Juegos Manipulativos – Parte 2

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El agresivo, ¿cómo lo hace?

Provocar, gritar, enfadarse, acusar, intimidar, para este tipo de manipuladores, la mejor defensa es un buen ataque. Usa la agresividad y la provocación para dominar a las demás y busca crear un sentimiento de miedo a enfrentarse con él. En las personas más agresivas puede llegarse al insulto e incluso a la agresión física. La mayoría de veces se sale con la suya porque los demás ceden para evitar entrar en un conflicto más violento y desagradable punto punto que obtiene, hacerse con el control de la situación, sentirse superior a través de su fuerza y reafirmar su poder. Ojo con puntos si tienes dificultades para confrontar, este tipo de manipulador siempre te ganará la partida.

El seductor. ¿Cómo lo hace?

Te dice lo estupenda que eres, lo bien que lo haces todo y lo fantástico que es estar a tu lado. Juega con tu autoestima, la alimenta para hacerte sentir bien y ganarse tu confianza. A veces puede buscar la cercanía, la complicidad y la intimidad demasiado pronto y con prisas con el objetivo de hacerse imprescindible en tu vida y ocupar un gran espacio para poder manipularte a su favor. ¿Qué obtiene? Sentirse especial, imprescindible, muy importante para el otro, crear una imagen de buena persona que solo piensa en los demás, tener argumentos para que luego cedas a sus demandas. Ojo con las personas que nada más conocerte quieren parecer tu mejor amiga y que se muestran extrañamente cariñosas y cercanas.

El dependiente. ¿Cómo lo hace?

El estilo de pendiente va muy unido al de víctima usando el chantaje emocional y la culpa como punto fuerte de poder sobre los demás. Se establece como un pobre desvalido que necesita de nuestra ayuda porque no puede hacer las cosas por sí misma. Igual que el halagador, también juega con nuestro ego haciéndonos sentir especiales, imprescindibles, salvadores y fuertes. También puede usar la infravaloración como arma. No valgo nada. ¿Qué obtiene? Atención, ayuda, cariño, compasión, eludir sus responsabilidades y provocar sentimientos de superioridad en la persona que le ayuda. Ojo con caer en el rol protector y alimentar una relación perjudicial para ambas, peligrosísima la combinación de un dependiente con un seductor.

Estos estilos manipulativos pueden combinarse entre sí también dependiendo de las circunstancias y personas implicada.

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