeza propia, no por influencia ni por presión. En su faceta negativa se torna autodestructivo.

10. Amante

El amante es todo corazón, todo sensibilidad. Ama el amor y por eso disfruta prodigándolo. No solo el amor romántico, sino toda forma de amor. Su mayor dicha es sentirse amado. Disfruta de la belleza, la estética y los sentidos, de manera refinada. Hace de lo bello, en el sentido amplio, un valor superlativo.

11. Bufón

Al arquetipo del bufón también se le conoce como el arquetipo del loco. El loco enseña a reír, incluso de nosotros mismos. No tiene máscaras y suele despojar de su máscara a los demás. No se toma en serio, porque lo suyo es disfrutar de la vida. En su faceta negativa puede ser libidinoso, vago y glotón.

12. Huérfano

El huérfano es aquel que lleva heridas que no logra cerrar. Se siente traicionado o decepcionado. Quiere que otros se hagan cargo de él y como esto no sucede, experimenta desilusión. Suele unirse a otros que sientan como él. Se victimiza. Ante los demás se muestra como el inocente, pero tiene un talante cínico.

La que hemos presentado no es la única clasificación de los 12 arquetipos de personalidad de Jung. En otras categorizaciones aparecen arquetipos diferentes, aunque básicamente equivalen a los que hemos expuesto en la parte esencial. Se aplican a muchos terrenos, incluyendo psicoterapias, marketing y arte.

Las dinámicas del psiquismo según la teoría de Jung

Jung nos brinda tres principios.

El primero de ellos es el principio de los opuestos. Cada deseo inmediatamente sugiere su opuesto. Por ejemplo, si tengo un pensamiento positivo, no puedo dejar de tener el opuesto en algún lugar de mi mente. De hecho, es un concepto bastante básico: para saber lo que es bueno debo conocer lo malo, de la misma forma que no podemos saber lo que es negro sin conocer lo blanco; o lo que es alto sin lo bajo.

De acuerdo con Jung, es la oposición la que crea el poder (o libido) del psiquismo. Es como los dos polos de una batería, o la escisión de un átomo. Es el contraste el que aporta la energía, por lo que un contraste poderoso dará lugar a una energía fuerte y un contraste débil provocará una energía pobre.

El segundo principio es el principio de equivalencia, donde la energía resultante de la oposición se distribuye equitativamente en ambos lados.

Depende de la actitud que uno tome con respecto a ese deseo no satisfecho. Si mantenemos ese deseo de forma consciente; es decir, que somos capaces de reconocerlo, entonces provocamos un aumento de calidad en el funcionamiento psíquico; esto es, crecemos.

Si, por el contrario, pretendemos negar que este pensamiento estuvo ahí, si lo suprimimos, la energía se dirigirá hacia el desarrollo de un complejo. El complejo es un patrón de pensamientos y sentimientos suprimidos que se agrupan (que establecen una constelación) alrededor de un tema en concreto proveniente de un arquetipo. Si negamos haber tenido un pensamiento relacionado con aplastar el pájaro, por ej.  podríamos poner esa idea en una de las formas ofrecidas por la sombra (nuestro «lado oscuro»). O si un hombre niega su lado emocional, su emocionalidad puede encontrar su forma de expresión dentro del arquetipo de anima.

Aquí es donde empiezan los problemas. Si pretendemos que en toda nuestra vida somos absolutamente buenos; que ni siquiera tenemos la capacidad de mentir y engañar; de robar y matar, entonces cada vez que seamos buenos, nuestra otra parte se consolidará en un complejo alrededor de la sombra. Ese complejo empezará a tomar vida propia y te atormentará da alguna manera. Puedes verte sufriendo de pesadillas donde ¡aplastas a pequeños pájaros!

Si el complejo dura mucho tiempo, puede llegar a «poseerte» y puedes terminar con una personalidad múltiple. Es importante decir aquí, que a pesar de que el trastorno de personalidad múltiple es raro, cuando aparece no tiende a presentarse de una manera tan extrema, tipo blanco y negro.

El último principio es el principio de entropía, el cual establece la tendencia de los opuestos a atraerse entre sí, con el fin de disminuir la cantidad de energía vital a lo largo de la vida. Jung extrajo la idea de la física, donde la entropía se refiere a la tendencia de todos los sistemas físicos de solaparse; esto es, que toda la energía se distribuya eventualmente. Si, por ejemplo, tenemos un calentador en la esquina de una habitación, con el tiempo el salón completo se calentará.

Cuando somos jóvenes, los opuestos tienden a ser muy extremos, malgastando una gran cantidad de energía. Por ejemplo, los adolescentes tienden a exagerar las diferencias entre sexos, siendo los chicos más machos y las chicas más femeninas, por lo que su actividad sexual está investida de grandes cantidades de energía. Además, estos oscilan de un extremo a otro, siendo locos y salvajes en un momento y encontrando la religión en otro.

A medida que nos vamos haciendo mayores, la mayoría de nosotros empieza a sentirse cómodos con nuestras facetas. Somos un poco menos idealistas e ingenuos y reconocemos que somos una combinación de bueno y malo. Nos vemos menos amenazados por nuestros opuestos sexuales y nos volvemos más andróginos. Incluso, en la edad de la vejez, las mujeres y los hombres tienden a parecerse más. Este proceso de sobreponernos por encima de nuestros opuestos; el ver ambos lados de lo que somos, es llamado trascendencia.

Metas y objetivos vitales

La meta de la vida es lograr un self. El self es un arquetipo que representa la trascendencia de todos los opuestos, de manera que cada aspecto de nuestra personalidad se expresa de forma equitativa. Por tanto, no somos ni masculinos ni femeninos; somos ambos; lo mismo para el Yo y la sombra, para el bien y el mal, para lo consciente y lo inconsciente, y también lo individual y lo colectivo (la creación en su totalidad). Y por supuesto, si no hay opuestos, no hay energía y dejamos de funcionar. Evidentemente, ya no necesitaríamos actuar.

Si intentamos alejarnos un poco de las consideraciones místicas, sería recomendable que nos situáramos en una postura más centralista y equilibrada de nuestra psique. Cuando somos jóvenes, nos inclinamos más hacia el Yo, así como en las trivialidades de la persona. Cuando envejecemos (asumiendo que lo hemos hecho apropiadamente), nos dirigimos hacia consideraciones más profundas sobre el self y nos acercamos más a las gentes, hacia la vida y hacia el mismo universo. La persona que se ha realizado (que ha desarrollado su sí mismo- su self) es de hecho menos egocéntrica.

Sincronicidad

A través de los años los teóricos han discutido ampliamente si los procesos psicológicos se establecen a partir de modelos mecanicistas o teleológicos. El mecanicismo es la idea de que las cosas funcionan a través de un proceso de causa-efecto. Una cosa lleva a otra, y esa otra a una siguiente y así sucesivamente, por lo que el pasado determina al presente. La teleología es la idea que defiende que somos guiados por nuestros propósitos, significados, valores y demás. El mecanicismo está asociado al determinismo y las ciencias naturales; la teleología está relacionada con el libre albedrío y se considera en la actualidad una postura un tanto rara. Es todavía común en filósofos moralistas, legalistas y religiosos y, por supuesto también, en algunos teóricos de la personalidad.

Los freudianos y los conductuales tienden a ser mecanicistas, mientras que los neofreudianos, humanistas y existencialistas tienden a la postura teleológica. Jung cree que ambos juegan algún papel, pero añade una última alternativa ideológica llamada sincronicidad.

La sincronicidad supone la ocurrencia de dos eventos que no están asociados ni causalmente ni teleológicamente, más sin embargo tienen una relación significativa. Muchas veces, las personas soñamos con, digamos, la muerte de un ser querido y a la mañana siguiente nos encontramos con la muerte real de esa persona y que murió más o menos a la hora en que lo soñamos. Algunas veces, cogemos el teléfono para llamar a un amigo y nos encontramos con él en la línea al levantar el auricular. La mayoría de los psicólogos llamarían a estas situaciones coincidencias o intentan demostrarnos lo frecuentes que son. Jung creía que estas situaciones eran indicativas de cómo nos interconectamos los seres humanos con la naturaleza en general a través del inconsciente colectivo.

Jung nunca se aclaró con respecto a sus creencias religiosas, pero esta idea inusual de sincronicidad la hallamos fácilmente explicada en la perspectiva hindú de la realidad. Desde este punto de vista, nuestros Yo individuales son como islas en el mar. Estamos acostumbrados a ver el mundo y a los demás como entes individuales y separados. Lo que no vemos es que estamos conectados entre nosotros por medio del suelo marino que subyace a las aguas.

El otro mundo es llamado maya, que significa ilusión y se considera un sueño de Dios o como un baile de Dios; esto es, Dios lo ha creado, pero no es real en sí mismo. Nuestros Yo individuales reciben el nombre de jivatman o almas individuales, siendo también algo parecido a una ilusión. Todos nosotros somos extensiones del único y supremo Atman o Dios, el cual se permite olvidarse un poco de su identidad para volverse aparentemente separado e independiente volviéndose cada uno de nosotros. Pero, de hecho, nunca estamos separados del todo. Cuando morimos, nos despertamos siendo lo que realmente fuimos desde el principio: Dios.

Cuando soñamos o meditamos, nos metemos dentro de nuestro inconsciente personal, acercándonos cada vez más a nuestra esencia: el inconsciente colectivo. Es precisamente en estos estados cuando somos más permeables a las «comunicaciones» de otros Yo. La sincronicidad hace de la teoría de Jung una de las pocas que no solo es compatible con los fenómenos parapsicológicos, sino que incluso intenta explicarlos.

Tipos de personalidad según Jung

Jung desarrolló una tipología de la personalidad que se ha vuelto tan popular que mucha gente cree que él no hizo nada más. Esta empieza con la diferencia entre introversión y extroversión. Las personas introvertidas prefieren su mundo interno de pensamientos, sentimientos, fantasías, sueños y demás, mientras que las extrovertidas prefieren el mundo externo de las cosas, las actividades y las personas.

Teorías de la personalidad en la psicología de Jung

Estos términos se han confundido con vocablos como timidez y sociabilidad, debido en parte a que los introvertidos suelen ser tímidos y los extrovertidos tienden a ser más sociables. Pero Jung se refería más a cuán inclinados estamos (nuestro Yo) hacia la persona y la realidad externa o hacia el inconsciente colectivo y sus arquetipos. En este sentido, el sujeto introvertido es un poco más maduro que el extrovertido, aunque bien es cierto que nuestra cultura valora más al extrovertido…y Jung ¡ya nos avisó de que todos nosotros tendemos a valorar nuestro propio tipo por encima de cualquier otra cosa!

En la actualidad, encontramos la dimensión de introversión-extroversión en varias teorías, de las cuales destaca de forma notable la de Hans Eysenck, aunque esta dimensión se esconda bajo los nombres alternativos de «sociabilidad» y «surgencia».

Las funciones

Aun cuando seamos introvertidos o extrovertidos, está claro que necesitamos lidiar con el mundo, tanto interno como externo. Y cada uno de nosotros posee su propia manera de hacerlo, de manera más o menos cómoda y útil. Jung sugiere que existen cuatro maneras o funciones de hacerlo:

La primera es la de las sensaciones, que como indica la propia palabra supone la acción de obtener información a través de los significados de los sentidos. Una persona sensible es aquella que dirige su atención a observar y escuchar, y, por tanto, a conocer el mundo. Jung consideraba a esta función como una de las irracionales, o lo que es lo mismo, que comprende más a las percepciones que al juicio de la información.

La segunda es la del pensamiento. Pensar supone evaluar la información o las ideas de forma racional y lógica. Jung llamó a esta función como racional, o la toma de decisiones en base a juicios, en vez de una simple consideración de la información.

La tercera es la intuición. Este es un modelo de percepción que funciona fuera de los procesos conscientes típicos. Es irracional o perceptiva como la sensación, pero surge de una bastante más compleja integración de grandes cantidades de información, más que una simple visión o escucha. Jung decía que era como «ver alrededor de las esquinas».

La cuarta es el sentimiento. Es el acto de sentir, como el de pensar. Es una cuestión de evaluación de la información. En este caso está dirigida a la consideración de la respuesta emocional en general. Jung le llamó racional; evidentemente no de la manera en que estamos acostumbrados a usar el término.

Todos nosotros poseemos estas funciones. Diríamos que simplemente la usamos en diferentes proporciones. Cada uno de nosotros tiene una función superior que preferimos y que está más desarrollada.; otra secundaria, de la cual somos conscientes de su existencia y la usamos solo para apoyar a la primera. También tenemos una terciaria, la cual está muy poco desarrollada y no es muy consciente para nosotros y finalmente una inferior, la cual está muy pobremente desarrollada y es tan inconsciente que podríamos negar su existencia en nosotros.

La mayoría de nosotros sólo desarrolla una o dos de las funciones, pero nuestra meta debería ser desarrollar las cuatro. Una vez más, Jung considera la trascendencia de los opuestos como un ideal.

Valoración

Katharine Briggs y su hija Isabel Briggs Myers encontraron tan valiosos los tipos y funciones de Jung de las personalidades que decidieron desarrollar un test, el Myers-Briggs Type Indicator (el Indicador de Tipo Myers-Briggs). Llegando a ser uno de los tests más populares y estudiados de cuantos hay.

A partir de las respuestas de más o menos 125 preguntas, se nos sitúa en uno de los 16 tipos, estableciendo una inclusión definitiva en dos o tres tipos. El resultado del tipo al que pertenecemos dice muy poco de nosotros (por ejemplo, nuestros gustos o disgustos, nuestras elecciones de carrera, nuestra compatibilidad con los demás y así sucesivamente). En general, a muchas personas les gusta el test, ya que tiene la particularidad de ser uno de los pocos tests que posee la inusual cualidad de no ser demasiado juicioso: ninguno de los tipos resultantes es exageradamente negativo ni tampoco extremadamente positivo. En vez de valorar cuán «loco» estás, simplemente abre tu personalidad a la exploración.

El test tiene cuatro escalas. La Extrovesrión-introversión (E-I) es la más importante. Los investigadores que han aplicado el test han hallado que el 75% de la población es extrovertida.

La siguiente es la de Sensación-intuición (S-N), con cerca del 75% de la población siendo sensible.

La próxima es la de Pensamiento-sentimiento (T-F). Aunque los resultados en las poblaciones estudiadas se reparten casi por igual, los investigadores han hallado que cerca de dos tercios de los hombres pertenecen a la primera categoría, mientras que otros dos tercios de las mujeres son sentimentales. Estos resultados se podrían considerar un tanto estereotipados, pero debemos tomar en cuenta que los junguianos consideran de igual valor tanto al pensamiento como al sentimiento y que, por supuesto, un tercio de los hombres son sentimentales y que otro tercio de las mujeres utilizan prioritariamente el pensamiento. Además, debemos considerar que la sociedad sí establece diferencias de valor entre el pensamiento y el sentimiento. Desde luego que un hombre sentimental y una mujer excesivamente racional hallan dificultades para lidiar con las expectativas de los estereotipos de las personas en nuestra sociedad.

La última escala es la de Juicio-percepción (J-P), una escala incluida por Myers y Briggs y ausente de la teoría junguiana. Estas autoras decidieron incluirla con el fin de determinar cuál de las funciones podría ser superior. Generalmente, las personas juiciosas son más cautas y cuidadosas, incluso inhibidas en sus vidas. Las personas perceptivas tienden a ser más espontáneas e incluso en ocasiones descuidadas. La extroversión más una «J» supone que la persona es una pensadora o una sentimental. Ambos son poderosos. La extroversión más una «P» significa que estamos frente a una persona sensible o intuitiva. En el otro extremo, una persona introvertida con una «J» alta será un sensible o un intuitivo, mientras que otra introvertida con una «P» alta será un pensador o un sentimental. La J y la P están distribuidas de manera equitativa en la población.

Cada tipo está identificado por cuatro letras:

  • ENFJ (Extroversión sentimental con intuición). Estas personas son locuaces. Tienden a idealizar a sus amigos. Se comportan como buenos padres, pero tienen cierta tendencia a dejarse manipular por ellos. Llegan a ser buenos terapeutas, maestros, ejecutivos y comerciales.
  • ENFP (Extroversión intuitiva con sentimentalismo). Estas personas aman lo nuevo y las sorpresas. Son muy emotivos y expresivos. Son susceptibles de tener tensión muscular y tienden a estar hiperalertas. En general, es común que tiendan a sentir mucho su lado interno respecto a las emociones. Son buenos para las ventas, la publicidad, la política y la actuación.
  • ENTJ (Extroversión de pensamiento con intuición). Cuando pertenecen a un hogar, esperan mucho de sus parejas y sus hijos. Les gusta la organización y el orden y suelen ser buenos ejecutivos y administradores.
  • ENTP (Extroversión intuitiva con pensamiento). Son personas vivaces; nada aburridas o envejecidas. Como parejas, son un tanto peligrosas en lo económico. Son buenos para el análisis y poseen un gran espíritu empresarial. Tienden a establecerse en una posición superior con respecto a otros de forma muy sutil.
  • ESFJ (Extroversión sentimental con sensación). A estas personas les gusta la armonía. Tienden a presentar una postura de lo que «se debe» y «no se debe». Suelen ser dependientes, primero de sus padres y luego de sus parejas. Son personas muy sensibles que se relacionan con los demás con el corazón en la mano.
  • ESFP (Extroversión de sensación con sentimentalismo). Son muy generosos e impulsivos, teniendo una pobre tolerancia a la ansiedad. Pueden llegar a ser buenos amenizadores, les gustan las relaciones públicas y aman el teléfono. Deberían evitar grandes quebraderos de cabeza en los estudios, como las ciencias.
  • ESTJ (Extroversión de pensamiento con sensación). Son personas muy responsables como parejas, padres y como trabajadores. Son realistas; con los pies sobre el suelo, más bién aburridos y avejentados y aman la tradición. Usualmente podemos verlos en clubes civiles.
  • ESTP (Extroversión de sensación con pensamiento). Son personas orientadas hacia la acción, usualmente sofisticadas e incluso arriesgadas (nuestro James Bond). Como parejas son encantadores y excitantes, pero presentan problemas a la hora de comprometerse. Se realizan como buenos promotores, empresarios y artistas de la farándula.
  • INFJ (Introversión intuitiva con sentimentalismo). Estos son los típicos estudiantes serios y aquellos trabajadores que realmente quieren contribuir. Son muy intimistas y se hieren con facilidad. Son buenas parejas, pero tienden a ser muy reservados físicamente. Las personas creen con frecuencia que son psíquicos. Se establecen como buenos terapeutas, practicantes, ministros y demás.
  • INFP (Introversión sentimental con intuición). Estas personas son idealistas, sacrificadas y con cierta reserva o distancia de los demás. Son muy familiares y hogareños, pero no se relajan con facilidad. Les hallamos con frecuencia entre los psicólogos, arquitectos y religiosos, pero nunca entre los hombres de negocios. Tanto Jung como yo, admiramos a este tipo de personas. ¡Claro, Jung y yo somos así!.
  • INTJ (Introversión intuitiva con pensamiento). Es el grupo más independiente de todos. Aman las ideas y la lógica y por tanto son muy dados a la investigación científica. Son más bien particulares en su forma de pensar.
  • INTP (Introversión de pensamiento con intuición). Estos son los llamados ratas de biblioteca. Son personas preocupadas, fieles y fácilmente pasan desapercibidos. (Como ejemplo reciente, en la película «What women want» con Mel Gibson y Helen Hunt, aparece un personaje de mujer en la empresa donde trabaja el personaje de Gibson que pasa plenamente desapercibida por los demás y ella está constantemente pensando en esta situación. N.T.). Tienden a ser muy precisos en el uso del lenguaje. Son buenos para la lógica y las matemáticas y se hacen buenos filósofos y científicos teóricos, pero nunca escritores o comerciales.
  • ISFJ (Introversión de sensación con sentimentalismo). Son personas serviciales y están muy dirigidos al trabajo. Pueden presentar fatiga y tienden a sentirse atraídos por los gamberros. Son buenos enfermeros, profesores, secretarios, practicantes, bibliotecarios, empresarios de negocios medios y amas de llaves.
  • ISFP (Introversión sentimental con sensación). Son tímidos y retraídos; poco habladores, pero les gustan los actos que tengan que ver con actividades sensuales. Les gusta la pintura, el dibujo, la escultura, la composición musical, el baile (las artes en general) y la naturaleza. No son muy buenos en el compromiso sentimental.
  • ISTJ (Introversión de sensación con pensamiento). Son los llamados pilares dependientes de la fuerza. Usualmente intentan modificar las formas de ser de sus parejas y de otras personas. Llegan a ser buenos analistas bancarios, auditores, contables, inspectores de hacienda, supervisores de librerías y hospitales, negociantes, educadores de física y maestros, e incluso, buenos boy scouts.
  • ISTP (Introversión de pensamiento con sensación). Son personas orientadas a la acción y libres de miedo, y buscan el riesgo. Son impulsivos y peligrosos de detener. Les encantan las herramientas, los instrumentos y las armas, y usualmente se convierten en expertos técnicos. No están interesados en absoluto en las comunicaciones y con frecuente son mal diagnosticados como disléxicos o hiperactivos. Tienden a ser malos estudiantes.

En el lado positivo, podríamos destacar las aportaciones de Myers-Briggs y otros tests, elaborados a partir de la obra de Jung. Dado que estas pruebas no colocan al sujeto en dimensiones entre «bueno» y «malo», son bastante menos «perseguidoras». Simplemente hacen que las personas sean más conscientes de cómo son.

Es importante destacar que al menos un psicólogo cognitivo ha sugerido la búsqueda de las estructuras subyacentes de los arquetipos junguianos.

Por último, le debemos a Jung una mayor apertura de la interpretación, ya sea relacionada con síntomas, con sueños o con asociaciones libres. Mientras que Freud desarrolló una interpretación más o menos rígida (especialmente la sexual), Jung se permitió ir un poco más allá, dirigiendo su idea más bien hacia una interpretación más «mitológica» del libre albedrío, donde prácticamente cualquier cosa podía significar, de hecho, cualquier cosa. El análisis existencial, en particular, se ha beneficiado de las ideas junguianas.

Humanismo-Existencial

Algunas de las técnicas que utiliza el humanismo van enfocadas en que el cliente se haga consciente de sus acciones en tanto que se haga responsable de su libertad en la búsqueda del sentido de vida. También se mencionan los principios básicos de la psicoterapia humanista, así como algunas críticas en el sentido de la aplicación adecuada en ciertos ámbitos y que se debe de ajustar a las necesidades de cada persona.

Antecedentes de la psicología humanista

Como ha señalado Caparrós (1979), dentro de las teorías y técnicas del humanismo, los psicólogos humanistas reconocen la influencia que sobre ellos han tenido cuantos a lo largo de la historia de la psicología se han resistido, en cada ocasión de formas diversas, a la reducción de ésta a una simple ciencia natural.

Pese a ello pueden señalarse ciertos autores u orientaciones que habían desarrollado previamente, de manera particular, puntos esenciales para la Psicología Humanista. Así Franz Brentano había criticado la aproximación mecanicista y reduccionista de la psicología en cuanto ciencia natural, y proponía el estudio psicológico de la conciencia como acto intencional y no como un contenido molecular y pasivo. Oswald Kúlpe sugería que no toda experiencia consciente podía ser reducida a formas elementales o explicada en términos de contenido, y autores como Wilhelm Dilthey o William James argumentaron contra el mecanismo en la psicología, proponiendo centrarse en la conciencia y el individuo total. No obstante, conviene adoptar en este punto cierta cautela: el hecho de que algunos humanistas contemporáneos reconozcan a estos autores como sus antecesores, y que éstos hayan mantenido efectivamente en sus escritos puntos de vista afines a los fenomenológicos, no autoriza a hablar de una influencia directa de sus obras sobre los creadores de la Psicología Humanista.

Marco histórico del modelo humanista

Más recientemente la psicoterapia de la Gestalt planteó que había que adoptar un enfoque molar de la conciencia e insistió, frente al conductismo, en el estudio de la experiencia consciente como área psicológica legítima y útil. Hay también varios antecedentes de la Psicología Humanista en las filas psicoanalíticas, a través de la obra de Adler. Horney y Erikson. Estos autores, como es sabido, son del psicoanálisis ortodoxo en cuanto a que la personalidad esté determinada de manera importante por las fuerzas incluir también, es importante mencionar, a Otto Rank —cuya influencia sobre la psicología humanista se olvida a menudo— principalmente por su enfoque no directivo de la psicoterapia y su reconocimiento del potencial creador de toda persona. (Carpintero, Mayor y Zalbidea, 1990). La Psicología Humanista se origina en la década de 1950 y 1960 en Estados Unidos sometido a influencias de tres tipos: filosóficas, sociales – culturales y propiamente psicológicas. (González, 2006).

Surgió a partir del rechazo de las dos psicologías dominantes, conductismo y psicoanálisis, por ofrecer una visión del ser humano deshumanizada, reduccionista, mecanicista y determinista (González, 2006). La psicología humanista se presentará como «tercera fuerza». Este tipo de psicología presenta una gran variedad, por lo que es más apropiado hablar de un movimiento que de una escuela (Carpintero, Mayor y Zalbidea, 1990). Así como por Factores sociales y cultural como desánimo y desasosiego tras la Segunda Guerra Mundial, la amenaza atómica, la guerra fría y la insatisfacción social. Las raíces del movimiento humanista fueron William James, la Teoría de la Gestalt, Adler, Jung, Horney, Ericsson, Allport, en Europa, Ludwig Bingswanger y Medar Boss quienes entienden en sus obras al ser humano, como el objeto y método de la psicología, la patología y su tratamiento está relacionado con la tradición filosófica humanista. También surge a partir de conceptos de la Fenomenología, precursora de la Gestalt, cuyos principales representantes fueron Husserl, Muller, Stumpf, y que estudia el fenómeno o experiencia inmediata tal como se produce independientemente del pasado.

El enfoque gestáltico ve al ser humano como un sujeto tendiente a completar su existencia. La terapia Gestalt propone 3 tareas específicas para facilitar la integración de deseos y necesidades:

  1. Valoración de la actualidad; en el aquí y el ahora, se trabaja con el material apartado, no con el pasado ni con la ilusión del futuro.
  2. Valoración de la consciencia y la aceptación de la experiencia; trabajando con la experiencia sensorial y emocional y evitando el discurso intelectual o de las interpretaciones.
  3. Valoración de la responsabilidad e integridad; cada una es responsable de su conducta por ilógica o extrema que parezca.

La finalidad es que el individuo tome consciencia en el aquí y en el ahora.

La psicología humanista

El término humanismo se relaciona con las concepciones filosóficas que colocan al ser humano como centro de su interés. El humanismo filosófico resalta la dignidad del ser humano, aunque interpretada de distinto modo en las diferentes formas de humanismo (cristiano, socialista, existencialista, científico, etc.). El humanismo puede ser entendido como una determinada concepción del ser humano, y también como un método. Por ejemplo, el humanismo entendido como método está presente en la psicología de William James, quien rechazó todo absolutismo y toda negación de la variedad y espontaneidad de la experiencia y, en consecuencia, reivindicó flexibilidad al describir la riqueza de lo real, aún a costa de perder exactitud (Rossi, 2008). Para el enfoque humanista los conocimientos relevantes sobre el ser humano se obtendrán centrándose en los fenómenos puramente humanos tales como el amor, la creatividad o la angustia. Para referirse al enfoque humanista en psicología se utilizan los títulos: psicología humanista, psicología existencialista, psicología humanístico-existencial.

El enfoque humanista se ocupa de desarrollar el potencial humano y no se contenta con su adecuado funcionamiento. En una palabra, la psicología humanista representa un compromiso para llegar a ser humanos, un acentuar la totalidad y unicidad del individuo, una preocupación por mejorar la condición humana, así como por entender al individuo.

Fundamentos básicos de la psicología humanista

La psicología humanista es más un movimiento que una escuela, e incluso más aún el reflejo de una actitud sobre el ser humano y el conocimiento. Las ideas que sobre salen más del enfoque humanista son:

  • La importancia que se le asigna al individuo, a la libertad personal, al libre albedrío, a la creatividad individual y a la espontaneidad.
  • Se hace hincapié en la experiencia consciente.
  • Se pone énfasis en todo lo relacionado con la naturaleza humana.

Los humanistas desean destacar la salud mental y todos los atributos positivos de la vida, como la felicidad, la satisfacción, el éxtasis, la amabilidad, la generosidad, el afecto, etc. Además, los integrantes del movimiento comparten:

El afán por centrarse en la persona, su experiencia interior, el significado que la persona da a sus experiencias y en la auto presencia que esto supone.

  • Enfatización de las características distintivas y específicamente humanas: decisión, creatividad, autorrealización, etc.
  • Mantenimiento del criterio de significación intrínseca en la selección de problemas a investigar, en contra de un valor inspirado únicamente en el valor de la objetividad.
  • Compromiso con el valor de la dignidad humana e interés en el desarrollo pleno del potencial inherente a cada persona; es central la persona tal como se descubre a sí misma y en relación con las restantes personas y grupos sociales.

Influencias en el desarrollo de la psicología humanista

La psicología humanista también se vio influenciada por la filosofía humanista que en Europa influía directamente en el desarrollo de la psicología existencial. El existencialismo pone particular énfasis en la existencia de las personas, en cómo viven sus vidas y en su libertad. Su teoría habla de que el ser humano no se puede reducir a una entidad cualquiera, ya sea un animal racional, un ser social, ente psíquico o biológico.

Mientras que la fenomenología es el método más adecuado para acercarse al hombre, busca descubrir lo que le brinda su experiencia, acercarse a los contenidos de la conciencia sin prejuicios ni teorías preconcebidas por parte del observador, es una de las teóricas utilizadas en la psicología humanista ya que se centra exclusivamente en la persona y permite que este desarrolle un crecimiento personal que le permita encontrar la felicidad.

Algunos de los postulados básicos que la psicología humanista brinda acerca del hombre son:

  • Es más que la suma de sus partes.
  • Lleva a cabo su existencia en un contexto humano.
  • Tiene capacidad de elección.
  • Es intencional en sus propósitos, sus experiencias valorativas, su creatividad y la comprensión de significados.

Además de dichos postulados los partidarios de esta teoría comparten cuatro características fundamentales:

  1. Muestran un particular afán por centrarse en la persona, su experiencia interior, el significado que la persona da a sus experiencias.
  2. Enfatizan las características distintivas y específicamente humanas como son la creatividad, autorrealización, decisión, etc.
  3. Mantienen el criterio de significación intrínseca a la hora de seleccionar los problemas a investigar, en contra de un valor inspirado únicamente en el valor de la objetividad.
  4. Se comprometen con la dignidad humana y se interesan por el desarrollo pleno del potencial inherente a cada persona, para ellos la persona es central tal y como esta se descubre y en relación con otras personas y con otros grupos sociales.

Por su parte Allport citado en Martorell y Prieto (2006), distinguió dos orientaciones en psicología con las cuales se puede trabajar, la primera es la ideográfica que pone énfasis en la experiencia individual, en el caso único, y la otra es la nomotética que se interesa por las abstracciones estadísticas tales como medias o desviaciones típicas.

Sus principales representantes son: William James, Gordon Allport, Abraham Maslow, Carl Rogers, Ludwig Bingswanger, Medar Boss, Rollo May, Victor Frankl, Eric Fromm, Ronald Laing. (Carpintero, Mayor y Zalbidea, 1990).

Ludwig Bingswanger

Discípulo de Husserl y muy influido por Heidegger. Utilizó las categorías heideggerianas en la terapia, tratando de abarcar con ello al hombre en su totalidad, y no sólo a algunas de sus dimensiones. La comprensión y descripción del mundo del paciente son sus objetivos principales: para ello propondrá un encuentro interpersonal libre de prejuicios entre el terapeuta y el paciente. Criticó a Freud por su énfasis en la visión biologista y mecanicista del ser humano:

Su tratamiento del hombre como ser social fue insuficiente.

Tampoco comprendió adecuadamente al yo en relación consigo mismo.

Ni las actividades humanas en las que el hombre trasciende el ambiente (como el amor o la creatividad).

Para Bingswanger el punto de partida para comprender la personalidad es la tendencia humana a percibir significados en los sucesos y, por ello, ser capaz de trascender las situaciones concretas. Su énfasis en la importancia de la descripción ha dado lugar a que una de sus principales aportaciones sean las descripciones de los “mundos” de los esquizofrénicos y de las “formas frustradas” de existir.

En cuanto al análisis de las diferencias individuales, se entiende que estas van desde el ser auténtico (verse capaz de influir en la propia vida a través de las decisiones y elegir el futuro en pensamiento y acción) al conformismo (considerarse indefenso ante las fuerzas externas, ser pasivo, elegir el pasado cuando deciden algo). En esta línea, la psicopatología existencial muestra especial interés por los estados que incluyen la falta de significado. Medard Boss, uno de los continuadores de Bingswanger y pioneros de la terapia existencial describió diferentes contenidos y niveles de eficacia en las construcciones sobre el sí mismo y el mundo.

Rollo May

Es uno de los más importantes representantes del humanismo norteamericano. Critica el reduccionismo del psicoanálisis freudiano en su tratamiento del hombre, pero no quiere desechar la obra de Freud. Humanista no dogmático:

Impulsa la visión humanista de la psicoterapia, pero critica la exclusión de los elementos negativos de la naturaleza humana que postulan algunos autores humanistas.

Defendió activamente el derecho de los psicólogos a trabajar como psicoterapeutas frente a los intentos de las asociaciones médicas de considerar la psicoterapia como una especialidad médica, pero denunció la evitación de la confrontación con los dilemas del hombre que la psicología ha realizado en su camino hacia la aceptación social.

Un concepto central en la psicología de May: el dilema del hombre. Se origina en la capacidad de éste para sentirse como sujeto y como objeto al mismo tiempo. Ambos modos de experimentarse a sí mismo son necesarios para la ciencia de la psicología, para la psicoterapia y para alcanzar una vida gratificante. El psicoterapeuta alterna y complementa la visión del paciente como objeto, cuando piensa en pautas y principios generales de la conducta, y como sujeto, cuando siente empatía hacia su sufrimiento y ve el mundo a través de sus ojos. Rechaza las dos alternativas de la consideración del ser humano como “puramente libre” o “puramente determinado” argumentando que ambas suponen negarse a aceptar el dilema del hombre. Introdujo como fundamentales en el contexto de la terapia las experiencias existenciales de la ansiedad, el amor y el poder.

Abraham Maslow

Fue un psicólogo estadounidense, una de las figuras más conocidas de la psicología humanista, comparte con otros psicólogos humanistas la propuesta de un sistema holístico abierto a la variedad de la experiencia humana y, por tanto, el rechazo del uso de un método único para el estudio de esta diversidad. Propone integrar el conductismo y el psicoanálisis en sistemas más amplios. Tuvo gran interés por las personas humanamente excepcionales, lo que le llevó a una visión del hombre que muestra lo que puede llegar a ser y lo que se puede frustrar.

El concepto central en la psicología de Maslow es el de autorrealización, entendida como culminación de la tendencia al crecimiento que Maslow define como la obtención de la satisfacción de necesidades progresivamente superiores y, junto a esto, la satisfacción de la necesidad de estructurar el mundo a partir de sus propios análisis y valores.

Maslow establece su jerarquía de necesidades, la más conocida de sus aportaciones definiendo en su pirámide las necesidades básicas del individuo de una manera jerárquica, colocando las necesidades más básicas o simples en la base de la pirámide y las más relevantes o fundamentales en la cima de la pirámide, a medida que las necesidades van siendo satisfechas o logradas surgen otras de un nivel superior o mejor. En la última fase se encuentra con la «autorrealización» que no es más que un nivel de plena felicidad o armonía.

La teoría de la personalidad de Abraham Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit»; al nivel superior lo denominó «autoactualización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser». «La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua». La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. Rechazó las teorías de la motivación que partían de determinantes únicos de la conducta, proponiendo una teoría de determinantes múltiples jerárquicamente organizados en los siguientes niveles:

Teoría humanista de Maslow

Estas son las necesidades que Maslow describe:

Necesidades fisiológicas

Son básicas para mantener la salud como respirar, beber agua, alimentarse del equilibrio de la temperatura corporal, de dormir, descansar, eliminar los desechos.

Necesidades de seguridad y protección

Son las necesidades de sentirse seguro y protegido: seguridad física, de salud, de empleo, de ingresos, recursos, moral, familiar y de propiedad privada.

Necesidades de afiliación y afecto

Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de asociación, participación y aceptación. Entre estas se encuentran: la amistad, el compañerismo, el afecto y el amor.

Necesidades de estima

Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.

La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.

La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.

El centro de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad.

Necesidades de autorrealización o autoactualización

Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: «motivación de crecimiento», «necesidad de ser» y «autorrealización». Son las necesidades más elevadas, se hallan en la cima de la jerarquía, y a través de su satisfacción, se encuentra un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, al menos, hasta cierto punto.

El proceso que lleva a la autorrealización culmina en lo que Maslow llama “experiencia cumbre”, que se siente cuando se alcanza una cota como ser humano, un estar aquí y ahora “perdido en el presente”, con la conciencia de que lo que debería ser, es Maslow identifica la sanidad, la autorrealización y la creatividad. Estas experiencias son perfectamente naturales e investigables y nos enseñan sobre el funcionamiento humano maduro, evolucionado y sano.

Cuando el proceso hacia la autorrealización se corta, aparecen reacciones desanimadoras, compensatorias o neuróticas y la conducta se focaliza hacia la evitación impidiendo el desarrollo autónomo. Maslow propone una concepción de la patología, relacionando la privación de los Valores del ser, con la aparición de determinadas alteraciones, que él llama metapatologías y que entiende como disminuciones de lo humano. Maslow consideró autorrealizados a un grupo de personajes históricos que estimaba cumplían dichos criterios: Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein, Eleanor Roosevelt, William James, entre otros. Maslow dedujo de sus biografías, escritos y actividades, una serie de cualidades similares; estimaba que eran personas:

  1. Centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino.
  2. Centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones.
  3. Con una percepción diferente de los significados y los fines.
  4. En sus relaciones con los demás, eran personas: con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación; independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y juicios propios; resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran inconformistas; con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición humana; buena aceptación de sí mismo y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni artificiales; frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales; con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la humanidad.

Metanecesidades y metapatologías

Maslow también aborda de otra forma la problemática de lo que es autorrealización, hablando de las necesidades impulsivas, y comenta lo que se necesitaba para ser feliz: verdad, bondad, belleza, unidad, integridad y trascendencia de los opuestos, vitalidad, singularidad, perfección y necesidad, realización, justicia y orden, simplicidad, riqueza ambiental, fortaleza, sentido lúdico, autosuficiencia, y búsqueda de lo significativo. Cuando no se colman las necesidades de autorrealización, surgen las meta patologías, cuya lista es complementaria y tan extensa como la de meta-necesidades. Aflora entonces cierto grado de cinismo, los disgustos, la depresión, la invalidez emocional y la alienación.

Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de las personas, pero la necesidad satisfecha no genera comportamiento alguno.

Las necesidades fisiológicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen con el transcurso del tiempo.

A medida que la persona logra controlar sus necesidades básicas aparecen gradualmente necesidades de orden superior; no todos los individuos sienten necesidades de autorrealización, debido a que es una conquista individual.

Las necesidades más elevadas no surgen en la medida en que las más bajas van siendo satisfechas. Pueden ser concomitantes pero las básicas predominarán sobre las superiores.

Las necesidades básicas requieren para su satisfacción un ciclo motivador relativamente corto, en contraposición, las necesidades superiores requieren de un ciclo más largo.

Carl Rogers

Influyente psicólogo en la historia estadounidense, quien junto a Abraham Maslow llegaría a fundar el enfoque humanista en psicología. Su método terapéutico, la terapia centrada en el cliente, o terapia no directiva, parte de la hipótesis central de que el individuo posee en sí mismo medios para la autocomprensión y para el cambio del concepto de sí mismo, de las actitudes y del comportamiento autodirigido (Pezzano, 2001). El terapeuta debe proporcionar un clima de actitudes psicológicas favorables para que el paciente pueda explotar dichos medios. Dos rasgos principales de la terapia centrada en el cliente son:

  • La confianza radical en la persona del cliente (paciente).
  • El rechazo al papel directivo del terapeuta.

Para Rogers el ser humano nace con una tendencia realizadora que, si la infancia no la estropea, puede dar como resultado una persona plena: abierta a nuevas experiencias, reflexiva, espontánea y que valora a otros y a sí mismo. La persona inadaptada tendría rasgos opuestos: cerrada, rígida y despreciativa de sí mismo y de los demás. Rogers insiste en la importancia que tienen las actitudes y cualidades del terapeuta para el buen resultado de la terapia: las tres principales son la empatía, la autenticidad y la congruencia. La diferencia con Maslow es que a su proceso de autorrealización lo considera constante y continuo.

Rogers sostiene que la crianza y sobre todo el papel de la madre es un factor básico para lograr una personalidad adulta. De 1942 en su Counseling and Psychotherapy, funda las bases de su client-centered therapy o Terapia centrada en el cliente, piedra angular del movimiento de la Psicología Humanista (Pezzano, 2001). La Psicoterapia de Rogers se centra en la persona, que él llama cliente y no paciente, porque no es pasivo sino activo y responsable en el proceso de mejorar su vida, debiendo decidir conscientemente y racionalmente qué está mal y qué debe hacer al respecto. El terapeuta es como un confidente o consejero que escucha y alienta en un plano de igualdad, con una actitud comprensiva, entendiéndolo. A esta actitud que debe tener terapeuta la denomina “encuentro”.

Fue partícipe y gestor instrumental en el desarrollo de la terapia no directiva, también conocida como Terapia centrada en el cliente, que renombró como Terapia centrada en la persona. Esta interesante teoría es conocida por sus siglas en inglés PCA “Person-Centered Approach” o enfoque centrado en la persona (Pezzano, 2001). Sus teorías abarcan no sólo las interacciones entre el terapeuta y el cliente, sino que también se aplican a todas las interrelaciones humanas. La terapia rogeriana contrasta con las perspectivas psicológicas freudianas y las sociales de Alfred Adler y de Albert Bandura, por el uso preferente de la empatía para lograr el proceso de comunicación entre el cliente y el terapeuta o, por extensión, entre un ser humano y otro.

Enfoque centrado en la persona

Carl Roger dejó el papel de terapeuta frío y rígido del terapeuta pasivo y obtuvo grandes resultados, mediante esta práctica encontró actitudes que son necesarias para promover el desarrollo humano, estas son:

La congruencia hacia el otro: Esto se refiere a que la persona debe negar lo menos posible lo que está experimentando al relacionarse con su cliente, es necesario que se dé cuenta de lo que está pasando en esa relación, no tomar una actitud defensiva, tratar de estar en contacto consigo mismo para poder expresarse cuando considere que es significativo para el trabajo que se está haciendo o para su paciente. Roger proponía que esta actitud que tomara el profesional hacia su cliente, facilitaría su trabajo para que el paciente se diera cuenta también de su propia experiencia.

Otra de las actitudes que propuso fue la consideración positiva: se refiere a despojarse de los juicios, considerando a las personas que irán aumentando con mayor conocimiento del otro, cuando el paciente logra captar esta aceptación, también es capaz de darse cuenta que se le tiene confianza y fe y así logra sentirse en libertad de ser lo que es.

La última es la empatía: se habla de tener la capacidad de ponerse verdaderamente en el lugar de la otra persona, de visualizar al mundo como la otra persona realmente lo ve, sin perder la cualidad de uno mismo.

Estas actitudes tienen un doble objetivo, por un lado, el de generar un ambiente promotor de crecimiento y por otro el de enseñarle al otro a ser así consigo mismo, es decir, a ser empático, aceptante y congruente consigo mismo. Si este aprendizaje se logra, va a poder fluir y desarrollarse mucho más; ya que la posibilidad que maneja Rogers es que nosotros nos hemos detenido en nuestro crecimiento porque hemos tenido que ser como no somos; hemos tenido que desviar nuestra tendencia natural a satisfacer nuestras necesidades hacia la complacencia y satisfacción de las necesidades de otros.

Según la terapia centrada en el cliente de Carl Rogers, el paciente sufre un cambio cuando se siente comprendido y aceptado por el terapeuta, es por ello que toda la terapia humanista se basa en dar al ser humano el valor que tiene, así como la atención y empatía que requiera. Algunos de estos cambios son:

Realiza una relajación de sentimientos, si antes los consideraba como algo remotos, ahora los hace suyos o los ve como propios y finalmente como un flujo siempre cambiante.

Cambia su modo de experimentar de estar muy lejos de la primera experiencia de su existencia, la acepta como algo que tiene un significado y al final del proceso el paciente se siente libre y guiado por sus experiencias.

Pasa de la incoherencia a la coherencia, desde la ignorancia de sus contradicciones hasta la comprensión de las mismas y su evitación.

Existe un cambio en la relación con sus problemas, que va desde la negación a la aceptación de sus responsabilidades pasando por la aceptación.

Modifica su modo de relacionarse con los demás, se da cuenta de la manera en que antes evitaba relacionarse y ahora busca establecer relaciones íntimas y estar abierta a ellas.

De antes estar centrado en el pasado, a la actualidad en donde el paciente olvida el pasado y vive el presente.

Teoría de la personalidad de Rogers

Las proposiciones que están al comienzo de la serie son las más alejadas de la experiencia del terapeuta y, por lo tanto, las más sospechosas, mientras que las que aparecen hacia el final se acercan cada vez más al centro de nuestra experiencia. Rogers quiso comprender y describir el cambio que sufre el paciente cuando se siente comprendido y aceptado por el terapeuta:

Se produce una relajación de los sentimientos: de considerarlos como algo remoto se reconocen como propios y, finamente como un flujo siempre cambiante.

Cambio en el modo de experimentar: de la lejanía con que primero experimenta su vivencia se pasa a aceptarla como algo que tiene un significado, y al terminar el proceso el paciente se siente libre y guiado por sus vivencias.

Se pasa de la incoherencia a la coherencia: desde la ignorancia de sus contradicciones hasta la comprensión de las mismas y su evitación.

Se produce también un cambio en su relación con los problemas: desde su negación hasta la conciencia de ser él mismo su responsable, pasando por su aceptación.

Cambia igualmente su modo de relacionarse con los demás: desde la evitación a la búsqueda de relaciones íntimas y de una disposición abierta.

Según los autores anteriormente citados, existen diversas propuestas en esta teoría una de ellas fue propuesta por Ludwig Bingswanger quien trató de abarcar al hombre en su totalidad y no solo en algunas dimensiones. La manera en que el paciente comprende y describe su mundo son sus objetivos principales y por esto propuso un encuentro interpersonal libre de prejuicios entre el terapeuta y el paciente. Para él, el punto de partida para comprender la personalidad fue la tendencia humana a percibir significados en los sucesos y debido a esto se capaz de trascender en situaciones concretas. utilizó en la terapia, llamada daseinanalyse o análisis del ser-en-el-mundo, que se basaba en los siguientes puntos:

Los trastornos psicopatológicos representan una alteración del ser-en-el-mundo.

El ser-en-el-mundo tiene una estructura y por ello puede ser estudiado, descrito y rectificado.

La psicoterapia pretende entender el proyecto existencial de la persona.

Y por último busca ayudar a asumir la propia experiencia en toda su plenitud, descubriendo las formas y áreas de alineación, para recobrar la auto posesión y autodeterminación.

Estas ideas actualmente influyen en el tipo de terapia existencial de nuestros días. Se parte de la consideración de que el auténtico significado es el que las personas construyen por sí mismas, y se propone que las personas construyen ese significado mediante un proceso de toma de decisiones. Los dos modos básicos de toma de decisiones son la elección del futuro o la elección del pasado. Para las posibilidades de desarrollo es la elección del futuro la más adecuada pues facilita el crecimiento y la autorrealización.

La elección del pasado impide el crecimiento, al limitar al sujeto a aquello que ya es experiencialmente conocido. Otra de las personas que influyó en desarrollo de las técnicas humanistas fue Rollo May citado en Martorell y Prieto (2006), uno de los conceptos centrales de su psicología fue el dilema del hombre, el cual se origina en la capacidad de este para sentirse como sujeto y al mismo tiempo como un objeto. Ambos son fundamentales en la psicoterapia humanista, ya que el psicoterapeuta alterna y complementa la visión del paciente como un objeto cuando piensa en las pautas y los principios generales de la conducta y como sujeto cuando siente empatía hacia su sufrimiento y ve al mundo a través de sus ojos.

Este autor propone algunas características para la terapia existencial:

Señala que el objetivo de la terapia existencial es aumentar la conciencia del cliente respecto a su propia existencia y de esta manera se le ayuda a experimentar su propia existencia como real.

La técnica que su utilice debe de estar subordinada y seguir al conocer, esto es que debe de ser flexible y ajustarse a las necesidades del cliente.

Tanto el terapeuta como el cliente son dos personas que mantienen una relación, esto es que el terapeuta no interpreta los hechos, sino que los pone de manifiesto en su relación con el cliente.

Los dinamismos psicológicos no son considerados comunes al ser humano, propone que se elabore un énfasis en la significación particular de las dinámicas del cliente que son derivadas del contexto de su vida. El terapeuta no siempre va a saber qué es lo que motiva al cliente, y la actitud que debe de tomar este más que aplicar una técnica, consiste en escuchar a su paciente con atención y respeto.

El terapeuta procura analizar todas las formas del comportamiento tanto de él mismo como de su cliente que impiden que se dé un encuentro real entre ambos.

Le da mucha importancia al compromiso que según este tipo de teorías es el verdadero modo de estar vivo.

Otra de las técnicas que se utiliza es la propuesta por Abraham Maslow, en la cual, mediante su pirámide de necesidades, elaboró una jerarquización de las necesidades del ser humano y hablaba de que se debían de satisfacer las más básicas, para que el ser humano pudiera poner atención en las de mayor complejidad y así llegar a la autorrealización. El concepto que más manejo este autor fue el de autorrealización, que se entiende como la culminación de la tendencia al crecimiento. El proceso de esta última necesidad culmina según Maslow citado en Martorell y Prieto (2006), cuando el hombre llega a la experiencia cumbre que según este autor se siente cuando se alcanza una cuota como ser humano y un estar aquí y ahora que se puede decir que está perdiendo el presente con la conciencia de que lo que debía de ser es.

Existen ciertas diferencias entre la terapia humanista y el enfoque psicoanalista y conductista, podemos observar con la tercera fuerza da una amplia definición acerca del ser humano según López (2009). El estudio del enfermo mental resulta valioso, pero no suficiente; el que se realiza con animales también lo es, aunque no llegue a satisfactorio; aquel que se lleva a cabo con personas promedio no resolverá, en sí el problema. De ahí surge la terapia centrada en el cliente de Rogers. El enfoque humanista da mucha importancia al estudio del hombre y sus sentimientos, deseos, esperanzas, aspiraciones que para otros enfoques los consideran subjetivos y de poca importancia, como las teorías conductuales que se basan únicamente en las conductas de los individuos o el psicoanálisis que considera que los pacientes son víctimas de una perturbación mental.

Psicoterapia existencial

Dentro de la psicología humanista, el interés por la existencia humana y la responsabilidad ante la misma se convierte en el tema central. El hombre es considerado como un sujeto integrado y responsable, que se define en la libertad de su accionar. Todo esto lo lleva a una continua toma de decisiones, que lo compromete y responsabiliza. El existencialismo tiene una definición positiva del hombre como un ser capaz de autorrealizarse y trascender.

Todo terapeuta es existencialista en la medida que puede aprender al paciente en su realidad y es capaz de brindar comprensión. Entendiendo, al existencialismo, como filosofía de base que sustente y fortalece al accionar terapéutico, y le brinda un basamento epistemológico.

Hendrik Ruitenbeek, autor norteamericano interesado por el existencialismo, se ocupó por analizar el contacto entre el existencialismo como filosofía y psicoterapia. El hallaba en la filosofía existencial una serie de principios que posibilitaban una interpretación amplia del material clínico de ese hombre en crisis, objeto de la psicoterapia. Por su parte, Von Gebsattel, sostenía que la crisis de la psicoterapia ha nacido de su contacto los estados neuróticos de necesidad, la cual remita a la crisis originaria del hombre y “consiste en la distinción de sus relaciones existenciales de ser que es para o ser y que, sin embargo, es. Está contradicción penetra en el desgarramiento de su fundamental querer, se continua en lo paralizante de una situación vacía y desrealiza la relación del yo con lo trascendente, con los otros hombres, con el mundo y consigo mismo” (Gebsattel en González, 2006:190).

De acuerdo al existencialismo entendemos a la psicoterapia como una crisis. El hombre se encuentra continuamente en crisis, es donde pone en juego su existencia y su manera de vivirla.

Según Rogers las técnicas humanistas son aplicables a todo tipo de personas, sin embargo, en actualidad nos podemos dar cuenta de que en algunos problemas este proceso podría resultar ser bastante largo y resultados efectivos en cuanto a otras personas podría ser el método adecuado, es por ello que muchos autores hablan de que el psicólogo debe de tener un enfoque ecléctico y tomar lo mejor de cada teoría y trabajar lo que sea adecuado a cada paciente.

Es bien sabido que la autorrealización es propia de cada persona y si a ciencia cierta no se sabe con exactitud si todas las personas tenemos el instinto de llegar a satisfacer esa necesidad, esto se debe a que el humanismo tiene una parte subjetiva en el que cada persona encuentra el sentido de vida de manera diferente, no lo podemos medir, e incluso conforme va pasando el tiempo va cambiando este sentido, y se cae en otro concepto que es la autoactualización en la que una persona puede llegar a la autorrealización, y después actualizarse para seguir en ese peldaño y no perderla.

Conclusiones sobre la terapia humanista

La psicología humanista tiene en su haber la defensa de conceptos como subjetividad, experiencia o construcción de significado, ha influido claramente en las creencias de la sociedad norteamericana de modo más concreto, destaca por ejemplo la influencia de las propuestas de Rogers sobre la importancia de la actitud del terapeuta y del educador, no como condición suficiente, pero al menos como una condición necesaria.

Este enfoque ha proporcionado una alternativa a las formas psicoanalíticas tradicionales de terapia, y a la hacerlo ha ofrecido otra perspectiva de autodeterminación, y es un proceso interno de búsqueda para desarrollar su potencial humano, en lugar de los instintos biológicos. La persona en evolución y crecimiento sustituye a la víctima de la historia personal. La libertad de elección sustituye al conjunto mecánicamente determinado de conductas.

Es de esta manera que la palabra cliente sugiere un aspecto que tiene importancia, siendo así, reemplazado el papel de paciente pasivo en el contexto de la demanda de autoridad del médico para elegir, la igualdad y la libertad. Y es importante señalar que el facilitador debe de tomar actitudes similares a las de su cliente ya que en esta relación ambos deben de estar en las mismas condiciones y sin prejuicios, proporcionándole al cliente las condiciones necesarias para su crecimiento y así pueda llegar a ser responsable de sus actitudes y su libertad.

La Terapia Gestalt, desarrollada por Fritz PerlsLaura Perls y Paul Goodman en los años 40, es un modelo de terapia humanista-existencialista que fue originalmente diseñado como una alternativa al psicoanálisis convencional.

Los terapeutas gestálticos utilizan técnicas experienciales y creativas para mejorar la autoconciencia, la libertad y la autodirección del paciente. La palabra alemana Gestalt puede traducirse al español como «forma» o “contorno».

Biografía de Fritz Perls

Friedrich (Fritz) Perls nació en Berlín en 1893. Fue estudiante de medicina, pero poco antes de que comenzara la Primera Guerra Mundial interrumpió sus estudios. No obstante, aunque a la edad de 21 años se alistó en la Cruz Roja, esto no fue obstáculo para que prosiguiera con sus estudios. Así, en 1920 obtuvo el doctorado en Medicina y se especializó en Neuropsiquiatría.

Tres años más tarde, Fritz comienza su andadura como trotamundos y realiza una serie de viajes (por ejemplo a Estados Unidos) con el fin de expandir sus conocimientos respecto a su nueva profesión. En 1926 conoce a Karen Horney, con quien compartirá una estrecha relación. Gracias a ella, se interesa por el Psicoanálisis y comienza a estudiarlo en distintos centros e institutos, convirtiéndose así en psicoanalista. Por tanto, Fritz se interesó en la psicología psicoanalítica, aunque más adelante, en contraposición al psicoanálisis, Fritz creó la Terapia Gestalt.

Contribución de Fritz Perls a la psicología

Fritz Perls siempre será recordado como el padre de la Terapia Gestalt, un modelo terapéutico que no solamente tiene sus raíces en la Psicología Gestalt, sino que, además, está influenciado por el psicoanálisis, el análisis del carácter de Reich, la filosofía existencial, la religión oriental, la fenomenología y el psicodrama de Moreno.

La Psicología Gestalt afirma que la mente es una unidad autorreguladora y holística, y se basa en el principio de que «el todo es más que la suma de las partes”.

La Terapia Gestalt se considera un modelo de psicoterapia humanista y pone su acento en el momento presente y la autoconsciencia de la experiencia emocional y corporal, generalmente censurada en la cultura occidental.

Una de sus particularidades es que no es considerada una simple psicoterapia, sino una auténtica filosofía de vida, que influye en la manera de percibir las relaciones con el mundo por parte del individuo. Por tanto, y siguiendo el principio gestaltista de “todo es más que la suma de las partes”, el ser humano es visto desde una perspectiva holística y unificadora, integrando a la vez, sus dimensiones sensoriales, afectivas, intelectuales, sociales y espirituales, y entendiendo a éste en su experiencia global.

En busca de la autoconsciencia

Su práctica utiliza el “insight” respecto a las experiencias del paciente, alentando a éste a explorar de manera creativa la forma de encontrar su propia satisfacción en las distintas áreas de su vida. La base de este modelo terapéutico es la autoconsciencia del paciente respecto a su comportamiento, sus emociones, sus sentimientos, sus percepciones y sus sensaciones. Por tanto, no se centra solamente explicar los orígenes de las dificultades y el dolor que puede sentir el individuo, sino que permite experimentar y experimentarr las soluciones nuevas. Es más importante el cómo que el por qué, es decir, que cuando un individuo entiende cómo hace lo que hace, puede comprender por qué lo hace.

El terapeuta no le dice al paciente lo que debe hacer, sino que utiliza la capacidad educativa del diálogo, y está más preocupado por el vínculo de confianza con éste, con el objetivo de aumentar la autenticidad de la relación. Pese a que Fritz estudió medicina, la Terapia Gestalt es un enfoque más educacional que médico.

POSTULADOS: Su principal postulado, del cual se desprenden los otros conceptos, es “el enfoque holístico”, que se define como la percepción de totalidades (objetos y seres vivos). La Gestalt alega que “el todo el más que la suma de sus partes” y se refiere a que las cosas no existen por sí solas no tienen un significado, es necesario que estén dentro de un ‘contexto’ para que existan. Una de sus ideas es que la naturaleza humana solo puede ser comprendida a partir de un todo ya que las partes que la constituyen, así es como fueron organizada.  Otra premisa de este tipo de terapia es la unidad cuerpo-mente que consta de conceptos como: el Insight, se dice que alguien tiene capacidad de insight cuando puede tomar conciencia de un determinado aspecto sobre su vida, la figura y el fondo, que son como la capa externa del problema y el centro del mismo, también tenemos el aquí y el ahora, que son los conceptos más representativos, la terapia gestáltica se basa en la percepción inmediata del propio individuo, es decir, lo que sucede en ese momento, ignora el pasado. Asimismo está la importancia del cómo sobre el porqué, que se refiere a que cuando una persona entiende como hace lo que hace, puede comprender por qué lo hace.

Fritz Perls habla también sobre la neurosis y le da un nuevo enfoque, más educacional que médico. Nos dice que es un síntoma de una maduración incompleta. La define explicando que las personas tenemos un curso y ciertas situaciones que cumplir a lo largo de nuestra vida, aquel individuo que las deja inconclusas y se carga de interrupciones es neurótico. Estas interrupciones se dan en un nivel consciente.

Desarrollo también Mecanismos de defensa que eran:

Ø  Introyección: mecanismo mediante el cual incorporamos actitudes, maneras de actuar y pensar que no son realmente nuestras. El límite entre el exterior y el interior se ha introducido tanto que casi no queda nada de nosotros.

Ø  Proyección: con este mecanismo el individuo otorga la responsabilidad de sus actos a los otros. El límite ahora está fuera de nosotros.

Ø  Retroflexión: mecanismo con el cual la persona se hiere a sí misma y concentra y dirige toda su energía para eso.

Ø  Confluencia: se refiere a cuando el sujeto siente que es uno con el ambiente, cuando siente que no hay límites entre lo exterior y lo interior.

Enfoque Sistémico

Las terapias sistémicas no solo revolucionaron el campo de las psicoterapias, sino que dieron lugar a nuevos enfoques y paradigmas sobre la concepción del ser humano. Abordaremos las principales escuelas.

Las terapias sistémicas tienen sus raíces en la terapia familiar, aunque actualmente no es necesaria la familia como foco de atención para que la mirada sea sistémica. Desde esta perspectiva lo que prima es la relación, es decir, el proceso de interacción entre las personas y no tanto la observación del individuo aislado.

Fue el biólogo y filósofo austríaco Ludwig Von Bertalanffy quien formuló la Teoría General de los Sistemas en 1968. Este utilizó el concepto de sistema como «un complejo de elementos en interacción» para más tarde aplicarlo al ámbito terapéutico hasta convertirse en el modelo predominante en los estudios de familia y las relaciones.

Ahora bien, la perspectiva sistémica se nutre también de aportes de otras disciplinas, principalmente en lo relacionado al ámbito teórico. Algunas de ellas son la cibernética, los desarrollos pragmáticos de la comunicación y la psicoterapia familiar. Esta integración de perspectivas ha permitido el desarrollo de un amplio ámbito de aplicación que abarca desde tratamientos individuales hasta grupales, de pareja y obviamente de familias (Hoffman, 1987).

El sistema como un todo

El punto de unión de los diversos enfoques es el concepto de «sistema». A partir de lo cual se deduce que el todo es mayor que la suma de las partes. Lo que quiere decir que desde el enfoque sistémico se pone énfasis en las propiedades del todo que resultan de la interacción de los diferentes elementos del sistema. Si lo traducimos, esto significa en términos generales que lo importante es la relación que surge de la interacción entre las personas.

Así, los psicólogos sistémicos asumen una idea general: un sistema, sea el que sea, familiar, de pareja o social, está compuesto por un elemento o más ligados entre sí de tal forma que un cambio en el estado seguirá a otro cambio del sistema; pudiendo llegar a conocer aspectos fundamentales de la patología individual de uno de los miembros del sistema.

Antecedentes de las Terapias Sistémicas

Los antecedentes más destacados de las terapias sistémicas podemos encontrarlos en el psicoanálisis. Ejemplo de ellos son los términos «Madre esquizógena» de Frieda From-Reichman, «Madre perversa» de Rosen o el uso de entrevistas familiares de Bell.

Aun así, los inicios más claros de esta terapia surgieron con el antropólogo Gregory Bateson y su equipo de veteranos en la «Administration Hospital de Palo Alto». Bateson se unió a otros investigadores como Jackson, Haley y Weakland para analizar el sistema comunicacional de las familias esquizofrénicas.

Una de las teorías más interesantes que surgió a partir de sus investigaciones fue la teoría del doble vínculo. Esta teoría explica cómo la contradicción entre dos o más mensajes puede inducir al delirio para escapar de la realidad. Ya que la contradicción implica recibir dos órdenes simultáneas imposibles de cumplir, ya que la realización de una implica desobedecer la otra. Un ejemplo puede ser la expresión «Te quiero» de una madre a su hija que a nivel gestual transmite rechazo o decir a otro «Sé más espontáneo» o «No seas obediente».

De forma paralela en 1962, Jackson y Ackerman fundaron la revista Family Process y Bertalanffy formuló la Teoría General de Sistemas; siendo esta última la teoría que desarrolla una serie de factores comunes a todas las terapias sistémicas.

Aspectos comunes de las terapias sistémicas

A pesar de que las terapias sistémicas son muy amplias y abarcan un gran grupo de disciplinas, existen una serie de aspectos comunes a todas ellas. El más importante es el concepto de sistema que ya mencionamos como «un conjunto de objetos o elementos que se relacionan entre sí».

En su Teoría General de Sistemas, Bertalanffy también destacó el concepto de interacción, presuponiendo de este modo que un sistema implica una interdependencia entre las partes o en el caso de las terapias sistémicas, de las personas implicadas en la relación.

Además, en la Teoría General de sistemas se defiende que cada una de las partes que forma un sistema puede ser considerado un subsistema. De este modo, la familia puede ser el sistema y la relación entre madre-hijo el subsistema.

También es importante diferenciar los sistemas abiertos de los cerrados, aunque no existe un criterio unificado entre los investigadores para la diferenciación de los mismos. Si seguimos la conceptualización de Bertanlaffy, un sistema cerrado es aquel que no realiza ningún tipo de intercambio con el medio, mientras que un sistema abierto se encuentra en constante intercambio con el medio o con otros sistemas.

Por ejemplo, los sistemas de familia cerrados no mantienen ningún tipo de intercambio con su entorno. El estado final depende de las condiciones iniciales de dicho sistema y existe un empobrecimiento de energía progresivo en la unión y sistema familiar.

Teoría de la comunicación humana: una parte fundamental de las terapias sistémicas

De esta observación autores como Watzlawick, Beavin y Jackon de la escuela de Palo Alto y de la derivación del estudio de otros conceptos de la Teoría General de Sistemas surge «La teoría de la comunicación humana«. Esta teoría brinda aspectos e ideas comunes a todos los modelos sistémicos como:

Es imposible no comunicar. Esta teoría parte de la idea de que toda conducta es comunicación, incluido el silencio. Además, considera que se puede a situaciones en las que el «síntoma» sea la forma de comunicación.

Los mecanismos de los sistemas se van autorregulando mediante feedbacks.

Existen dos niveles de comunicación: el nivel digital o de contenido y el nivel analógico o relacional. Si hay incongruencia entre ambos niveles aparecen los mensajes paradójicos.

La interacción está condicionada por las puntuaciones que introducen los participantes. Esto quiere decir que dependiendo de la versión que construyamos de aquello que vemos y experimentamos marcaremos la relación con las otras personas y viceversa. De modo que la falta de acuerdo respecto la manera de puntuar los hechos es la causa de numerosos conflictos en las relaciones.

Existe un sistema de reglas que el terapeuta sistémico debe ir conociendo: las reglas reconocidas, las reglas simétricas, las reglas secretas y las meta reglas.

Escuela estructural y estratégica: Minuchin y Haley

Minuchin y Haley son los representantes principales de esta escuela. Para ellos es indispensable analizar la estructura del sistema para saber el tipo de relaciones que tienen sus miembros y así aplicar el tratamiento.

Ambos plantean que las familias se organizan en torno a alianzas y coaliciones. Por ejemplo, una alianza se define por la proximidad de dos miembros en contraste con un tercero más distante. Mientras que una coalición consiste en la unión de dos miembros en contra de un tercero. Las coaliciones de distintas generaciones son denominadas triángulos perversos (la madre y el hijo contra el padre).

Desde esta perspectiva, el terapeuta utiliza una serie de técnicas para modificar la estructura familiar, desafiando las definiciones de la familia y realizando una redefinición positiva del síntoma. También se apuesta por la prescripción de tareas a ciertos miembros de la familia, la desequilibración -en la que el terapeuta se alía con un subsistema- para provocar una reestructuración de límites o las intervenciones paradójicas de Haley.

Escuela sistémica de Milán: Selvini-Palazzoli, la psicosis en la familia

Esta escuela surge de los trabajos de Mara Selvini-Palazzoli y su equipo. Se centran en trastornos como la anorexia o los trastornos psicóticos, que suelen surgir en familias de transacción rígida.

La escuela sistémica de Milán muestra especial atención a los datos recogidos desde el momento de derivación y del primer contacto. A partir de ahí, construyen una hipótesis de trabajo que van contrastando en el desarrollo de la primera sesión. Trabajan sobre todo con los significados de la familia en relación al síntoma y del paciente identificado con el objetivo de encontrar consensos y no-consensos.

Una de las intervenciones creada por esta escuela es prescripción invariable. Un programa específico para trabajar con familias psicóticas que consiste en dar la misma tarea a toda la familia, tratando de aliar a los padres mediante un secreto, que favorece la separación de los subsistemas, sobre todo el formado por los hijos.

En conclusión, las terapias sistémicas ofrecen otra perspectiva de los problemas y dificultades. Una perspectiva que prima la relación por encima del individuo como foco de trabajo para ayudar a mejorar la vida de las personas. Un camino curioso e interesante que cada vez está cobrando mayor importancia en el ámbito terapéutico.

YouTube
YouTube
Set Youtube Channel ID
LinkedIn
LinkedIn
Share
Instagram
error:
Ir al contenido